El Presidente
Chávez ha impulsado en estos últimos ocho años el despegue de una
nueva Diplomacia en Venezuela, en la cual la Solidaridad, la Integración
con respeto a las diferencias económicas, políticas y culturales de
los pueblos de Latinoamérica, la Defensa a la Soberanía, el Respeto
a la Voluntad de los Pueblos, la Relación directa entre los Pueblos,
la Multipolaridad y la Pluralidad, sean los valores esenciales que determinen
nuestra Política Exterior. Sin embargo el Ministerio de Relaciones
Exteriores aún conserva los antiguos esquemas, estructuras, procedimientos
y actores con los cuales operó en tiempos de la Democracia Bipartidista.
Siendo aún esta
la realidad del MRE ¿Cómo pedirle a esta Institución que gire en
torno a los valores y principios del Nuevo Estado? Eso es pedirle Peras
al Olmo. Para nadie es secreto que aún nuestra Cancillería y muchas
de las Misiones Diplomáticas y Consulares en Exterior no están a tono
con las Transformaciones en el País, de allí la razón por la cual
el Canciller Nicolás Maduro ha resaltado la necesidad de un Reestructuración
profunda de esta Institución.
LA IMPORTANCIA DEL SERVICIO EXTERIOR EN EL NUEVO ESTADO:
El Servicio Exterior es por antonomasia una institución esencial del Estado Moderno y es “per se” un sólido brazo del Ejecutivo, que al estar bien aceitado y preparado, y al ser utilizado debidamente, proporciona una capacidad de respuesta rápida ante las agresiones y acusaciones exteriores contra el país y a la vez permite monitorear en tiempo real, las coyunturas políticas, económica y sociales, que viven los países amigos y hostiles. El funcionario diplomático es un funcionario destinado a defender e impulsar los intereses y metas de la República en todos los escenarios internacionales, pero para ello requiere ciertas herramientas indispensable que garanticen el éxito de esta labor: Idiomas, Técnicas de Negociación, Protocolo, conocimientos del Derecho Internacional, conocimiento de las realidades históricas, sociológicas, económicas y políticas de los países ante los cuales se esta acreditado. Pero al mismo tiempo debe ser honesto y leal a la Patria, respetando sus instituciones y sus autoridades, y alguien compenetrado con los valores de su pueblo.La Cancillería venezolana ha sido desde siempre una institución caracterizada por la politización y el individualismo y aquel argumento que alegan desde las trincheras de la oposición sobre la Desprofesionalización en tiempos de Chávez es un espejismo, basta dar un vistazo al número de funcionarios ingresados por concurso desde 1961 hasta 1998 y compararlo con los Concursos realizados desde el año 2000 para demostrar que es una gran mentira. Ciertamente hubo un esfuerzo de profesionalización notable con la antigua ley del Servicio Exterior de 1961, mediante la cual se introdujo la modalidad de Concursos Públicos para optar al ingreso al Servicio Exterior, lo cual permitió a la institución contar con un buen número de funcionarios preparados, pero estos fueron una minoría, siempre arrollada por los interés de los partidos políticos del bipartidismos, que posicionaron sus cuadros políticos en todos los niveles del MRE.
LA CANCILLERIA DURANTE LA REVOLUCIÓN BOLIVARIANA
El MRE es un Ministerio“sui generis” pues esta dotado de una ley exclusiva para su funcionamiento y su personal tiene características propias que lo diferencia del resto de la Administración Pública. Pese a que la Ley fue Reformada durante el Gobierno del Presidente Chávez, no introdujo mayores cambios en la Estructura Ministerial.
Desde el inicio de la etapa revolucionaria en Venezuela, cinco Ministros de Relaciones Exteriores han antecedido a Nicolás Maduro en la Casa Amarilla, y si bien hicieron esfuerzos por transformar la institución, aún ninguna gestión ha podido cristalizar un Reestructuración Administrativa y Política del MRE, persistiendo aún graves problemas que paralizan el accionar de la institución tales como: Grandes Déficit Presupuestarios en nuestra Embajadas y Consulados, Paralización de Ascensos, Ausencia de política de Retiro y jubilación de funcionarios (algunos con más de treinta años en el Servicio), Ausencia de Políticas de Formación Profesional y de Bienestar para el Funcionario, etc.
