Carlos Marx escribía ante
los sucesos de Marzo del 71: “verás que expongo como próxima
tentativa de la revolución francesa no hacer pasar de unas manos a
otras la máquina burocrático-militar, como venía sucediendo hasta
ahora, sino demolerla, y ésta es justamente la condición previa de
toda verdadera revolución popular en el continente. En esto precisamente
consiste la tentativa de nuestros heroicos camaradas de París”
Hoy la comuna no es aquella
fuerza que irrumpió las calles con su furia incontenible, es la incontenible
fuerza del pueblo organizado bajo la enseñanza incólume de Hugo Chávez
Frías, es el verdadero poder popular que se organiza antes de atacar
a la burguesía y que supera con creces su debilidad histórica que
la hizo sucumbir hace tres siglos.
Ayer pude ver con lágrimas
en mis ojos a Fidel de nuevo uniformado, asumiendo su labor ya como
sabio, de ser ductor infinito de la humanidad viviente. Cientos de miles
de estudiante cubanos le escucharon anunciar nuevamente sus terribles
predicciones sobre nuestro devenir próximo. Yo unía su voz a lo que
vivo a diario en Venezuela, a esta comuna cotidiana que despierta las
conciencias de mi gente humilde.
Podrán venir ahora las lluvias
de insultos y descalificaciones sobre mi comandante Fidel, no importa.
Hubo una generación enorme y hermosa, hija de sus sueños infinitos,
que escuchó su plegaria para que asumiéramos la lucha por la paz.
Ver a Fidel de nuevo uniformado me hace saber que es grave el peligro
que vivimos. Pero escucharlo implorar una conducta de lucha y una esperanza
de victoria, me hace remitirme a mi vida cotidiana, a la revolución
que diariamente construimos en Venezuela y sentir lo importante de seguir
adelante.
Aquel sueño de Paris, aquel
marzo del 71, del siglo 18, se repite nuevamente en nuestra era. No
es solo Venezuela, es la inmensa claridad de los hijos de Cuba, más
la de los pueblos que abren sus ojos apenas, la que avizora el llamado.
La Comuna no sólo demostró
en la práctica la justeza de la tesis -formulada por Marx en su obra
El Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte- que afirma la necesidad
de destruir la vieja máquina estatal, sino que procedió a erigir una
organización política de nuevo tipo llamada a sustituir dicha máquina.
Basándose en la experiencia de los comuneros de París, Marx dio un
nuevo paso de importancia extraordinaria en el desarrollo de su teoría
sobre la dictadura del proletariado, llegando a la conclusión de que
un Estado del tipo de la Comuna de París era la forma política
descubierta, al fin, para llevar a cabo dentro de ella la emancipación
económica del trabajo.
Al analizar en su trabajo las medidas sociales y económicas adoptadas
por la Comuna, Marx destacaba la idea de que, por más tímidas que
hubieran sido, su tendencia principal era la expropiación de los expropiadores.
Hoy la historia nos exige una
postura más comprometida, la comuna brumaria del 2.021 es la fuerza
de la Cuba enorme y del Fidel infinito, de la Venezuela rebelde y altanera,
con su conciencia de pueblo enaltecida y empuñando ante todos en este
planeta el grito enorme y encarnizado, por salvarnos de la lluvia radioactiva,
el llamado a las jóvenes generaciones para defender su derecho a tener
futuro, el clamor de toda su voz para pedir la paz.
La comuna es y será el
paso al poder del pueblo. No puede haber mundo sin mundo, pueblos sin
planeta. Para que tengamos victorias hay que presercar la tierra. Ya
no basta la flama de aquellos combates parisinos del 1.817, ya no basta
la furia popular de los obreros en contra de los burgueses, la
comuna hoy somos todos los pueblos que debemos asumir el compromiso
a preservar nuestro planeta, a continuar la historia que tanta sangre
a costado y hacerla llegar al destino soñado por todos los caídos:
la tierra liberada y la sociedad socialista que estamos construyendo.
Venceremos!!!.