Por primera vez, en unas elecciones parlamentarias, se nota tanto interés en la ciudadanía por ejercer su derecho al voto. Está en juego la vigencia política y la vida de los partidos opositores. Estos Decidieron participar por la vía democrática para disputar el poder. Es un mecanismo de sobrevivencia, mas que una conducta de respeto a las instituciones nacionales que conducen y orientan el proceso electoral. A los oposicionistas no le quedaba otra, ellos vienen de derrota en derrota con sus actos conspirativos.
Esos esquemas implementados en otros países tradicionalmente para derrocar gobiernos y poner otros, sufrieron golpes muy certeros propinados por el pueblo venezolano. Los más notables y emblemáticos fueron el golpe de Estado de abril de 2002 y el paro petrolero 2002-2003. Ya vencidos, buscaron la fuente directa del financiamiento internacional como la National Endowment for Democracy, junto a otros organismos intervencionistas, para crear lo que se conoció como SUMATE, que por cierto hoy tiene una candidata al parlamento. El cinismo llega al límite, pues luego de una campaña de descrédito sin contemplaciones contra el CNE, ahora juegan a las elecciones como un medio de penetrar la política del país. Se espera de ellos respeto a los resultados una vez publicados y ya finalizada la contienda electoral.
El 26 de Septiembre de 2010, los sectores revolucionarios del país, los que apoyamos y respaldamos la revolución y la política del Presidente Hugo Chávez, estamos obligados a ir a votar, es un voto que trasciende lo meramente electoral, para convertirse en arma de transformación y cambio. Se juega el destino del pueblo venezolano. Para mantener la mayoría en la Asamblea Nacional, las dos terceras partes (66% o 110 diputados) deben estar en manos de la revolución “para consolidar la hegemonía y debilitar las viejas fuerzas”. De lo contrario vendrán serios y peligrosos conflictos, que pudieran generar situaciones de desestabilización política, parálisis de leyes que fortalezcan el poder popular y permitan la construcción de una economía de carácter social, contraria a las leyes del mercado. Allí se eligen también a los magistrados del Tribunal Supremo de Justicia, rectores del CNE, Poder Ciudadano: Fiscal, Contralor, Defensor del Pueblo. Ir a negociar a la Asamblea Nacional con la oposición, significa revivirlos y abrirles el camino de una nueva oportunidad de sabotaje. Imaginemos un poco que pasaría con la ley del trabajo, que plantea restituir las prestaciones sociales de los trabajadores, eliminadas durante el gobierno de Rafael Caldera y su ministro Teodoro Petkoff. Esta ley sería atacada y paralizada porque va en contra de los intereses de los empresarios antiobreros.
Sabemos que los sectores humildes de Venezuela, serán los que determinen el triunfo de los candidatos de la revolución, se identifican con su líder y Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Comandante Hugo Chávez Frías, este sector es mayoritario, representa alrededor del 70% de la población electoral. Serán los que en definitiva, le den continuidad al proyecto plasmado en nuestra Constitución Nacional y al Presidente. La vía utilizada por el Comandante Chávez, contra la corriente mundial del capitalismo, la economía neoliberal y reforzamiento del capital financiero, se basa en la producción social, en un estado de derecho y de justicia. Lo que contradice los objetivos del gran poder económico, que observa a Venezuela como la proveedora energética y de recursos naturales para la gran industria y el comercio. Se nada contra la corriente, se construye el camino del Socialismo y el poder popular expresado en las comunas como estructura social. Vamos a votar recordando el himno del Partido Socialista Unido de Venezuela:
“Somos millones una sola voz, un pueblo libre en revolución, somos presente, el gran mañana, vamos forjando la patria soberana”.
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