Bolívar, revolucionario el hombre

Hay quienes dicen que Simón Bolívar era en su pensamiento un hombre adelantado a su época, seguro él lo sabía, pero su accionar tuvo que materializarse de acuerdo a su entorno y tiempo. Sin embargo, Bolívar dejó al pueblo venezolano su espíritu de vanguardia al indicarnos qué debíamos hacer para tener una patria que resplandeciera entre las naciones del universo y allí sus palabras, en discursos, escritos, cartas y en su acostumbrado hablar. Bolívar fue y sigue siendo un hombre grandioso y admirable a quien hay que acudir en cada situación de la vida, por cuanto él tiene una respuesta a todos los requerimientos que pueda presentarse a los pueblos, en lo político, social y económico, también en el modo de ser de cada persona y la ruta que debe seguir los pueblos que él libertó y amó con toda su alma. He aquí algunas de sus palabras que, por su extraordinario contenido, se debe estudiar y analizar cuidadosamente para comprender en toda su extensión cual es la herencia que nos dejó, y así entender que después de muchos años de su muerte es ahora que se está siguiendo su visionario proyecto, que más temprano que tarde redundará en la felicidad de la patria, y: PARA NOSOTROS LA PATRIA ES AMÉRICA.

Última parte del discurso pronunciado por el Libertador, Simón Bolívar, ante el Congreso de Angostura el 15 de febrero de 1.819; día de su instalación.

“Volando por entre las próximas edades mi imaginación se fija en los siglos futuros, y observando desde allá, con admiración y pasmo la prosperidad y el esplendor de la vida que ha recibido está vasta región, me siento arrebatado y me parece que ya la veo en el corazón del universo, extendiéndose sobre sus dilatadas costas entre esos océanos que la naturaleza había separado y que nuestra patria reúne con prolongados y anchurosos canales. Ya la veo servir de lazo, de centro, de emporio a la familia humana: ya la veo enviando a todos los recintos de la tierra los tesoros que abrigan sus montañas de plata y oro: ya la veo distribuyendo por sus divinas plantas la salud y la vida a los hombres dolientes del antiguo universo: ya la veo comunicando sus preciosos secretos a los sabios que ignoran cuan superior es la suma de las luces a la suma de la riquezas que le ha prodigado la naturaleza. Ya la veo sentada sobre el Trono de la Libertad empuñando el cetro de la Justicia y coronada por la Gloria, mostrar al mundo antiguo la majestad del mundo moderno. Dignaos, Legisladores, acoger con indulgencia la profesión de mi conciencia política y los ruegos fervorosos que a nombre del pueblo me atrevo a dirigiros. Dignaos conceder a Venezuela un Gobierno eminentemente popular, eminentemente justo, eminentemente moral, que encadene la opresión, la anarquía y la culpa. Un Gobierno que haga reinar la inocencia, la humanidad y la paz. Un gobierno que haga triunfar bajo el imperio de leyes inexorables la Igualdad y la Libertad. Señor, empezad vuestras funciones: yo he terminado las mías”


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José M. Ameliach N.


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