Ur gruñe y Urg lo interpreta y corre. El
descubrimiento científico del lenguaje funda la civilización.
Urg toma una piedra y responde. La invención de la herramienta inaugura la tecnología.
La pedrada arranca chispas. El hallazgo
científico del fuego origina cuanto tenemos y destruimos.
Gurg colecta un grano y en vez de comerlo lo
entierra. La invención científica de la agricultura alimenta a todos los
humanos hasta hoy vivientes.
Ggurrg
marca en barro las cantidades de grano que roba. La técnica de la
escritura genera las simultáneas ciencias de la Matemática, la Política y
la Explotación.
Kefruleh
traza moles de piedra que miden el curso de los astros que anuncian la
inundación, y líneas imaginarias que restablecen los linderos después
de ella.
La geometría
posibilita la propiedad sobre las tierras y sobre los infelices que las
habitan.El hombre es el único animal que se crea a sí mismo creando.
Un grupo confisca la tierra y la verdad y
deja a otro el trabajo y la creencia. La división científica entre
funciones genera la división tecnológica entre castas.
Extirpando a un ser humano todas sus funciones
salvo la obediencia se fabrica científicamente el esclavo, según Hitler
el más perfecto instrumento de la civilización. El hombre es el único
animal capaz de destruirse a sí mismo impidiéndose crear.
La creación de esclavos perfectos requiere la
tecnología de la guerra entre clases o países, que a su vez implica la
perfecta destrucción interna de la civilización que la emprende.
Pues toda teoría nace pretendiendo ser imagen
y semejanza del mundo y concluye pretendiendo que el mundo sea a su
imagen y semejanza. La explotación impuesta escinde a los seres entre
trabajadores y parásitos y a las mentes entre científicas y
humanísticas.
Para mantener el
dominio sobre sociedades y seres escindidos se pretende que nada es más
diferente que trabajo, filosofía y ciencia exacta.Por el contrario, nada
se parece más a una sociedad que la imagen intelectual de ella que
intenta hacerla irreconocible.
En
edades de esclavos que hacen todo el trabajo, las máquinas son sólo
juguetes; en épocas de maquinismo, los trabajadores son juguetes de las
máquinas para quienes hacen todo el trabajo.
En épocas de patriarcado padecemos dioses
patriarcales; en tiempos de ciencia objetiva positivista desarrollamos
una narrativa, una pintura, una escultura, una fotografía realistas.
En edades de expansión colonial aprendemos el
lenguaje de los astros que orientan nuestras naves y las dimensiones de
la Tierra que pretendemos devorar.
En tiempos de guerras imperiales desarrollamos el cálculo
infinitesimal que mide las parábolas de los proyectiles y el cronómetro
que permite calcular la posición de las flotas invasoras.
En temporadas de empiriocriticismo
subjetivista inventamos una plástica, una música, una novelística
impresionista en la cual la realidad es inaprensible y la percepción de
ella modificada infinitamente por las variaciones de la sensación y del
recuerdo.
En épocas de
teocracia absolutista se proscribe como delito la investigación
empírica; en tiempos de industrialismo cientificista se penaliza como
depravación inútil la indagación subjetiva sobre la totalidad humana.
En temporadas de Renacimiento algunos hombres
intentan recuperar la espléndida integralidad de las posibilidades; en
edades de Tecnodecadencia todos los hombres son separados en piezas
condenadas a agotarse en funciones especializadas en mecanismos sin
sentido.
El hombre resulta de
la máquina social así como la máquina social resulta de la maquinaria
industrial que la destruye.
Entonces
se descubre que el hemisferio izquierdo del cerebro se ocupa del habla,
la escritura, la numeración, la matemática y el método en forma
secuencial lineal mediante la lógica y el análisis. Y que el hemisferio
derecho se ocupa de las funciones no verbales, los sentimientos, las
imágenes, los colores, la música, los sonidos, la memoria visual, la
orientación espacial, los sueños y el arte, mediante la simultaneidad
visual, la intuición y la síntesis.
