Cohetón

Cohetón



En mi pueblo había un personaje al que apodaban “Cohetón” debido a que en una oportunidad, sin intención de su parte, se le escapó un “tiro” en medio de una reunión social que puso en fuga a todos los que lo rodeaban. Nadie se atrevía a decírselo de frente porque tenía muy mal genio y a lo más que se atrevían era a gritar ¡PUM! a sus espaldas, sin que él supiera quien lo hacía. Un día un jodedor apostó con unos amigos a que él era capaz de decírselo en su cara. A tal efecto, entabló diálogo con el personaje y, hábilmente, condujo la conversación hacia el tema de las fiestas patronales y, hecho el pendejo, dijo: “A mi lo que más me gusta de esas fiestas son los fuegos artificiales, ver como se elevan, se elevan y se elevan, SSSSHHHHH, hasta que............”. No pudo terminar la frase porque ya “Cohetón” estaba de pie blandiendo su bastón y mirándolo fijamente le decía: “Revienta, revienta, hijo´e p..”. Demás está decir que el jodedor perdió la apuesta.



Como yo soy medio jodedor voy a decir algo que causará un gran disgusto a un grupo muy pequeño de venezolanos, pero lo haré de manera tan sutil que ellos no se darán cuenta.



Los recursos naturales de un país así como los bienes públicos nacionales, estadales o regionales no son gravables o enajenables, en tanto que los bienes privados sí lo son.
Las deudas que contrae un gobierno legítimo, son legítimas y si un gobierno legítimo no puede honrar las deudas contraídas con organismos o entes internacionales, estos pueden ejecutar las garantías correspondientes.
Las únicas garantías gravables o enajenables de los gobiernos son las rentas provenientes de la explotación de sus recursos naturales, las cuentas que mantenga en el exterior y su participación en empresas comerciales que operen en otros países (Citgo, Veba, etc.). Las embajadas y consulados se consideran una extensión del país, un enclave.
Todos los ciudadanos representados por un gobierno legítimo, aun cuando algunos no hubieran votado por él, son solidarios de las deudas contraídas por el gobierno.
El monto de los bienes (propiedades, cuentas, participaciones, etc.) que unos pocos venezolanos tienen en el exterior (nuestros acreedores) supera con creces el monto de la deuda “legítimamente” contraída y son o pueden ser objeto de confiscación.
El gobierno deudor puede llegar a declararse en atraso en sus pagos o, incluso, en quiebra, supuesto nada descartable sobre todo si se considera que la deuda ya ha sido pagada y “requete” pagada y sin embargo sigue creciendo.


No continúo con esta cadena de razonamientos porque me equivoqué creyendo que el grupo a quien iba dirigido el mensaje no era tan inteligente como “Cohetón”, pero veo que ya están blandiendo un “big stick” dispuestos a asestarme un garrotazo si llego a la única conclusión lógica de las premisas anteriores.



Reconozco que hay algunas lagunas en la cadena de razonamientos, pero llenarlas requeriría un considerable espacio y considero que con lo expuesto es suficiente y que “A buen entendedor, pocas palabras” y que “El que tenga ojos, que vea”.



Felices sueños a quienes tengan bienes en el exterior. Que no se les conviertan en pesadillas.


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Ño Leandro


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