Desde que Chávez es presidente, José acude con puntualidad y certeza a cobrar su pensión que, paulatinamente, aumentan hasta haberla llevado a una cifra digna y respetable, como se hace en pocos países del mundo.
Esta mañana estaba en cola en el banco, con otros de la “tercera edad”, para retirar su mensualidad. El ambiente era alegre y festivo.
Entre expresiones de satisfacción y comentarios de distinta naturaleza, agradeció al presidente venezolano que cobrasen esa pensión con puntualidad.
“Gracias a él, gozo de pensión decente y, sobre todo, de la seguridad que en el banco hallaré mis reales”.
Una señora que, desde hacía rato estaba hablando contra el presidente, como opositora rutinaria, en cada sitio donde se concentra gente, le respondió en actitud de superioridad:
“Eso no es de agradecerlo a Chávez, es simple cumplimiento de ley”.
Usó el argumento que la oposición ha puesto a circular para intentar restarle méritos al gobierno, por la puntualidad con que cumple la obligación y el incremento constante de la misma.
José, se volvió con lentitud hacia la dama que así le habló, mientras ordenaba su pensamiento; con parsimonia y sutileza, cuidando que su inesperada interlocutora no se diese por agredida, expuso lo siguiente:
“Si, es cierto, se trata de una vieja ley derivada de las luchas de los trabajadores, pero antes, habitual era que el cajero nos dijese, cada quince y último, lo siento viejo pero el gobierno nada les puso”.
“O que nos depositase una quincena, cuando nos debía seis o siete meses”.
“Que saliésemos a manifestar para que nos aumentase la miseria – porque lo era - asignada o, lo peor y persistente, exigir nos pagase”.
Siguió hablando sin dejar le interrumpiesen:
“Por esas protestas, usualmente frente Miraflores, nos reprimían con plan, bastonazos y potentes chorros de agua”. “En esos agites, más de un viejo, perdió la vida”.
“Mire señora”, agregó el viejo más lentamente, “lo que ahora sucede en España o Grecia. Están aplicando la receta del Fondo Monetario Internacional; lo primero que han hecho es rebajar pensiones, sueldos y salarios”. “Eso amiga”, expresó el viejo con estudiada lentitud, “lo hicieron aquí, sólo que el tiro les salió por la culata”.
“¿Sabe usted que, ahora mismo, el gobierno británico planea aumentar a 70 años la edad para que un trabajador goce de jubilación?”.
“Es decir, la ley existe, pero le aplican como convenga y eso significa agredir a los más necesitados”.
“¿No le parece qué es la misma fórmula que antes nos aplicaron?
“Rebajado el precio del petróleo a siete dólares, para favorecer a los gringos, se tradujo, cuando quienes cree suyos gobernaban, en pensiones miserables para nosotros y hasta en negativa a pagarlas”.
“No es sólo un problema de Ley, sino de voluntad de cumplir con pobres y necesitados. Si los suyos retornaran, pese a la existencia de ley, lo harían con sus procedimientos villanos; entre otros, rebajar o congelar pensiones y hasta dejar de cancelarlas. Esta puntualidad, cobro de aguinaldos de ahora, sólo quedaría para recuerdos de viejos”.
José no sabía que la señora cobraría por primera vez su pensión; dos meses atrás cumplió la edad necesaria para ello; velocidad de respuesta récord nacional. Antes de Chávez, esa gestión tardaba años; hasta resultaba costosa.
damas.eligio@gmail.com