Se verifica que los sujetos cuyo hemisferio derecho ha quedado
separado del izquierdo reconocen colores pero no pueden nombrarlos,
entienden instrucciones pero no pueden ejecutarlas.
Así como humanistas analfabetos aspiran a
expresar el mundo sin conocerlo, científicos iletrados pretenden medirlo
sin saber para qué.La coexistencia de Ciencias y Humanidades no es una
aberración: corresponde a las dos funciones primordiales e inseparables
de la mente.
Newton ve caer una
manzana y sintetiza la mecánica del orbe en la Ley de la Gravitación
Universal. Mendelejev sueña con un cuadro de proporciones maravillosas y
desarrolla la Tabla Periódica, columna vertebral de la Química. Kekulé
sueña con una serpiente que se muerde la cola y descubre la estructura
del anillo bencénico, base de la química orgánica. Sin fantasía no hay
Ciencia, ni hipótesis sin ensueño, ni demostración sin inspiración.
Leonardo afirma que sin números no hay Ciencia
y pinta La Gioconda. Poe demuestra que se puede desarrollar un poema
como un teorema, y escribe “El Cuervo”. Julio Verne descubre en La caza
del meteoro la equivalencia entre masa y energía antes de que el joven
Einstein la explique en un seminario en Suiza. Sin Razón no hay
invención, ni creación sin conocimiento, ni verdad sin método.
Quienes confiscaron el mundo separando Razón
de Intuición quieren ahora destruirlo escindiendo Ciencia y
Técnica.Así, la alienación que comienza arrebatando al trabajador el
control sobre el fruto de su trabajo culmina expoliando al creador el
dominio sobre el uso de su creación.
Darwin demuestra el Origen de las Especies mediante la selección
natural del más apto, para que después los racistas lo falsifiquen
imaginando razas superiores con derecho a ejercer el colonialismo y el
exterminio sobre las supuestamente inferiores.
Pasteur entrega desinteresadamente al mundo su
descubrimiento sobre el origen microbiano de algunas enfermedades, sin
saber que la CIA lo va a utilizar para desarrollar armas bacterianas con
ántrax.
María Curie, quien
jamás mató ni una hormiga, muere de cáncer para darnos el descubrimiento
de la radioactividad, y ahí viene Truman y aniquila doscientos mil
seres para demostrarnos que el conocimiento puede matar.Ciencia y
Técnica sin Humanidades carecen de objeto pero Humanidades sin Ciencia
ni Técnica carecen de Sujeto.
El
Sueño de la Razón produce monstruos; mas la Razón sólo duerme cuando
abdica del Sueño de comprender y dominar plenamente sus criaturas.
Monstruo es el destello de la creación
separado del fulgor que lo enciende.
El Monstruo sólo deviene tal porque Víctor Frankenstein lo
abandona.
No martiricemos a
Prometeo por el fuego, sino al criminal que lo expropia para el
incendio.
La escisión entre
creadores y técnicos garantiza que mientras más elevada la invención,
más bajo el uso al cual se la destina. Para ser humanos y humanitarios
recuperemos el control íntegro y unificado sobre Razón e Intuición,
Cuerpo e Intelecto, Ciencia y Técnica.
No es demasiado pedir ahora que transponemos el umbral de la
creación de cuerpos y de mentes que nos superan, de la inmortalidad y de
la omnipotencia.
Ni Ciencia
ni Humanidades pueden vivir o morir por separado porque no son más que
una sola y única cosa: la inabarcable mente humana.
Entonces viene Roberto Hernández Montoya y
escribe un libro alarmantemente sabroso sobre temas tan divinos y hay
que leérselo porque si no se está perdiendo el placer de los placeres
que es el del pensamiento.
brittoluis@gmail.com
http://luisbritto.Wordpress.com http://luisbrittogarcia.blogspot.com
Versión en francés: http://luisbrittogarcia-fr.blogspot.com