La destrucción nacional

  Debido a que la oposición, en su delirante afán de deshacerse de Chávez, sólo apela a la procacidad, la calumnia y el dicterio, a un discurso vacío de ideas y conceptos, se dice de ella que no tiene proyecto, es decir, un programa racional y coherente. Yo no sé si lo que esta gente tiene in pectore se podría llamara un programa racional y coherente, pero de que tienen un plan de gobierno desde luego que lo tienen. Sólo que por tratarse de un plan de destrucción nacional, aún peor y más trágico que el que pusieron en práctica a partir de 1958, se cuidan muy bien de darlo a conocer, de explicar clara y abiertamente qué es lo que harían en el improbable caso de llegar al gobierno.

   No lo dicen ni lo explican de palabra. Lo que tampoco hace falta, porque la dictadura terrorista de Fedecámaras, apoyada en un solo bloque por los partidos de la oposición y por la CTV, en el poco tiempo que tuvieron en sus manos el Poder dijeron muy elocuentemente cuales eran sus siniestras intenciones, tanto en lo político como en lo económico.

   En lo político, como quedó demostrado, Fedecámaras y sus secuaces lo que se proponían, como en efecto empezaron a hacerlo, era eliminar todo vestigio de legalidad que les impidieran hacer lo que literalmente les diera la gana; hacer con el país, sin restricción ninguna, lo que mejor les pareciera. Por eso habían instaurado un régimen absolutista, un régimen que, al igual que el de Luis XIV, quien acuñó la frase “El estado soy yo”, hubiera convertido a todos lo venezolanos en verdaderos vasallos, en siervos carentes de los más elementales derechos, incluyendo el de la vida, que ya es mucho decir. Esto último lo decimos, porque si fueron capaces de derrocar un Presidente elegido por el pueblo, si tuvieron la impudicia y la avilantez de clausurar la Asamblea Nacional, el Tribunal Supremo, la Fiscalía y el Poder Ciudadano, si participaron en la elaboración del plan de los francotiradores, que llenó de sangre las calles de Caracas, ¿qué les podía impedir, inescrupulosos como son, que volvieran a lo mismo, esto es, a robarse íntegras las reservas de divisas y la renta petrolera? ¿Qué eliminaran todas las conquistas sociales que en lucha contra ellos, precisamente, han logrado los trabajadores? ¿Que anularan todos los contratos colectivos y que privatizaran la salud y la educación, incluyendo la educación superior? ¿Quién o qué les hubiera podido impedir la comisión de estos desmanes? ¿Quién hubiera salido a protestar sin que a punta de patadas y garrotazos fuera conducido a la cárcel? ¿Quién hubiera podido impedir que la tortura y el asesinato político se hubieran vuelto a entronizar en Venezuela? Nadie, porque lo único que hubiera podido servir de freno a los criminales desafueros y desmanes de un gobierno, son las leyes y las instituciones, y Fedecámaras, los Partidos y la CTV las habían eliminado. 

   Y en cuanto a lo económico, las intenciones de los golpistas de la CTV y el organismo empresarial eran las de entregar el país a la voracidad del capital foráneo. Y en esta orgía desnacionalizadora no habría habido una sola empresa del estado ni ningún servicio que no hubiera sido privatizado. Lo que aparte de provocar despidos masivos en esas empresas, se hubiera inducido una recesión que ríete de la provocada por el neo-liberalismo en Argentina y en otros países de Latinoamérica. A la luz de esto, cabría preguntar una vez más: ¿qué podría ganar un empresario con la ruina de su país? Nada. Entonces, ¿por qué los integrantes de Fedecámaras, en vez de trabajar por la recuperación de Venezuela, se empeñan en hundirla en una debacle sin precedentes? Sencillamente, porque ni son empresarios ni tienen país.  

   ¿Ahora, cuál es el plan de hacerse las víctimas? Simple, tratar de silenciar las denuncias que sobre las innumerables fechorías que a cada rato cometen los integrantes de esta mafia, se hacen. Como, por ejemplo, las que perpetra el sector inmobiliario contra sus incautas e indefensas víctimas. Hechos como estos, según ellos,  no se deberían denunciar, porque de hacerse, y un zancudo llegara a picar a algunos de estos estafadores –se muere el zancudo-, entonces el gobierno sería el responsable de inducir este alevoso atentado.  

   Las víctimas de la estafa inmobiliaria debían agradecer a cuanta deidad exista, que el gobierno no esté controlado por la oposición, porque de haberlo estado no sólo se hubiera desatado contra ellas una implacable persecución sino, además, jamás hubieran visto ni la casa ni el dinero. Y todo ello, con el respaldo de Globo Visión, que se ha convertido en el vocero de la delincuencia en nuestro país. 

Nota: Mensaje a los coterráneos de Maracaibo 

  Como tú sabes, maracucho, maracucha, acaba de comenzar la campaña electoral para elegir al nuevo Alcalde de nuestra ciudad. En este sentido, quiero recordarte que en virtud de su estirpe de gladiador, descendiente del General Urdaneta y de Ana María Campos, un nacido en esta tierra, y menos si es chavista, no se rinde ni acobarda ante las dificultades. Por el contrario, lucha hasta el final, se empina sobre ellas, porque sabe que de su lado está la razón, y contra la razón y la verdad, no hay quien pueda, y menos los corruptos y sinvergüenzas.    

    Petkoff, ¿recuerdas cuando al frente de un grupo de hombres armados asaltaste el tren del Encanto y asesinaste a varios guardias nacionales? Tú debías estar pagando casa por cárcel, porque el delito de asesinato no prescriben. Y en cuanto a los asaltos de bancos para obtener recursos para la guerrilla, ¿qué me tienes que decir? Sobre estos y otros delitos, vejete, tú tienes mucho que contar.  

Alfredoschmilinskyhotmail.com 



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Alfredo Schmilinsky Ochoa


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