La olla de presión

Para que no exploten quién sabe con qué consecuencias, las ollas de presión tienen una válvula de escape. El mismo criterio se tiene que aplicar a una sociedad que vive inmersa en una confrontación permanente, en un estira y encoge que crispa los nervios y enardece los ánimos. Si no encontramos juntos una salida civilizada, vamos a terminar asándonos todos en la misma paila.

Por ejemplo, la vaca es un animal que se divide en partes a la hora de comercializarla. Algunos de sus cortes están regulados para evitar que la voracidad del mercado le quite la proteína al plato del menos afortunado.

Pero ahora resulta que las reses en Venezuela últimamente están naciendo sólo con el lomito, la punta trasera o las partes exquisitas. Y los pollos, igual. Están saliendo mancos, pura pechuga, bien cortadita y limpita, más cara por supuesto. ¿Adónde va a parar el resto de esos animales? Ingrata recordación tenemos de los tiempos de la cuarta república, cuando los productores lácteos preferían echar la leche al río, antes que venderla al precio regulado.

La especulación en el mercado paralelo, llevó al Gobierno a aprobar apurado una ley contra ilícitos cambiarios, que no sabemos si será efectiva a la hora de detener el abuso contra la moneda, la fuga de capitales y el golpe financiero que anda rondando por ahí. Lo que sí está de anteojitos es que los esfuerzos por detener la hemorragia, han elevado los precios a alturas absurdas.

No es posible que la población siga sometida a semejante presión: no saber cuánto le va a costar ir al mercado, comprarse ropa o darse un gustico. Y si a eso le añadimos el accionar galopante del hampa, que secuestra y asesina a diestra y siniestra, sin importar militancia política o color de piel; si le agregamos que vivimos bajo la zozobra del reino motorizado que convierte en un infierno transitar por las calles, nos encontramos con que a esta olla de presión en que vivimos, hay que destaparle pronto su válvula. Los empresarios que andan jugando al caos, así como los ladrones y asesinos que tienen aterrorizada a la población, no saben que si esta vaina explota, será muy difícil que alguno escape a las consecuencias.

Mlinar2004@yahoo.es


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Mariadela Linares


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