UN DESAGRAVIO PARA EL TEMPLO DEL FUTBOL
El espectáculo deprimente del domingo pasado, al finalizar el encuentro final entre Caracas FC y Deportivo Táchira, cuando un grupo de desadaptados, vándalos para más señas, de manera inaceptable y menos justificable, arremetieron contra todo lo que se les presentaba por delante causando destrozos y lesiones a personas, funcionarios y periodistas.
Precisamente, esas conductas son las que en el socialismo que estamos construyendo tienen que desaparecer, por ello la prédica constante de nuestro Comandante Presidente sobre la necesidad de crear un hombre nuevo en el que aniden cualidades de tolerancia y amor y la capacidad de actuar con raciocinio.
No es la primera vez que ello sucede, hace unos años, en una final entre los dos equipos sucedieron hechos similares, por lo que no se explica cómo es que los gobiernos regional y municipal, ambos con sendas y numerosas policías, no previeron una situación como la ocurrida y más con los antecedentes ya conocidos,
Si los funcionarios responsables de la seguridad se hubiesen desplegado a lo largo y ancho de las tribunas, otro gallo cantaría pero como siempre se concentran en grupos, aislados de la gente y mientras llegaron donde estaba el foco de la violencia, ya habían sucedido hechos lamentables.
Esas cosas hay que evitarlas para el futuro, para ello se deben implementar actividades formativas desde los hogares y en las escuelas, liceos y universidades y por los medios de comunicación que, en lugar de estar las 24 horas conspirando, deberían dedicar parte de su programación a la formación de conciencia ciudadana, cosa que no hacen y, por el contrario, con sus prédicas negativas lo que hacen es inculcar odio en la mente y en el corazón de los usuarios.
El Estado en cumplimiento de lo que ordena la Constitución ha hecho lo suyo, tenemos una ley de educación que propugna la idea de formar hombres nuevos y mujeres nuevas, lo cual por cierto ha sido inmisericordemente atacado por la canalla mediática, con el cuento de que lo que se quiere es ideologizar a los ciudadanos, los resultados de la acción mediática irracional han sido adversos como el presenciado el domingo anterior en el Templo del Fútbol de Pueblo Nuevo, donde alguien con poder, debería realizar un acto de desagravio al deporte Rey y dejar bien claro que lo que sucedió en la final del fútbol rentado es repudiado por todos y que los vándalos involucrados van a recibir todo el peso de la Ley, para que actos de ese tipo jamás vuelvan a repetirse.-
OTRA VEZ MARCIANO
La verdad que da gusto leer las acertadas opiniones de este escribidor como el mismo se autodenomina, en su última entrega de “Piedra de Tranca” por Vea, de un solo plumazo, destroza con un solo ejemplo la conseja de la derecha, de que este país está hundiéndose irremisiblemente, en caída libre hacia un abismo.
Y eso que apenas dibuja con su prosa lo que él personalmente puede observar; en la súper tienda recién inaugurada para vender pantaletas y sostenes; que tal si recorriésemos el pais con una cámara para registrar en las grandes ciudades la enorme cantidad de centros comerciales que casi siempre están repletos de gente, y se están construyendo nuevos edificios de lujo, con construcción supuestamente de primera en los cuales un apartamento de menos de 100 Mts2 cuesta 800 mil bolívares fuertes, y ya están vendidos, antes de que se terminen; restaurantes de lujo en los que hay que reservar, discotecas de caché en las que no cabe un alma después de las 10 de la noche, en los cines se agotan las entradas, en la peluquerías hay que hacer cola para ser atendido, llega el circo y no le cabe la gente, vienen grupos artísticos del exterior y sus espectáculos, nada baratos, agotan las entradas y no se diga las playas, imposible de disfrutarlas en temporadas altas, y mejor paremos de contar.
Todo ello echa por tierra la matriz de opinión que quieren imponernos de que Venezuela está en recesión.
Ya quisieran los europeos, o los gringos tener nuestras condiciones y que sus clases media y alta, y aquí incluso hasta los estratos bajos, pudieran darse los gustos que aquí nos damos por obra y gracia de la revolución,-