A pesar de esto, tres hechos han dado inicio a una nueva etapa de la Cancillería venezolana. El primero fue la publicación del Decreto Nº 3.402 el día 04 de enero de 2004, en el cual se dicta la Reforma Parcial del Reglamento Orgánico del Ministerio de Relaciones Exteriores, incorporando la figura de cinco (5) Viceministros por aérea geográfica, esta acción estaba orientada a tomar el control político del MRE desplazando la vetusta institucionalidad (la cual se caracterizaba por fuertes nexos con la oposición radical) y por otro lado, dinamizar la Política Exterior elevando el nivel de los interlocutores para estrechar el contacto con el Cuerpo Diplomático acreditado en Caracas. En segundo lugar, el 02 de agosto de 2005 se público la Reforma Parcial de la Ley del Servicio Exterior, la cual concedía al Ejecutivo Nacional la competencia de designar el 100% de los Jefes de Misión, favoreciendo así la facultad constitucional presidencial de conducir la Política Exterior. En tercer y último lugar, el día 13 de enero de 2005, se publicó el decreto 3.407, mediante el cual el ciudadano Presidente de la República ordena la Reestructuración del Ministerio de Relaciones Exteriores, al tiempo que se le concedió a la Comisión Reestructuradora un lapso de 30 días para presentar el proyecto de reestructuración.
Pero estos avances no han sido suficientes, aun la Reestructuración sigue sin cristalizarse. Son casi dos años del Decreto Presidencial pero la “Reestructuración” amenaza solo con ser una intención y no una acción.
LA REESTRUCTURACION: UN CLAMOR POPULAR
La incertidumbre y ausencia de claridad en las decisiones administrativas y políticas del MRE, La postergación de decisiones y de planes urgentes y prioritarios como la implementación de la reestructuración, postergación de la ejecución de un plan de Jubilaciones Masivas y revisión de las nóminas de las Embajadas y Misiones diplomáticas, la proliferación de facciones, rencillas y ataques entre sí de los escasos cuadros bolivarianos, la improvisación que se ha vuelto norma ante la ausencia de reglas internas claras, la falta de voluntad política para organizar los cuadros bolivarianos del MRE, etc, son solo parte de los problemas internos que viene arrastrando la Cancillería y dificultan los cambios.
Los venezolanos residentes en el Exterior saben bien que no siempre nuestras Embajadas o Consulados son el lugar ideal para demostrar su apoyo a la Revolución, de allí que sea esta una tarea impostergable, un clamor de la gente para que su voz sea realmente Representada mas allá de nuestras fronteras conforme a la voluntad popular y no en función de los eternos favorecidos de la sociedad.
Son varios los retos que hoy tienen al frente quienes conducen el MRE, tales como: Ordenar la constitución de una Comisión Técnica compuesta por Trabajadores, Diplomáticos y expertos en Planificación y en Presupuesto para elaborar una propuesta de Nueva Estructura Ministerial, Reestructurar el Instituto de Altos Estudios Diplomáticos Pedro Gual con la finalidad de masificar el adiestramientos de los cuadros bolivarianos para que ingresen como personal en Comisión y al mismo tiempo garantizar que los programas de formación para los nuevos diplomáticos de concurso, tengan un enfoque social, político y económico adecuado al proyecto de País contenido en la Constitución Bolivariana, Llevar a cabo un programa masivo de Jubilaciones y de liquidaciones del Personal, haciendo énfasis en el retiro de aquellos que poseen más años de servicios y proyectar un esquema de ingreso por concurso masivo de nuevos profesionales, Crear una Comisión asesora para que realice un estudio y un anteproyecto de una Nueva Ley la cual debe ser Orgánica por el carácter que tiene el Servicio Exterior dentro de la estructura del Estado.
Camarada Canciller tiene Usted por delante una ardua labor, sabemos que Usted tiene la voluntad, el vigor y la convicción para hacerlo, pero sepa Usted que también tiene el apoyo de quienes nunca hemos dudado que la Revolución debe entrar en nuestra Casa Amarilla como garantía de consolidación de una Diplomacia Fuerte, que este en función de esa Patria Grande que todos queremos, no solo ya soñar sino ver.
Este es pues, el mejor momento para empezar con esta ardua labor, dejarlo para mañana significaría dar espacios a aquellos que no desean ver cristalizado este proyecto. No vaya ser que la reestructuración nos quede pendiente de nuevo, pero esta vez para el 2021.
Robinson Zapata es licenciado en Estudios Internacionales y Abogado