La última asamblea anual de Fedecamaras realizada en Puerto Ordaz tuvo un discurso económico conciliador, pero hipócrita. Sus argumentos principales fueron las empresas básicas, las mismas que intentaron privatizar y que han dado de comer a tantos trabajadores y sindicalistas, algunos de ellos verdaderos párasitos de las empresas a pesar de sus discursos revolucionarios o neoliberales. Pero Fedecámaras no está enfocada en las empresas básicas, les importa un bledo el Plan Guayana, y le importan menos los trabajadores, simplemente han encontrado un discurso político para salirle al paso a las políticas de expropiaciones del gobierno. Le tienen terror a la expropiación, porque es el método más efectivo, aunque no planificado, que ha encontrado el gobierno nacional para desmontar monopolios. Las empresas privadas que han logrado crear sus monopolios con la anuencia del Estado en gobiernos anteriores, utilizan este modelo de concentración de la ganancia para entorpecer las políticas socialistas, sobornar a los funcionarios del Estado, además de financiar planes de subversión. Si los pollos podridos de PDVAL tuvieron más difusión que los miles de cuerpos podridos encontrados en fosas comunes en Colombia durante el segundo mandato del ex presidente Alvaro Uribe, fue porque la verdadera preocupación de la derecha latinoamericana es que gobiernos progresistas pretendan desmontar la estructura económica basada en empresas que no producen, y las que producen algo, han copiado modelos de monopolios para dominar mercados pequeños, que muchos teóricos han definido como ¨republiquitas¨.
Las expropiaciones a las empresas Friosa, Agroisleña, entre otras, han desenmascarado como unos pocos dominan el mercado de producción y distribución de alimentos. Cualquier periodista novato se daría cuenta de la peculiar estructura de empresas para encarecer los productos con impunidad absoluta. Sin embargo, los medios centraron su discurso con los pollos podridos de PDVAL, obviando un detalle muy importante, el principal responsable de ese hecho, un militar de alto rango estaba preso mientras se desarrolla su proceso jurídico. A diferencia de Manuel Rosales, quien juró que le haría frente a la justicia y jamás abandonaría a su Zulia querido, pero no solo se fue a Perú, sino que pretende desde Lima, que se mantengan las contrataciones con las empresas privadas que él dejó asignadas, las cuales hicieron una réplica gigante de la Chinita para las fotos de turistas, mientras la ciudad presenta el índíce más alto de secuestros y la peor distribución de agua potable. Fedecámaras le apuesta a ese discurso, porque una expropiación, significan muchas expropiaciones, prueba de ello son un grupo de acciones de la empresa privada Globovisión que pasaron a manos del Estado. Fedecámaras conoce las debilidades del gobierno nacional, que no se traducen en las políticas de expropiaciones, por el contrario, la debilidad está en funcionarios que se dejan sobornar para retrasar los cambios, al mejor estilo de Henrry Falcón, cuya gestión pasó de la noche a la mañana a ser la más eficiente del país.
En sus ataques Fedecámaras aprovecha la izquierda burocrática que jamás cambió nada y que es nefasta cuando gerencia entes públicos. Sin embargo, el gobierno nacional le sigue apostando a cuatro aspectos básicos para poder avanzar, primero salud y educación gratuita y de calidad; segundo garantizar la alimentación y el empleo. En la alimentación, el gobierno tiene que producir, lo cual implica garantizar créditos de la banca pública y privada al sector. en los países desarrollados, la agroindustria es subdiada por el Estado. Pero además debe controlar la distribución y regular los costos de producción y distribución en todas sus faces. No es fácil, pues al intentarlo se encontrará monstruos como la Polar, la cual se vale de los medios para mostrar la imagen de una empresa tan humanizada que su imagen corporativa se confunde con Venezuela. Es inmoral comparar a Venezuela con una cerveza. En el caso del empleo es más díficil la situación, pues la tendencia mundial es reducir beneficios y despidos masivos. ¿Cuándo se ha visto una asamblea de Fedecámaras para incrementar sueldos?, pues nunca, jamás y odiarán aquel que se atreva incrementar el salario mínimo. El reto para el gobierno nacional en la peor crisis de la economía mundial globalizada, es mantener los empleos y no desmejorar los beneficios. Es precisamente este aspecto el que oculta la asamblea nacional de Fedecámaras cuando se reúne en Puerto Ordaz. Si cayeron los precios del aluminio, porque no se han despedido trabajadores de Bauxilum, Alcasa, Venalum, por tan solo mencionar un ejemplo. ¿Cuánto ganan esos trabajadores, qué beneficios tienen?. Políticamente se podrá decir mucho de la nefasta administración de Víctor Alvarez y Rodolfo Sanz, quienes sin saber nada de producción del aluminio alimentaron falsas expectativas con un discurso revolucionario demagógico, y no hubo nada que aplaudir en su paso por Guayana. Fedecámaras lo sabe y enfila su discurso tergiversando los hechos, inventando otros y negando los más emblemáticos. Fedecámaras va por las empresas del Estado, todas las que son productivas y las que intervienen directamente en la economía para garantizar alimentos, salud, educación y empleo. Están infiltrando los sindicatos y luego los lanzan a la aventura política. Es una guerra económica que impide cualquier diálogo político. Desmantelar al Estado para que el control económico vuelva a una minoría del sector privado, curiosamente la que gobernó el país el siglo pasado.
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