Tengo algunos días sin escribir,
no por falta de inspiración la que siempre estará presente, tan
solo por falta de tiempo. Si bien la batalla de las letras es importante,
más lo es la batalla cotidiana, esa de la esquina, de la calle, en
el día a día con quienes integran a esta patria llamada Venezuela,
que si bien emerge en la historia haciendo camino hacia los cambios,
sigue siendo la Venezuela de siempre, la de todos.
Escribir para quienes han despertado
es necesario, escribir `para quienes duermen es imprescindible.
Desde hace días entonces que
tengo que escribir algunas cosas, triviales para muchos, importantes
para mí. El domingo pasado fui invitado a visitar la exposición Fitven,
en el paseo los Ilustres, por mi amigo Vulcano, Jorge Ovalle. Tuve la
alegría de que viniera ha buscarme con la compañía de Martín Guedez,
escritor combativo a quien solo conocía en escritos que hemos intercambiados,
estaba también la camarada Magda Márquez, el pequeño hijo de Jorge
y su esposa.
Entrar a la exposición de
Fitven resultó imposible, la cola era interminable, sin embargo,
hice notar que los únicos descontentos éramos nosotros, pues la cola
interminable de pueblo, era paciente y feliz. Al final no estacionamos
el carro para hacer esta cola y nos fuimos a almorzar, escogimos ir
a Jaime Vivas, en Sábana Grande. En verdad que era importante para
mí este encuentro, sobre todo con Martín, a quien admiro por su verbo
incendiario y claro en este combate cotidiano para abrirle caminos a
nuestra revolución. Martín me resultó un ser exquisitamente lleno
de buen humo, la camarada Magda, quien es una mujer con varias maestrías
en análisis de discurso, me cautivó, como le dije, sería la escogida
si quisiéramos hacer una película sobre Mafalda, su cara ancha, su
cabello cortado a los hombros y su pícara astucia, la calificaban,
-a mi tampoco me gusta la sopa- me respondió cuando le dije esto.
En el regreso de la frustrada
visita a la exposición pasamos por la calle que une a Sabana Grande
con Bello Monte, al final Magda dice: -¡14 hoteles seguidos!- había
contado sólo los de la acera del lado derecho. Yo me reí con
su comentario y tan solo le respondí que esa era conocida como la calle
de los hoteles. La rue de la puterie- por no decirle que la importancia
de esta calle es tan grande que mejor deberíamos llamar a esta calle
la vía Láctea.
Todo este paseo me traía a
la memoria a mi Venezuela entera. A esa Venezuela que a pesar de la
marea política no deja de ser Venezuela, esta hermosa raza que sigue
en las calles, que se ama, que se enamora, que hace el amor cada noche
y de la que nacen cada vez más hijos para hacer crecer la patria. Esa
en la que aun hay muchos que no entienden que carajo es esto de la revolución.
Muchos jóvenes que solo tenían 8 o 10 años cuando tomamos el poder
político, muchos cuya memoria histórica no tiene memoria de lo que
era Venezuela antes de Chávez. Jóvenes que necesitamos concientizar
para que se unan a la patria que estamos fundando.
El almuerzo en Jaime Vivas
consistió en cinco pabellones, muchos chistes y alegrías. Allí
pensaba en lo hermoso que es sentirse entre camaradas. Recuerdo hoy
a mi comandante presidente hablando sobre Domingo Alberto Rangel, quien
nunca aceptó esta revolución sin balas, Chávez mismo decía que el
12 de Abril, cuando el golpe fachista, pensó que Domingo Alberto tenía
razón. Igual el pueblo salió a las calles y volvió a decirnos que
aquí la revolución la hace el pueblo y que se hace a votos hasta que
sea necesario lo contrario. Hablamos, por supuesto de las elecciones
que se nos vienen encima, y yo pensaba en todos esos venezolanos, que
son nini, que salen a seguir disfrutando de esta tierra y no se han
puesto a pensar en lo que pasa. A ellos dedico este escrito, pues de
ellos dependerá la victoria.
Una gran parte de este heroico
pueblo ya marca la ventaja, más de la mitad de Venezuela sabe muy bien
su destino, su importancia en las elecciones del próximo domingo. ¡Que
falta hace la minoría! ¡Que falta hace que le hablemos a todas y todos
aquellos que nacieron en esta patria y no tienen memoria de la cuarta
república y sus atropellos y desmanes contra el pueblo, su memoria
de cómo en Sábana Grande cualquier policía te pedía la cédula y
te metía preso, como mataban impunemente al pueblo y como el hambre
y la miseria era el mapa de toda la patria.
Al salir del restaurante disfrutamos
de los promotores sociales de PDVSA la Estancia. En el boulevard, trajeados
de payasitas y mimos, un excelente equipo de jóvenes se dedicaban a
crear valores a la población. Usar los semáforos, ponerse el cinturón
de seguridad y las buenas costumbres. Todos estuvimos de acuerdo
en que una de las fallas de la revolución de todos es comunicacional.
¡Este trabajo tan hermoso nadie lo conoce! Seguimos adelante nuestra
caminata y regresamos a nuestros deberes.
Estos días son importantes
para la historia no solo de Venezuela. Nuestro ejemplo hace eco en toda
la América. Seguro que Jorge y su mujer, Martín Guedez y Magda, andan
pateando patria proclamando compromiso ante la batalla del 26S, seguro
que esta Venezuela hermosa nos va a sorprender con la victoria más
imponente de nuestra marcha revolucionaria. Es un deber de todas y todos
acercarnos a cada compatriota, en cada esquina, a conversar sobre nuestro
destino, sobre lo importante que es cada expresión y cada voto.
Las calles están llenas de
presagios, pero desde hoy hasta el domingo 26 de Septiembre, tan solo
se debe salir a luchar, a hablarle a cada venezolano de la historia
hermosa que estamos escribiendo. No puede perderse la quinta república,
menos por falta de participación. Hacemos falta todas y todos para
la gran victoria.
Venceremos.