Siempre vi
la revolución como una ruptura violenta ante una sociedad capitalista
en la que por la fuerza revolucionaria el pueblo se hacía del poder
y comenzaba a construir la nueva sociedad. Era mi Cuba el ejemplo, era
la ira del Che en las montañas de nuestra América pregonando la enfrenta.
Esa revolución nunca llegó, me quedé esperando mis balas y aprendí
que la historia se escribía con distintas letras y tintas. Aprender
de la historia que se hace día a día es parte de ser revolucionario.
Aquel sueño de guerrillas y banderas llegando a la Habana un atronador
26 de Julio no fue el camino, o por lo menos hasta ahora. Con Hugo Chávez
comenzó un camino diferente: las revoluciones democráticas. El voto
popular, la democracia, la supuesta libertad que ella encierra, son
el camino por el que ahora transitamos. Como dice mi amigo Jhonny Ramos,
una revolución como el matrimonio, en donde hay que dormir con
el enemigo al lado.
Ventajas y
desventajas. No era posible seguir atrás del concepto guevarista de
la guerra de guerrillas, las revoluciones tomaron el camino electoral,
los pueblos aprendieron o descubrieron que podían derrotar al oligarca
por los votos y hacerse del poder político en las elecciones de aquellas
democracias que durante decenios tuvieron la potestad de engañarnos
y hacernos escoger entre dos opciones que eran iguales, entre dos enemigos.
Hoy no. Hoy se ha logrado el poder político por medio de la conciencia
popular de que podemos poner un presidente “progresista”, por medio
de los votos.
La sorpresa
de esta gesta popular aun atolondra a todos los oligarcas. Se les ha
quitado el poder político en muchos países, ha nacido un despertar
de conciencia popular que se yergue ante el mundo como un nuevo camino
ante el cual el imperio debe quedarse callado por que el poder de los
votos lo impone: la voluntad popular gana y dispone. Gana y dispone
pero seguía al mando el poder económico, sigue.
Es mucho lo
que se ha logrado hacer sin pólvora y sin balas. Pero se sigue durmiendo
con un enemigo desvelado. Ahora se comienza una etapa en la que se estatizan
empresas, en las que se comienza a darle al pueblo empresas socialistas,
empieza a perder el poder económico y entonces, empieza a reaccionar
con fiereza en contra de nuestra revolución, en la que la conciencia
de clase, base fundamental de los cambios, aun no hace fragua. La pregunta
es fundamental: ¿se logrará la victoria en el 2.012? es obligatoria
esta victoria, por tanto, es obligatorio que actuemos en consecuencia.
Además de
ser severos en la lucha en contra de nuestra boliburguesia reaccionaria,
enquistada en nuestro camino hacia la nueva alborada, se hace necesaria
la convocatoria a la nueva patria necesaria. ¿Cómo? Allí está la
gran incógnita, que podría ser fácil de responder y muy difícil
de hacer: con conciencia de clase social. Las políticas públicas,
los planes de la nación deberán ser muy claros y contundentes. Nuestro
comandante nos da luces, la vivienda es un punto fundamental, pero vivienda
entendida en un contexto revolucionario: vivienda y trabajo, vivienda
y educación, vivienda y salud, todo junto. Nuevas ciudades: ciudades
agrícolas socialistas, dijo Chávez al volver de Bielorusia, es verdad,
la consabida convocatoria al sur. Venezuela sigue siendo norte costera,
con un gran sur despoblado e inerte que es donde está el verdadero
poder del desarrollo como potencia. Entonces hay que apretarse las nalgas
y hacer revolución. En Irán se hizo una gran fuerza en la convocatoria
para los cinturones agrícolas, debemos hacer lo mismo. Lo que dice
nuestro comandante es imprescindible para la próxima victoria.
Todo pasa por
una planificación. Familias de tantos hijos menores de diez años,
por ejemplo. Censo exacto y planes a mediano plazo. Las ciudades agrícolas,
donde quienes asuman el reto estén incentivados por mejores condiciones
salariales y de vida digna que quienes deseen quedarse en la urbe. Un
llamado ha hacer la patria nueva a las jóvenes generaciones sin espacio,
sin futuro dentro de las ciudades actuales.
Las políticas
habitacionales hacia la clase media que se hacen actualmente son necesarias,
aun con la conciencia de la capacidad reaccionaria de esta clase social
tan desmedidamente entregada a la clase opresora. Solo el pueblo salva
al pueblo. Programas y proyectos de ciudades agrícolas que convoque
a las jóvenes generaciones son los proyectos que comprometerán al
pueblo a darle continuidad a la revolución bolivariana, a mediano plazo,
sin el inmediatismo electoral burgués, con claridad de metas a varios
años. Casa y comida, casa y salud, casa y educación para la Venezuela
revolucionaria y socialista. Es el camino que debe hacerse en dos años,
siembra de la ilusión real de la nueva patria socialista.
El 12, del
12 del 2.012 habrá triunfado un nuevo período revolucionario
de seis años si planificamos una oferta de país posible a nuestras
jóvenes generaciones. No hay otra salida. La revolución debe hacer
la revolución. ¡Venceremos!!