En respuesta a d'Artagnan

¿El ocaso de una causa? Muy difícil...

Señor Migeot,

Sepa que en su reciente escrito (http://www.aporrea.org/venezuelaexterior/a38282.html) usted me ha insultado en público. Ha dicho que tomo a la embajada de mi país por un cajero automático. ¿En qué se basa para decir eso, en que hago una denuncia? ¿Es que todo aquel que hace una denuncia, es para usted un resentido lambucio que no tuvo éxito en su amago oportunista de sacarle real a alguien? Vaya ausencia de honestidad intelectual. Lo felicito por la facilidad con que, tratando de reducir a otros que ejercen su derecho, se auto-reduce usted mismo al absurdo.

Si usted sintió que había injusticia en mi denuncia pública (que es la forma más básica de Contraloría Popular) hubiera podido escribirme y preguntarme (mi e-mail aparece siempre al final de mis escritos) acerca de las razones que tengo -si es que las tengo- para decir lo que digo. Pero usted supone que no las tengo y prefiere intervenir como un flamante "atercerado" en defensa de un embajador que llamo ineficiente e inaccesible, pero sin usted hacer la debida investigación al respecto.

Bueno, lo de inaccesible tal vez no sea totalmente cierto, depende de quien lo solicite: tanto usted como su propia esposa (que es venezolana), ambos profesores universitarios en Besançon, son amigos personales del embajador -claro que no se atreve a confesarlo en su escrito- y son recibidos por éste con infinita mayor facilidad que el común del... bravo pueblo. El típico amiguismo IV-republicano, de pura cepa.

Pero hablando, justamente, de resentimiento, es perfectamente comprensible que usted salga en defensa de sus amistades... Sepa no obstante que los intereses patrios que yo defiendo son verdaderos Gigantes sin Mácula y sobre todo incompatibles con el cultivo de pequeñas élites, como la que usted parece regar con esmero y candidez primaveral. Si su escrito le ha valido unos cuantos puntos frente al embajador, sepa que frente a la Revolución Bolivariana ha perdido el doble.

Por piedad hacia su persona, paso a contarle a continuación lo que usted NO preguntó antes de salir en defensa de su preciado amigo:

En tres oportunidades he tenido proyectos que presentar a la embajada con la finalidad de obtener apoyo financiero, pero no para mi. Uno de esos proyectos pretendía motivar nuestra embajada a reunirse con las otras embajadas latino americanas y emular algo muy positivo que ha venido haciendo desde hace algún tiempo la embajada española en Francia: financiar cursos de español en las escuelas públicas para los hijos de españoles. Eso me pareció una buena idea, algo que los hijos de los latinos que residen aquí pudieran disfrutar si hacíamos algo al respecto. Ocurre que la embajada española reserva esos cursos exclusivamente a los hijos de españoles, y ello muy estrictamente, sin excepciones. Yo me dije que las embajadas latino americanas podrían unirse entre ellas y encargarse de dar ese... regalito a nuestros descendientes. Por cierto que, antes de ir a la embajada venezolana, no pude evitarlo y fui a preguntar a la embajada de España por qué no se lucían haciendo un pequeño gesto de... historicidad, extendiendo esos cursos a nuestros niños -habida cuenta del origen ibérico de nuestra lengua. Lo cual no sirvió de mucho, pero no me hubiera podido quedar sin preguntárselos. Luego, como soy venezolano, recurrí a mi embajada para plantearles la idea, pero nunca obtuve la respuesta a mi solicitud de cita con el embajador.

En otra ocasión, fue un proyecto de creación de una pequeña escuela de música venezolana en París, con la participación docente de músicos venezolanos que estamos aquí y que queremos promover nuestra cultura, especialmente entre nuestros niños pero también entre el pueblo francés. Eso quiere decir, claro, financiamiento, participación, pero no para mí, ni para los otros facilitadores culturales, sino para nuestra cultura. "Ahí está el detalle", como diría Cantinflas, pues no se trata, en ningún momento, de una promoción artística personal. Pero ninguna respuesta a la solicitud de cita fue lograda, por segunda vez...

Ultimamente, fue una solicitud de ayuda para comprar un pasaje aéreo y viajar a Venezuela para atender a una invitación que recibí de parte de una Fundación cultural, en tanto que facilitador internacional, dando una serie de seminarios musicales -óigalo bien- no remunerados. Se trata de una Fundación cultural modesta, que no disponía de recursos para cubrir los gastos de transporte aéreo, sólo de habitación y de alimentación. Entonces, no teniendo los medios de comprar ese boleto yo mismo, recurrí a la embajada, por ser la institución más cercana que tenemos los residentes en Francia, e hice la solicitud de apoyo financiero -sígame oyendo bien, señor- no para mí, sino para la Fundación (la cual trataba infructuosamente al mismo tiempo de conseguir este pasaje por otro lado). Ese viaje yo lo asumí como una misión cultural, y fue sólo en honor a su reconocimiento por mi experiencia que anulé tres conciertos que tenía en Europa este verano. Usted se equivoca, por lo tanto, al hablar de "artisticidio", no necesito para nada el reconocimiento de que usted habla, ni me interesa. Visite www.myspace.com/xpadilla

Respecto a la invitación para ir a Venezuela, quizás para usted sea difícil de entenderlo, pero es por amor a mis compatriotas que decidí ir allá. Un amor tan fuerte que incluso duele en la distancia, pues ésta lo hace rugir en las venas. No sé si usted podrá sentir lo mismo por sus compatriotas franceses, pero si lo hace, entonces tendrá cómo medir la dimensión de la calumnia que usted me hace, en tanto que venezolano y músico. Sepa que el artista, en su fase adulta, es ante todo hombre o mujer y sólo cree en la complementariedad de la ética y la estética. Pero el caso es que dejé en la recepción de la embajada un dossier completo y, por tercera vez, ninguna respuesta.

