“¡Por fin murió Franklin Brito, ahora tenemos un muerto y una bandera para derrocar al régimen”, exclamaron varios de los dirigentes de la llamada mesa de la unidad. Gabriel Puerta, eterno jefe del carapacho que es BR exclamó en La Florida, frotándose las manos: “no las vamos a comer, ahora si tenemos una razón poderosa para enfrentar a Chávez”.
No habían pasado 5 minutos de la muerte del infeliz hombre cuando la cloaca de globoterror comenzó su campaña necrófila y subversiva manipulando al muerto. El Mata Curas, regresando a Venezuela de los Estados Unidos a donde fue a recibir instrucciones políticas de parte de sus jefes de la CIA y a reunirse con los grupos golpistas allí “asilados” como la periquera Patria Poleo y otros traidores a la Patria; de inmediato se convirtió en pionero de la campaña de utilizar la imagen del fallecido. Con su hipocresía y cinismo habituales, cual fariseo judío, con un falso rostro de compunción y lágrimas de cocodrilo, sobreactuando, vertió su dosis de veneno, su manipulación y sus mentiras.
Franklin José Brito Rodríguez es un caso digno de estudio, un producto del capitalismo, de la ambición, de la manipulación politiquera, de la maldad y el odio, a la que no escaparon su esposa y su hija quienes formaron parte del combo contrarrevolucionario y se enfrentaron torpemente a un gobierno que en todo momento dio muestras de solidaridad y profundo respeto a la dignidad humana de Brito y a sus derechos humanos, el derecho a la vida en primer término.
Evidentemente que el señor Brito dio muchas muestras públicas de demencia que, en su desesperación, acicateado por la desacertada conducción de familiares y de sectores adversos al proceso revolucionario que lo azuzaban prácticamente anunció su muerte por Lucidio al no ingerir alimentos ni líquidos por varios meses. El año 2004 se coció la boca, el año 2005 se mutiló un dedo ante las cámaras de televisión, en grotesco y espeluznante espectáculo necrofílico. En otra ocasión se auto flageló.
En una entrevista que fue transmitida por VTV afirma que su relación con los sectores opositores era para utilizarlos en función de alcanzar sus intereses, vale decir, arrancarle al gobierno cinco mil millones de bolívares viejos. Lo cierto fue que el utilizado fue él. Producto de aquellas conductas públicas, huelgas de hambre, cocerse la boca, mutilarse un dedo, autoflagelarse, siniestros personajes de la contrarrevolución y el terrorismo como Alejandro Peña Esclusa, el entonces director de Globoter, Alberto Federico Ravell y otros de peor calaña, rodean a Brito y se empiezan a utilizar el personaje como parte de un engranaje subversivo internacional movido los sectores de inteligencia norteamericanos, por la contrarrevolución cubano mayamera y la subversión criolla. Eso se hizo más que evidente cuando se declaró en huelga de hambre en la sede de la OEA en Venezuela.
La manipulación de aquella huelga, la pretensión de emparentarla con otra huelga manejada por la contrarrevolución cubana y el imperialismo, la sostenida por Orlando Zapata Tamayo en la Habana, muestran las costuras de un complot internacional que no se desvincula de otras maniobras golpistas criminales como el golpe al presidente Zelaya, el intento de derrocar a Evo Morales, las “Damas de blanco” en Cuba, manipuladas y manipulando el tema de los presos políticos, simples mercenarios al servicio del imperio.
Así como el director de El Nazional justificó la publicación en portada de una foto necrófila tomada el 2009, al más puro amarillismo de Heart y Pulitzer, porque servía a los intereses de la campaña electoral de la derecha antichavista, la anunciada muerte de Brito ya está siendo bandera para enfrentar al gobierno, marcando la pauta Globoterror y voceros miserables como Alcalay, Julio César Pineda, Kiko, el Mata Curas Castillo, Bobolongo Otero y su cloaca mediática de El Nazional, la mafia de los Poleo y su charca de periódicos y revistas, El Universal, la asquerosa emisora Unión Radio, las la ONG´s Foro por la Vida y Sinergia que reciben financiamiento de la Usaid, la cúpula de la Iglesia Católica...
Mientras dure el proceso electoral, la lamentable muerte de Brito será explotada a fondo por la canalla mediática, les será útil para acusar al Gobierno humanista del presidente Chávez de violar los derechos humanos del fallecido. Mentirán a diestra y siniestra como es su costumbre, ocultarán las muchísimas concesiones que desde 1999, la conducta gubernamental de ayudar para que Brito no murieses, llevándolo al prestigioso Hospital Militar de Caracas con la presencia médica permanente de la Cruz Roja Internacional, sin mencionar los muchos apoyos que recibió para que perpetuase la propiedad sobre su fundo.
Esos miserables van a llevar a Venezuela a la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos, instancia de enemigos jurados de Venezuela, maniobra que está amarrada desde hace rato. El gobierno norteamericano presionará a la OEA para que le aplique a Venezuela la Carta Interamericana. Pero el 27 de septiembre, concluidas las elecciones, Franklin Brito pasará a ser un recuerdo que pronto se olvidará, sus asesinos intelectuales, aquellos que lo indujeron a acentuar aquella actitud suicida, que lo manipularon hasta el cansancio, ya no lo necesitarán.
Pero hay que preguntarse: ¿quiénes son los autores intelectuales de esta muerte? porque sin duda los hay, y no son pocos. Como acertadamente dijo el profesor de la UBV, Oswaldo Garrido al referirse al tema: “… insto al Poder Público para que actúe con celeridad ante el caso de Franklin Brito, es esencial investigar y llevar a la justicia a los autores intelectuales de esta tragedia, a los operadores políticos de la oposición sin escrúpulos, manipuladores y asesinos. No puede haber impunidad. Antecedentes existen en la sentencia de la Corte Intencional Penal apropósito del conflicto en Ruanda, quien estableció responsabilidad a los propietarios de medios de comunicación de ese país en la consumación del genocidio de las minorías”.
(humbertocaracola@gmail.com)