La derecha de hoy se parece a la izquierda de ayer

No es coincidencia ni mucho menos un ejercicio de imaginación o aproximación, ejercer militancia en aquellos años fuertes de la cuarta república se convertía en casi una odisea, no solo por la practica represiva que era constante y criminal, esto lo llamaremos lo externo al movimiento de izquierda para ubicarnos de mejor forma; por otro lado, a lo interno el desconcierto en muchas oportunidades reinaba en cuanto a las líneas a seguir y las movilizaciones, era una actividad clandestina y en otras, semiclandestina a través de las pantallas estudiantiles como lo fueron los centros de estudiantes o las entidades gremiales y sindicatos, era una situación si se quiere sui géneris, estamos hablando de los años 70 y principios de los 80.

Nuestra ilusión que nos llevaba a la lucha estaba depositada en algunos líderes en los cuales había plena confianza, hasta la admiración rondaba nuestras cabezas y mentes, que alegría cuando ocurrió la fuga del Cuartel San Carlos, puros cuartos bates suponíamos, se integraban a la lucha y a la dirección del movimiento, el triunfo en las elecciones estudiantiles universitaria y de educación media nos insuflaron cada vez más a continuar en la lucha, igual sucedía en sindicatos importantes y gremios en especial el de los periodistas y otros gremios de profesionales universitarios. Traíamos el recuerdo del porteñazo y el carupanazo, aunque no existía claridad en cuanto los objetivos que se buscaban con estos movimientos donde había gente derecha y de izquierda, recordemos a Castro León por ejemplo.

Todo era una especie de sortilegio o a veces un secreto bien guardado para quienes estuvimos en las bases echándole bolas todos los días, tienen que hacer pintas, las hacíamos, pegar afiches, los pegabamos, lanzar cohetes en el centro, los lanzabamos, ganar las elecciones en la escuela tal o en el liceo aquel, que bonito era todo aquello, sentíamos que la lucha era necesaria, aunque a veces el foquismo nos atraía y rodeaba, pero no importó mucho a la hora de enfrentar al enemigo externo; a su vez no nos dimos cuenta que el verdadero enemigo estaba dentro de nosotros mismos y la historia nos da ahora la razón, muchos nos preguntamos ahora, qué tenían en la mente para aquel entonces dirigentes como Pompeyo Márquez y Teodoro Petkoff por nombrar solo dos, nos engañaban preguntamos, era causa perdida las numerosas muertes y encarcelamientos sufridos, persecuciones a mansalva, todos los sacrificios por los que pasaron muchos camaradas, nunca hubo explicación acerca de ciertas políticas, como aquella famosa “Paz Democrática”, adelantada por el PCV.

O éramos unos mojigatos o la ilusión nos embarcó hacia fines no confesos, en fin, la situación de la izquierda, de desorden, cierta anarquía, rumbos sin rumbo, desapego ideológico, improvisaciones, paracaidismo, protagonismo, sin ningún ápice de luz a la sazón de un túnel que tan siquiera la entrada conocimos, nos fue horadando la confianza cuando un Antonio Garcia Ponce se opuso violentamente a la decisión de la juventud de apoyar a José Vicente en lugar de hacerlo por el gruñon de Teodoro, en fin de cuentas, un escenario donde el espíritu de lucha se degradó ostensiblemente, produciendo dispersión y un mar de gente a la deriva fortuita. Luego se participó en cuanto evento electoral había de la ilegalidad y la semilegalidad se pasó a la actividad política de “masas”, como parte de una nueva política en el campo de la izquierda.

Si hurgamos basta, un poco en la derecha venezolana actual, guardando distancias, podríamos hacer un parangón con la situación de aquella izquierda desasistida y atribulada en el tiempo por la actitud de los dirigentes de ayer que hoy pululan en el terreno sin abono de la derecha venezolana.

El desencanto por los continuos y duros reveses, a la luz del golpe de Estado, la huelga petrolera, las guarimbas, marchas y contramarchas, en el campo estrictamente electoral derrota tras derrota, todos estos eventos fraticidas no han hecho sino inutilizar, disminuir, adjetivizar, consternar a buena parte de la oposición a la revolución bolivariana, la dispersión manifiesta que le ocurre a cualquier grupo humano cuando no hay una dirigencia confiable y crediticia, domina actualmente al antichavismo pasivo y activo, aunque esto no signifique que las próximas elecciones del 26 de setiembre sea un recurso donde no asistan a votar, independientemente de no estar de acuerdo con muchos de los candidatos impuestos a través de la manipulación política electorera, decimos esto, porque a muchos de ellos no les interesa en lo más mínimo la calidad de los candidatos, hasta por una asno con tres orejas son capaces de votar, porque en el fondo es hacerlo contra el gobierno, contra Chávez y sus seguidores.

Ellos conocen y saben lo que está en juego, al igual que nosotros, es por ello, que los esfuerzos que hacen de motivación a votar si es lo que en definitiva se impone serán denodados y de fuerte impacto anticomunista, no les queda otra, es por ello, que la situación de desorganización, falta de liderazgo, protagonismos y en alto grado los niveles de antichavismo, florecerán desesperadamente de aquí a la fecha de la elección. Por nuestra parte, la línea es la participación y la ideologización extensa en aras de conquistar como lo señalan todos los estudios de opinión el triunfo con la elección de más del 66% de diputados y diputadas, la tarea es dura y es la tarea, por ello, confiamos plenamente en la capacidad de medición de probables resultados del pueblo venezolano que demostrará una vez más que está al lado de la profundización de la revolución bolivariana rumbo al socialismo.

rafaelfebles@yahoo.com


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Rafael Febles

Economista. Msc. Seguridad Social. U.C.V.. Militante revolucionario. Locutor. Articulista Correo del Orinoco. Poeta y escritor de la revolución bolivariana

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