Lagos antiimperialista

En la reciente visita de George W. Bush a Chile, el presidente chileno Ricardo Lagos canceló una cena. En ella, la seguridad de Bush exigió derecho a cachear a la gente de Lagos. Cachear es palabra gallega que el Diccionario de la Real define como “registrar a alguien para saber si oculta objetos prohibidos, como armas, drogas, etc.”. Esta idea de los “soldados universales” no regocijó al Gobierno chileno.

Los EUA han logrado cautivar a cierta gente de izquierda a través del tiempo y los dólares.

Lagos, heredero de la tradición de Salvador Allende, se aviene al Consenso de Washington, o sea, se deja. Está de moda o, para expresarlo comme il faut: très à lamode. Lo digo así para los sifrinos que se impresionan cuando uno les habla en francés, sobre todo si no entienden. Aquí hay unos tan portentosos que se sirven rechazar a los bolivarianos, que son de derecha mientras ellos sí son de izquierda de verdad. La prueba de que son de izquierda es que trabajan para Bush.

Bien, pullas aparte, que se las merecen (y hasta ahí llego porque no soy hombre como ellos de poner bombas a nadie o de aplaudirlas), el asunto es que Bush se encontró con lo que llamaré el Umbral del Cipayo.

Ah, porque a algunos les quedan principios residuales, como a Lagos, aunque sean los de la honrilla. A ellos, porque aquí la izquierda bushista pide invasión ya.

El incidente tuvo un aledaño desternillante. En cierto salón donde habría una recepción diplomática, unos matones, bueno, unos agentes de seguridad de Bush (los llamo así para no ofender a los lectores de la novísima izquierda bushista) trataron de entrar a la brava, bueno, está bien: con cierta insistencia (esta izquierda bushista sí que es delicada), en el salón por la misma puerta por donde entraban los presidentes.

Los carabineros chilenos, que de represión saben algo desde Pinochet, bueno, de contención (tengo que anotar en mi agenda hacer un curso crash de eufemismos), repelieron a los chicos de Bush. Hubo, pues, una trifulca, una zaragata, una trapatiesta, un zurriburri, entre los carabineros y los soldados universales.

Bush tuvo que rescatarlos y finalmente entraron por donde les correspondía. Los carabineros tuvieron su cuarto de hora de antiimperialismo.

La dialéctica existe.

roberto@analitica.com




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Roberto Hernández Montoya*

Licenciado en Letras y presunto humorista. Actual presidente del CELARG y moderador del programa "Los Robertos" denominado "Comos Ustedes Pueden Ver" por sus moderadores, el cual se transmite por RNV y VTV.

 roberto.hernandez.montoya@gmail.com      @rhm1947

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