O como ganar las elecciones sin morir en el intento

El 12 del 12 del 2.012

Siempre vi la revolución como una ruptura violenta ante una sociedad capitalista en la que por la fuerza revolucionaria el pueblo se hacía del poder y comenzaba a construir la nueva sociedad. Era mi Cuba el ejemplo, era la ira del Che en las montañas de nuestra América pregonando la enfrenta. Esa revolución nunca llegó, me quedé esperando mis balas y aprendí que la historia se escribía con distintas letras y tintas. Aprender de la historia que se hace día a día es parte de ser revolucionario. Aquel sueño de guerrillas y banderas llegando a la Habana un atronador 26 de Julio no fue el camino, o por lo menos hasta ahora. Con Hugo Chávez comenzó un camino diferente: las revoluciones democráticas. El voto popular, la democracia, la supuesta libertad que ella encierra, son el camino por el que ahora transitamos. Como dice mi amigo Jhonny Ramos, una revolución como el matrimonio,  en donde hay que dormir con el enemigo al lado. 

Ventajas y desventajas. No era posible seguir atrás del concepto guevarista de la guerra de guerrillas, las revoluciones tomaron el camino electoral, los pueblos aprendieron o descubrieron que podían derrotar al oligarca por los votos y hacerse del poder político en las elecciones de aquellas democracias que durante decenios tuvieron la potestad de engañarnos y hacernos escoger entre dos opciones que eran iguales, entre dos enemigos. Hoy no. Hoy se ha logrado el poder político por medio de la conciencia popular de que podemos poner un presidente “progresista”, por medio de los votos. 

La sorpresa de esta gesta popular aun atolondra a todos los oligarcas. Se les ha quitado el poder político en muchos países, ha nacido un despertar de conciencia popular que se yergue ante el mundo como un nuevo camino ante el cual el imperio debe quedarse callado por que el poder de los votos lo impone: la voluntad popular gana y dispone. Gana y dispone pero seguía al mando el poder económico, sigue. 

Es mucho lo que se ha logrado hacer sin pólvora y sin balas. Pero se sigue durmiendo con un enemigo desvelado. Ahora se comienza una etapa en la que se estatizan empresas, en las que se comienza a darle al pueblo empresas socialistas, empieza a perder el poder económico y entonces, empieza a reaccionar con fiereza en contra de nuestra revolución, en la que la conciencia de clase, base fundamental de los cambios, aun no hace fragua. La pregunta es fundamental: ¿se logrará la victoria en el 2.012? es obligatoria esta victoria, por tanto, es obligatorio que actuemos en consecuencia. 

Además de ser severos en la lucha en contra de nuestra boliburguesia reaccionaria, enquistada en nuestro camino hacia la nueva alborada, se hace necesaria la convocatoria a la nueva patria necesaria. ¿Cómo? Allí está la gran incógnita, que podría ser fácil de responder y muy difícil de hacer: con conciencia de clase social.  Las políticas públicas, los planes de la nación deberán ser muy claros y contundentes. Nuestro comandante nos da luces, la vivienda es un punto fundamental, pero vivienda entendida en un contexto revolucionario: vivienda y trabajo, vivienda y educación, vivienda y salud, todo junto. Nuevas ciudades: ciudades agrícolas socialistas, dijo Chávez al volver de Bielorusia, es verdad, la consabida convocatoria al sur. Venezuela sigue siendo norte costera, con un gran sur despoblado e inerte que es donde está el verdadero poder del desarrollo como potencia. Entonces hay que apretarse las nalgas y hacer revolución. En Irán se hizo una gran fuerza en la convocatoria para los cinturones agrícolas, debemos hacer lo mismo. Lo que dice nuestro comandante es imprescindible para la próxima victoria.  

Todo pasa por una planificación. Familias de tantos hijos menores de diez años, por ejemplo. Censo exacto y planes a mediano plazo. Las ciudades agrícolas, donde quienes asuman el reto estén incentivados por mejores condiciones salariales y de vida digna que quienes deseen quedarse en la urbe. Un llamado ha hacer la patria nueva a las jóvenes generaciones sin espacio, sin futuro dentro de las ciudades actuales. 

Las políticas habitacionales hacia la clase media que se hacen actualmente son necesarias, aun con la conciencia de la capacidad reaccionaria de esta clase social tan desmedidamente entregada a la clase opresora. Solo el pueblo salva al pueblo. Programas y proyectos de ciudades agrícolas que convoque a las jóvenes generaciones son los proyectos que comprometerán al pueblo a darle continuidad a la revolución bolivariana, a mediano plazo, sin el inmediatismo electoral burgués, con claridad de metas a varios años. Casa y comida, casa y salud, casa y educación para la Venezuela revolucionaria y socialista. Es el camino que debe hacerse en dos años, siembra de la ilusión real de la nueva patria socialista.  

El 12, del 12 del 2.012 habrá triunfado un nuevo período revolucionario de seis años si planificamos una oferta de país posible a nuestras jóvenes generaciones. No hay otra salida. La revolución debe hacer la revolución. ¡Venceremos!! 

brachoraul@gmail.com

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Raúl Bracho


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