Ahora, para conocer
el grado de preparación que esta señora tiene para desempeñar eficientemente
ese cargo, nada más apropiado que saber algo acerca de los conocimientos
que Rosales le haya podido transmitir a ella, a su cónyuge.
Con el fin de
averiguar algo sobre esta cuestión, hemos querido dar a conocer un
artículo que escribimos cuando el hoy prófugo de la justicia venezolana
y ladrón de alto coturno, aspiraba a la presidencia de la República.
Dicho artículo, que llevaba por título el mismo que encabeza
esta nota, se basaba en unas declaraciones del candidato de la oposición
y en las que pone de relieve sus “conocimientos”, sobre todo en
materia petrolera.
”Hasta un recién
nacido –decíamos en el mencionado artículo-, sabe que mientras mayores
sean los ingresos monetarios de una persona, mayores posibilidades tendrá
de mejorar su nivel de vida. De allí que todo el mundo aspire a que
sus actividades sean lo mejor remuneradas posible.
Por ejemplo, un
productor de papas siempre tratará de venderlas al mejor precio
que se lo permita el mercado. Y esto, que sucede en las actividades
privadas de las personas y las empresas, ocurre también con las naciones,
las cuales luchan y hasta van a la guerra por exportar más y por obtener
mejores precios para sus exportaciones.
Esto, que es tan
sencillísimo que, como lo dijimos al principio, hasta un bebé lo entiende,
sin embargo Manuel Rosales tiene enormes dificultades intelectuales
para comprenderlo. Razón por la cual, al intentar de criminalizar al
gobierno del Presidente Chávez por tratar de obtener los mejores precios
para nuestro petróleo, se ha convertido en un traidor a la Patria.
Veamos por qué:
Venezuela, por culpa de los gobiernos anti-nacionales que ha tenido,
es un país monoproductor. Esto quiere decir que sólo produce, en términos
comerciales, un producto de valor, el petróleo. Este producto nos permite
traer del extranjero todos aquellos bienes de uso y de consumo que nosotros
no producimos, pero que son indispensables para una vida digna y civilizada.
Me refiero, por supuesto, a productos que utilizamos en nuestras vida
diaria, como alimentos, medicinas, equipos médicos, cauchos, jabones,
baterías, es decir, todo. Ahora, la cantidad y calidad de los bienes
que importamos dependen del precio que nos paguen por nuestro petróleo.
Si el precio de este producto se incrementara, entonces el ingreso de
divisas aumentaría, lo que nos permitiría importar más bienes
y de mejor calidad; podríamos, en fin, satisfacer más fácilmente
nuestras necesidades. Pero si el precio baja, entonces tendríamos muchas
dificultades para solucionar nuestros problemas de alimentación, salud
y servicios.
En estos momentos,
gracias a la política de la OPEP, nuestro petróleo se está cotizando
a muy buen precio, a un precio razonable y satisfactorio. Esto no parece
gustarle a Manuel Rosales, que pretende acusar al Presidente, tal como
lo hace el gobierno de los Estados Unidos, de ser responsable de este
incremento. Afirma, como si fuera un funcionario norteamericano, que
Chávez presiona a los jefes de estado de los países que integran la
OPEP para que éstos aumenten el precio del petróleo. Bueno, si lo
pudiera hacer, en lugar de ser algo censurable, más bien, como venezolanos,
nos deberíamos sentir orgullosos del prestigio internacional que, bajo
la acertada conducción del Presidente, ha alcanzado el país, y que,
con excepción de los vendepatrias como Manuel, todo el mundo se lo
reconoce. Pero lamentablemente, la realidad no es esa. Y aquí Rosales
además de su inveterada costumbre de mentir, vuelve a dar una pésima
demostración de su supina ignorancia en materia petrolera y en otras
materias como la del idioma, por ejemplo, que lo atropella sin compasión
cada vez que abre la boca.
¿Por qué
se equivoca Manuel y sus compinches del norte? Sencillamente, porque
la OPEP no fija los precios de los hidrocarburos que produce. Este organismo
lo que hace es establecer los niveles de producción, lo cual se hace
por el consenso de todos sus miembros. En este sentido, bastaría que
uno solo de ellos mostrara su desacuerdo acerca de una resolución para
que ésta quedara automáticamente descartada.
Los precios del petróleo,
se fijan en los mercados bursátiles, muchacho; especialmente en la
bolsa de Nueva Cork. Pero si hay que buscar un culpable de los altos
precios de este producto, entonces hay que señalar a Bush por la guerra
en Irak y Afganistán y por las amenazas que penden sobre Irán y Venezuela.
Porque también hay que decir que estos precios responden más a factores
psicológicos que a las condiciones reales del mercado internacional,
que por lo demás, se encuentra suficientemente abastecido. Pero lo
más indignante de este sujeto, es que sale en defensa de las transnacionales
del petróleo, diciendo que debido a los altos precios del mismo, están
condenadas a la quiebra –ni que fuera uno de sus socios, pues-. Todo
lo contrario, Rosales, porque esas transnacionales, debido a lo que
tú llamas altos precios, están obteniendo ganancias como nunca las
han obtenido. Esto lo podrías comprobar si tus esmirriados sesos te
dieran para eso, si analizaras los balances de la Exxon-Movil, pero
que va, eso es mucho camisón pa’ petra.
Y ya para terminar,
si tanto te preocupa el aumento de los precios del petróleo, ¿por
qué entonces no rebajas el precio de la leche que producen tus
haciendas, que fueron adquiridas con los dineros que robaste en la Alcaldía
y la gobernación? ¡ah! ¡ah! ¡ah!
Como hemos
visto, lo único que Rosales le podría transmitir a su esposa, es ignorancia,
malas costumbres y nada más. Por algo dijo que “Todo lo que ella
sabe se lo debe a Manuel”, entonces, amigos, agárrense la cartera”.
alfredoschmilinsky@hotmail.com