Las torrenciales lluvias derrumbaron las viviendas de los más pobres. El barrio ya no era solo el barrio, hay el barrio sustantivo y el barrio emergente, hay los pobres y los más pobres. Esos son los que se quedaron sin techo, los que bajaron a refugiarse ante el llamado y la acción revolucionaria. Es decir los que no tienen nada, quizá ni siquiera conciencia de clase. Los más excluidos de todos hoy habitan en los refugios que nuestro comandante creo para darles esperanzas de vida digna.
Un deber revolucionario que nos compromete a profundizar el compromiso de cambio. Una responsabilidad que no todos comprenden y que debe ser explicado insistentemente a todas y todos. Creo que es un deber el comenzar un proceso de conciencia revolucionaria más profundo porque de lo contrario no sabremos dar la respuesta victoriosa. El mismo comandante, ayer, en su Aló Presidente, pedía la conciencia a los mismos pobres, menos pobres, que reclaman su derecho a la vivienda que sienten vulnerados por los damnificados de las lluvias. Aquí hay que revisar hasta donde el veneno del capitalismo vulnera el desarrollo de la revolución. El concepto del estado como el gran “papá” que todo lo provee debe revisarse en profundidad. La realidad asumida por nuestro comandante no es solo un compromiso que se acaba al acabarse las lluvias. El compromiso, debe entenderse desde ya, va mucho más allá de darles vivienda. Esta gente, la más pobre entre los pobres, necesita techo y conciencia, sobre todo conciencia de clase para que asuman los valores necesarios para la nueva vida que se les debe brindar. Los menos pobres igual necesitan asumir su conciencia revolucionaria para que trascienda su visión de la revolución como el gran proveedor de soluciones. Cuando se dice que solo el pueblo salva al pueblo, debemos entonces entender que es el pueblo quien debe construir las viviendas que necesita, no los chinos, ni los bielorusos, los pobres deberán ser protagonistas de este gran reto asumido por nuestro comandante, y que de esta manera se genera un novedoso y verdadero sentimiento de pertenencia y amor por la solución que con sus manos construyeron. La asistencia que debemos llevar a los refugios es de enseñanza, educar, educar y educar hasta el cansancio en los valores socialistas; en el barrio de los pobres pobres que están damnificados y en el otro barrio que no se cae con las lluvias, en la clase media que se altera porque se le piden espacios para dar el albergue a tantos que se quedaron sin hogar y en toda la Venezuela que se dice revolucionaria.
Hoy nuestra patria además estuvo azuzada por las voces golpistas que tratan de pescar en el rió revuelto de esta tragedia. Globovisión asume nuevamente su traje desestabilizador, parece ser que a esta gentuza le causa alergia la navidad. Su veneno se proyectaba hoy con descaro por su pantalla, claro, les convendría un cierre del canal como aderezo a la situación de la tragedia, más las decisiones acertadas de nuestro comandante y la Asamblea Nacional que le otorgó poderes a Chávez por medio de la ley habilitante.
Es necesaria la toma de conciencia de las fuerzas revolucionarias. Hay que estar al lado de nuestro pueblo y mantener la constancia en que esta lucha asumida por los más pobres de los pobres, se convierta en la gran victoria popular que nos abra el camino a los triunfos que necesitamos para seguir adelante. Que se nos quite de la cabeza la idea capitalista que pretende que todo se acaba cuando acaban las lluvias. Los aguaceros nos bajaron del cerro a los más necesitados, este es un camino largo en el que se debe aprender y poner todo el corazón. Cada Ministerio a desocupado sus dos primeros pisos para dar albergue a los camaradas afectados. Hay que estar de su lado y darles toda la atención que requieren, hay que subir al cerro a explicar lo que pasa a los que se quedaron en casas más seguras, hay que hablarle a los compañeros que trabajaban en esos dos pisos que le brindamos a los necesitados para que asumen esa patria que ellos no conocian, hay que enseñar a la patria esa Venezuela invisible que las lluvias nos trajeron. En la toma de conciencia y compromiso, en la constancia y la permanencia en el compromiso con los más pobres de los pobres, está el secreto de la conciencia liberadora que sembrará las raíces profundas de la revolución que profesamos. Es el momento estelar para hacer la revolución. Las tierras del sur del lago deben ser rescatadas, las familias resguardadas en refugios deben ser educadas con la conciencia del cambio, al igual que los que luchan al lado del ideal bolivariano. Solo la unidad y el cerrar filas firmes al lado de nuestro comandante presidente nos dará la victoria.
“por los pobres de la tierra, quiero yo mi suerte echar” ( Martí)
Venceremos.
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