En su reciente editorial, "Venezuela's Theoretical Democracy" (10 de febrero, 2007), usted compara al presidente Hugo Chávez con un dictador mientras que simultáneamente reconoce que importantes recursos democráticos se han implementado bajo su administración.
Como Embajador de Venezuela en Estados Unidos, he invertido mucho de mi tiempo tratando de traducir en Washington los esquemas de nuestra democracia, con la esperanza de que se pueda establecer un diálogo meditado entre nuestras naciones, y que con el tiempo, incluso florezca.
Los editoriales como éste, sólo sirven para confundir al público al admitir, por una parte, que Venezuela es una democracia, mientras que por otra parte, se señala que nuestro presidente, democráticamente elegido con el 63% del voto popular, es comparable con Mussolini.
El Presidente Chávez, como usted reconoce, no es el único presidente venezolano al que se le ha concedido el poder de aprobar leyes por decreto, referida en Venezuela como una "Ley Habilitante".
Este poder constitucional, concedido en las constituciones de 1961 y 1999, también fue concedido en 1974 al Presidente Carlos Andrés Pérez, en 1984 al Presidente Jaime Lusinchi, y al Presidente Interino Ramón José Velásquez en 1993. Las constituciones europeas también incluyen cláusulas en sus constituciones que permiten gobernar por decreto.
Thomas Shannon, Subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental, incluso reconoce que, "Es algo válido bajo la constitución... Al final, no es una pregunta para Estados Unidos u otros países, sino para Venezuela".
El Presidente Chávez tiene este poder sólo por 18 meses y puede aprobar leyes en áreas claves dirigidas a eliminar la corrupción, aumentar la eficiencia gubernamental y fomentar mayor igualdad para el desarrollo de los ciudadanos pobres.
Estas leyes, pueden ser modificadas o eliminadas por la Asamblea Nacional en cualquier momento y la población tiene el derecho constitucional garantizado de anular algunas de éstas a través de un referendo nacional.
Desafortunadamente, su editorial refleja el poco entendimiento que es común en Washington hoy en día.
En vez de percibir los cambios sociales dinámicos que se están desarrollando en Venezuela como autoritarios, simplemente porque no coinciden con el modelo económico neoliberal promovido por el Banco Mundial, como el salvador de todas nuestras enfermedades, los invito a que tengan un acercamiento más realista cuando analicen a Venezuela.
Por primera vez en nuestra historia, el modelo económico y político alternativo en el que nos hemos embarcado, el cual es apoyado por una mayoría significativa de la población, está abordando la disparidad entre ricos y pobres y articulando una alternativa que cree un espacio para el fortalecimiento social, económico y político de los que han sido históricamente excluidos.
Esto no es una característica de un mandato dictatorial, sino una nueva manera de visualizar la participación popular y la democracia. En lugar de decidir los términos del desarrollo de los pobres, estamos trabajando con ellos para crear conjuntamente, servicios públicos, programas sociales e instituciones públicas que satisfagan nuestras necesidades colectivas.
Contraria a la idea de que la democracia en Venezuela tiene un "pulso débil", ésta es próspera y se está expandiendo para incluir no sólo a una democracia política más vibrante, sino también, a una democracia económica que por tanto tiempo había ignorado a nuestro pueblo.
De la misma forma, hemos buscado establecer una buena relación con el pueblo estadounidense.
Venezuela continúa siendo el segundo socio comercial más importante de Estados Unidos en Latinoamérica y ha donado combustible para calefacción a bajo costo a las comunidades pobres estadounidenses. Esto como parte de nuestro profundo compromiso de abordar la disparidad económica alrededor del mundo.
Al informar a sus lectores equivocadamente, usted está obstruyendo el diálogo honesto y constructivo entre nuestras naciones.
BERNARDO ÁLVAREZ ES EMBAJADOR DE LA REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA EN ESTADOS UNIDOS.
La versión en inglés de esta carta al Los Angeles Times se encuentra en
http://www.rethinkvenezuela.com/news/02-17-07la.html
Los Angeles Times. Feb 10, 2007
EDITORIAL
Venezuela's theoretical democracy
President Hugo Chavez edges a bit closer to becoming a full-fledged dictator now that he can make laws without legislative approval.
February 10, 2007
VENEZUELA, AS ITS president, Hugo Chavez, never tires of pointing out, is still a democracy. It's just a place where democracy is a little more nonbinding than elsewhere.
To illustrate just how democratic the country is, the 167 members of the National Assembly — all of whom support the president because the opposition boycotted the last parliamentary election — convened outdoors in Caracas last month, to be better seen by the throngs of red-shirted Chavistas gathered in the square, and unanimously voted themselves into irrelevance.
The vote gave Chavez the power to make laws by decree for 18 months, with no need to even use his Assembly's rubber stamp. Seeing as how Chavez already had total control over the judicial branch, how he is taking steps to quell opposition media and how he could have rammed any law he chose through the Assembly with barely a semblance of debate or a whisper of protest, his new powers seem gratuitous. But even symbolic oversight can be messy, bureaucratic and slow. Kind of like democracy.
Venezuela's constitution allows the legislature to cede decree powers to the president, which it has done several times to other presidents and once before to Chavez, in 2000. But normally this occurs in times of fiscal upheaval, not while the nation is swimming in oil revenues. Chavez is expected to use his powers to, among other frightening things, do away with presidential term limits so he can remain in office indefinitely.
Predictably, the opposition newspaper Tal Cual played the Hitler card after Chavez's move, with a front-page banner headline reading "Heil Hugo!" and an editorial comparing the National Assembly rollover to the German Reichstag's vote in 1933 giving Hitler extraordinary powers. Chavez, even more predictably, passed the charge onto President Bush. "Who would be the greater fascist, Hitler or Bush? They might end up in a draw," Chavez brayed the day after winning his new authority.
Democracy still has a faint pulse in Venezuela; any Chavez decree can theoretically be overturned by public referendum, as long as opponents gather signatures from 5% of the electorate. And Chavez, destructive as his economic policies will eventually be to Venezuela, is no Hitler.
Now Mussolini, on the other hand …
FOR THE RECORD:
Venezuela: An editorial Saturday said that Venezuelan President Hugo
Chavez was expected to use his newly granted powers to make law by
decree to abolish presidential term limits. Although Chavez has stated
his intention to seek an end to term limits, he does not have the power
to do so on his own; such a change would require a national referendum.