Ilícitos Cambiarios y Control de Cambio Paralelo

El argumento presentado por el gobierno como justificativo de la Ley de Ilícitos cambiarios luce razonable como instrumento que eliminaría la especulación reinante sobre “paridad” cambiaria paralela que según el mismo gobierno está sobreencareciendo el precio del dólar permuta.

Lástima que con mucho empirismo y “profesionalidad” deficiente, propia de quienes desde hace varias décadas en tan alto número   han invadido la Administración Pública Nacional, muchos personeros del gobierno actual siguen afirmando sin mayores análisis, que por cierto les están vedados por su misma limitación técnica, afirman, decimos, que si no existiera Control de Cambio los ricos de la derecha nos dejarían sin divisas, que habría fuga de ellas, y bla, bla, blaes. Son declaraciones más políticas que economicofinancieras.

 En primer lugar, para que un rico o un pobre saque divisas fuera del país, llámense dólares   o pesos colombianos, obviamente debe desembolsar los bolívares correspondientes, según la paridad del caso. 

En segundo lugar, si con esos dólares o pesos colombianos no se importa nada y se quedan en el exterior entonces tampoco esos compradores podrían comprar nada en nuestro país si no vuelven a reintegrarlos a cambio de Bs. Con esto la fulana fuga se revierte. Tal fuga operaría sólo una vez

Es más, si admitimos que   esos fugadores no necesitan comprar nada venezolano, resultaría mejor para nuestra economía si salimos de gente que no quiere nada con   economía, con nuestra sociedad.

De manera que eso de que el Control de Cambios busca regular el flujo antipatriota de divisas no es sino la más evidente y contundente demostración de un Estado intervencionista que paradójicamente a través de sus trabas contraloras burocráticas sólo termina frenando la dinámica comercial del mercado exterior.

 Para un país eminentemente dependiente de importaciones para la cesta básica, ese CC se convierte en una de las peores y más perversas medidas que al propio Estado y gobierno les resulta contraproducente económica y políticamente, aunque tal vez resulten muy lucrativas para la plantilla de corruptos que están anidados en dicha Administración pública. Esto se infiere por cuanto un Estado con Control de Cambio   permite a sus gobernantes aplicar todo género de ventajismos frente al Presupuesto nacional al disponer con prioridad de todo el paquete de dólares proveniente de nuestras exportaciones.

  De manera que eso de que el Control de Cambios es para regular el flujo antipatriota de divisas no es sino la más evidente y contundente demostración de un Estado intervencionista que a través de sus trabas contraloras burocráticas sólo termina frenando la dinámica comercial del mercado exterior. Para un país eminentemente dependiente de importaciones para la cesta básica, ese CC se convierte en una de las peores y más perversas medidas que al propio Estado y gobierno les resulta contraproducente, económica y políticamente, aunque tal vez resulte muy lucrativo para la plantilla de corruptos que están anidados en dicha Administración pública.

Digamos que un Estado con Control de Cambio   permite a sus gobernantes aplicar todo género de ventajismos frente al Presupuesto nacional al disponer con prioridad de todo el paquete de dólares proveniente de nuestras exportaciones.

La otra excusa, la referida al estímulo a las exportaciones nacionales para diversificar las fuentes de ingresos de divisas, también representa otro argumento no menos cuestionable. Un país como el nuestro debe dedicarse prioritariamente a satisfacer las necesidades domésticas más inmediatas, y sólo alcanzada esa meta entonces podría pensar en sus posibilidades de exportación. Si las dimensiones de productividad exigen grandes volúmenes de demanda que pasa por un mercado exterior, esto si bien regiría para productos industriales, no lo haría nunca para la producción de alimentos agrícolas.

De resultas,  es un claro mal negocio encarecer los costes de importación para supuestamente abaratar el precio de venta de esas exportaciones a punta de una paridad cambiaria que perjudica a toda la economía nacional y sólo beneficia a los comerciantes y productores de exportables.

Digamos que con el Control de Cambios se esconde una verdadera forma de fuga de divisas ya que esos exportadores adquieren bien barato un dólar preferencial para su insumos, y la paridad cambiaria sólo rige para el resto de los consumidores quienes se ven obligados a resistir los costes inflacionarios que arrastran unas importaciones de elevado coste cambiario, máxime cuando una economía no abastecida con producción nacional destina muchas divisas a las importaciones.

Por todo lo cual, advertimos y sugerimos revisar toda esa errónea política cambiaria, misma que ahora está obligando desesperadamente al gobierno nacional a reformar leyes de vieja data con la flamante Ley de Ilícitos Cambiarios derivados y característicos de un mercado cuyos precios sencillamente dejaron de responder al libre mercado.

Si los Ilícitos cambiarios se traducen en brotes especulativos derivados del mismo control cambiario, la flamante ley no sería sino otra manera de seguir regulando un dólar que podría dejarse 100% bajo exclusivo gobierno del libre mercado.  Si el simple Control de Cambio   en sí mismo no favorece la Economía, ahora con la sobrerregulación de la poca libertad mercantil, la contraproducción será mayor.

De nadie es un secreto que la oferta de dólares de Cadivi ha resultado deficiente e inoperativa en cantidad de dólares y en su oportunidad de suministro. Ahora el Banco Central deberá demostrar que no reúne esas fallas burocráticas lo cual está en duda porque   se trata de la misma administración pública que impera en Cadivi y en el resto de la gerencia nacional en materia económica financiera.,

La política cambiaria controlada por el Estado, además de hambreadora, está lejos de frenar la “fuga de divisas”, y sólo beneficia a los intermediarios del dólar. Estos se mueven desde las mismas oficinas burocráticas hasta el más descapitalizado corredor bursátil.

El Estado a través de esos personeros cae en contradicción ya que afirma que busca regular el precio de dólar más allá de la paridad oficial, con lo cual frenaría la especulación del mercado paralelo    y dejaría al “libre” mercado la fijación del dólar permuta, dejaría que sea el mercado el que fije las oscilaciones sobre la paridad  oficial,   y por otro deja vigente un antieconómico control de cambio que es eminentemente atentatorio contra la libertad mercantil.

marmac@cantv.net



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Manuel C. Martínez M.


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