De un tiempo para acá, en Venezuela se estaría consumiendo leche con una calidad nutricional empobrecida como resultado del reciclaje a que es sometido el sobrante de inventario que va quedando diariamente por causa del vencimiento propio de las mercancías altamente perecederas.
Pensamos que semejante e inédito reciclaje responde a las dificultades imperantes en la producción nacional. Estas han constreñido la oferta de una mercancía de vital importancia para la lactancia infantil y para el procesamiento de numerosas otras mercancías donde la leche es materia prima imprescindible.
Ahora bien, mientras el Ministerio de salud apruebe tales procedimientos y considere que estos reciclajes son tolerables para la conservación del potencial nutricional del producto, entonces desde el punto de vista sanitario las cosas “no pasarían a mayores”, pero, aun así, debemos precisar los intríngulis económicos que involucra semejante procedimiento de pasteurización aplicado dos, tres y hasta más veces.
Así, contablemente, la leche retirada de los inventarios por su vencimiento impreso en el envase es tirada a pérdidas, y su monto dinerario ya ha sido precalculado dentro del coste medio de fabricación, razón por la cual a la empresa pasteurizadora y envasadora le resulta muy ganancioso disponer de una materia prima con coste cero (0) que a partir de entonces seguiría vendiendo al precio inicial, no obstante su economía por este concepto.
Digamos que a partir de la segunda pasteurización, esas empresas obtienen una sobreganancia al contar con una leche que les sale gratis, ya que de otra manera deberían abaratar el precio inicial de venta puesto que tal pérdida desaparece. Este abaratamiento resultaría justo ya que cuando se permite reciclar el desecho de la primera pasteurización convierten en ahorro lo que antes cargaban como pérdidas, y porque con una leche obtenida desde los mismos expendios de su detalleo, economizan costes de transporte.
Desde este artículo, urgimos al Estado y a los Ministerios involucrados a tomar cartas en este asunto ya que, por lo menos, y mientras se restablezca el normal abastecimiento de la leche, el precio de la segunda pasterización deben ser inferior al precio de venta de la primera, y el de la tercera, inferior al de la segunda, cosas así.
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