http://www.aporrea.org/actualidad/a102576.html
Definitivamente, las posiciones cuadradas con un solo lado del binomio: gobierno - los demás, impide a algunas autoridades y a ciertos profesionales ver lo que está frente a sus ojos. Esto tiene mucho que ver con el síndrome bíblico de amplia presentación.
Este es el caso: Los dólares que reducen el activo del BCV por causa de su transferencia al Estado ineluctable y proporcionalmente duplican la gestión financiero-monetaria del país. Las necesidades monetarias del Estado deben canalizarse y volcarse en su “presupuesto anual”. Que el Estado pague con parte de los dólares que deben estar allí en su seno y no en otra parte, que si bien pudieron “prestarse” al Estado como una emergencia temporal y coyuntural, no puede convalidar ni crear el mal hábito de esa perversa duplicidad monetaria.
Los dólares retenidos en el BCV son la mejor arma para frenar la Inflación y las devaluaciones ya que las Reservas Internacionales miden el respaldo de la moneda nacional en circulación así como la posibilidad de empréstitos requeridos por el Estado. Y mire que se trata de una perogrullada. La moneda de la renta petrolera obtenida por conversión de divisas en moneda nacional pierde peso adquisitivo justo en la medida que escaseen los dólares disponibles como activo en bóvedas del ente emisor, tal como lo pierde cuando “Cadivi” frena su disponibilidad por entorpecimientos burocráticos de innegable ocurrencia. A buenos entendedores pocos bla, blaes.
Es que los dólares disponibles por el Estado son necesariamente los que se les presupueste anualmente, y ya sopesados y liberados por el BCV. Sólo así este tendría un control amplio, oportuno y parejo del flujo monetario y de las correspondientes actividades mediadas por el dinero de compraventas. Que numerosos directivos inescrupulosos hayan hecho negocios sucios y demás malversaciones y dilapidaciones con esas reservas es otra cosa. No se puede matar la gallina porque se pasen sus huevos. Todos los dólares de la Renta Petrolera deben centralizarse en un sólo ente administrativo estatal, y esto se hizo con el BCV antes de estas nuevas disposiciones gubernamentales. Supóngase que el Estado asuma 100% las funciones del BCV, o lo cierre; bueno, necesariamente tendría que crear otro instituto que ayude a la mejor gobernabilidad y control de la dinámica fiscal monetaria. Ese nuevo instituto sería un Banco Central de Venezuela “II”, de cara a ejercer y tener un control financiero monetario confiable y de admisión internacional.
Lo que omite, soslaya o descuida el respetado autor de este artículo a quien estamos vinculando, es el pequeño detalle de que esos dólares usados por el Estado, de millardos y “millarditos” a través de la cadena Pdvsa- BCV-Gobierno para pagar en el extranjero, bien podrían circular endógenamente a los efectos de aumentar su oferta y doblegar las alzas de su precio, sin tener que recurrir a medidas desesperadas como las que hoy ha tomado el Estado con la supresión o contracción virtual del mercado bursátil nacional, además del control paralelo ejercido por Cadivi.
Por otra parte, la devaluación sufrida por el bolívar no solo se debe al cambio negativo de la paridad Bs/$, sufrida durante el intervalo desde Bs 4,30 del “viernes negro” hasta Bs 4.300,00/$ de hoy ; es que cualquier moneda se devalúa con las bajas o reducciones de las Reservas Internacionales, independientemente de su paridad teórica u oficial. La confianza en las monedas fiduciarias está inextricablemente unida al volumen de divisas fuertes que un país posea en sus bóvedas centralizadas por el ente emisor, y no fuera de él.