Lo que da rabia, señor Migeot, no es tanto que le nieguen a uno lo pedido, sino que no le respondan. Insistí, esperé... y nada. Luego pasé de nuevo y dejé -ya cansado del bochinche- otra carta en la recepción, esta vez solicitando una respuesta por escrito. Y de pronto, wow! qué dinamismo!, alguien me llama de la embajada, y claro, me dice "eso no, una respuesta por escrito no es posible". Qué insolencia de mi parte, y encima mi interlocutor me dice que no tiene tiempo para hablar.

Ya se trataba de la tercera vez que todo contacto con la embajada resultaba imposible. Como usted verá, llega un momento en que uno comprende que las cosas simplemente no marchan como debieran, pues uno... trata que trata por los medios naturales, y no obtiene ninguna respuesta.

Ahora bien, ¿por qué usted quiere poner algún misterio en todo esto, una doble intención detrás de mi acción? ¿No le parece un tanto gratuito?

Sepa que en ningún momento he percibido nuestra embajada ni ninguna de nuestras instituciones como cajeros automáticos, usted no tiene idea del tamaño de su ofensa. En los 20 años que tengo viviendo fuera de mi país (y si quiere saber por qué estoy fuera lea aquí: http://www.aporrea.org/actualidad/a30475.html), ni en los que viví en él pedí ni recibí un sólo céntimo del Estado. Justamente, debido al respeto sincero y meditado que tengo por nuestras instituciones, creo que es mi deber velar, como cualquier venezolano, por ellas. Así como ellas deben hacerlo por nosotros.

Pero usted confunde el aporte de ideas y de proyectos, es decir, la iniciativa constructiva del pueblo con el parasitismo más vulgar; confunde la exhortación a la expansión de nuestra potencialidad como pueblo con la peor expresión de desprecio hacia él. ¿Cómo, padeciendo de semejante incapacidad para discernir entre una cosa y la otra, se puede usted permitir evocar afectaciones psicológicas en mis propósitos tales como resentimiento, megalomanía? No será usted uno de esos que se felicitan precozmente al tratar de leer por detrás lo que tienen al frente? Porque defender, sepa, no es atacar, como aportar no es sustraer ni valorizar desvirtuar.

Y para su fineza de lectura (ya que si no me equivoco, profesor, algunas de sus áreas de interés son la semiótica textual, el análisis lingüístico y el psicoanálisis), sepa, también, que estar arrecho no es exclusivamente estar resentido, ni usar mayúsculas significa exclusivamente gritar. Usted percibe mis adjetivos como grandilocuentes y estima pocos los hechos que éstos co-substancian, pero ¿no se ha dado cuenta que si usted mismo no es capaz de ver los hechos, es decir, si éstos a su entender no existen, cualquier adjetivo relativo a ellos estará siempre demás?

Usted ha podido encontrar al embajador. Yo, por mi parte, he tratado varias veces, sin éxito. ¿Dirá entonces también que veo en él a un padre y por eso actúo como un hijo revuelto? Discúlpeme, pero tal parece su nivel de reflexión.

Sepa que yo he escrito eso que usted llama "disparos" luego de haber actuado como cualquier ciudadano en uso de vías normales (acudiendo a la embajada, escribiendo cartas, llamando), y que ni una sola vez tuve digna respuesta. O sea que no estoy haciendo esto por capricho, sino con razones. Lo que pasa es que quizás usted no haya comprendido la dimensión y solidez del mazo popular que hoy reina entre nosotros, los verdaderos bolivarianos.

Sepa usted también, que no soy la única persona que ha corrido con la misma suerte, la cantidad de correo solidario que he recibido a causa de mis escritos no es irrelevante y da fe del descontento general que existe por parte de la comunidad venezolana en Francia respecto a los oficios de nuestro embajador o de la embajada en general. No somos el mismo pueblo de antes, nuestras instituciones son sagradas y deben permanecer a todo momento asequibles, dentro como fuera del país.

Por último, sepa que los sueldos de nuestros funcionarios públicos no deben ser objeto de vergüenza para éstos, ni por lo tanto confidenciales. Esos escrúpulos son más bien cuarto-republicanos, y es usted quien, al defenderlos, ingenuamente defiende la época de oro del punto-fijismo, no yo. Nuestra patria hoy en día va rumbo al socialismo, si eso a usted le dice algo.

Para la próxima, aprenda a citar a Ortega, y tómese su tiempo e investigue antes de dárselas de mosquetero.

xavierpadilla@9online.fr


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Xavier Padilla


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