Los grandes hombres y los grandes procesos demuestran su temple, compromiso y claridad estratégica cuando confrontan grandes dificultades. Allí están los históricos casos de Bolívar (el hombre de las dificultades), la revolución Rusa frente al ejército invasor alemán, el Cacique Guaicaipuro y su nación aborigen resistiendo al invasor español, Ho Chi Minh y su pueblo resistiendo y derrotando al imperio gringo, Fidel castro y el pueblo cubano derrotando la invasión yanqui en Playa Girón y resistiendo un brutal y asesino bloqueo por más de 40 años, etc., todos sometidos a difíciles pruebas, respondiendo adecuadamente y superándolas.
Algo parecido ocurre con la revolución bolivariana y su líder Hugo Chávez, que desde el mismo momento de su ascenso al poder ha tenido que enfrentar los embates de la naturaleza y un maquiavélico plan conspirativo para destruir esa esperanza de transformación y redención social.
Es así como tuvo que responder ante la naturaleza que se ensañó con el pueblo de Vargas, demostrando la convicción revolucionaria y solidaridad humana como sustancias de su temple, dando inmediata y efectiva respuesta a aquel triste hecho. Luego el cruento golpe de estado de abril 2002, que fue derrotado por el amor popular, por el espíritu de consolidar la esperanza de bienestar colectivo de todo un pueblo. Y aunado a este abominable evento, la mortífera traición por parte de connotados dirigentes del proceso, que saltaron la talanquera para defender privilegios y canonjías personales, retratándose al lado de los golpistas. Posteriormente el golpe económico en diciembre, enero y febrero 2002 – 2003, con una cruel e inclemente postura fascista por parte del sector empresarial y político de oposición que casi pone de rodillas al gobierno y al pueblo, pero ambos juntos se empinaron también por encima de esta dificultad y lograron disolver tan maquiavélico plan.
Ahora la naturaleza lanzó una prueba y un llamado definitivo, una advertencia sobre la necesidad de asumir posturas más radicales de consolidación revolucionaria para salvar a la pachamama, elemento vital para salvar a la humanidad.
Primero la naturaleza nos sometió a una agobiante sequía, que puso en jaque el aparato productivo y casi nos conduce a la oscuridad al secarse los embalses generadores de energía, pero el gobierno y su líder respondieron acertadamente a esta desesperante situación. E inmediatamente cayó un diluvio sobre el país, con torrenciales y continuas lluvias que inundaron pueblos, destruyeron cosechas, produjeron derrumbes y acabaron con viviendas dejando en la calle a más de cien mil venezolanos. Y aquí nuevamente se ha demostrado la grandeza de esta revolución y su líder, quienes guiados por el profundo e inmenso amor por su pueblo, una vez más se empinaron por encima de la dificultad y han volcado toda la solidaridad nacional e internacional para socorrer y devolverles su condición humana, su condición de ciudadanos, a los miles de damnificados dejados por las lluvias, a quienes les han creado espacios para el refugio temporal mientras se les entrega viviendas dignas. Todos sin excepción son atendidos adecuadamente, desde todo punto de vista, en una demostración de que en revolución lo importante es el ser humano.
Ahora vienen las grandes decisiones: o seguir en el tira y encoje con la apátrida, perversa y capitalista oposición “venezolana” y su mentor el imperialismo estadounidense ó avanzar en la construcción definitiva de la sociedad de los iguales, del amor, de la justicia, de la equidad; la sociedad humanista, la sociedad socialista.
Sin dudas el destino de la humanidad nos reclama avanzar en la ruta socialista, para lo cual es necesario asumir con voluntad revolucionaria:
1) Rescatar el partido de vanguardia de esta revolución como lo es el PSUV, poniendo en práctica todos los postulados teóricos y organizativos expresados en el Libro Rojo; asumiendo este requerimiento con el elevado espíritu unitario que la coyuntura reclama, sin soslayar la existencia de diversidad de opiniones, ideas y criterios, que en lugar de separarnos deben permitir encontrarnos, entendiendo que tenemos un objetivo común: liberar a nuestro pueblo y a los pueblos del mundo de las cadenas opresoras del capitalismo.
2) Realizar un serio esfuerzo de consolidación del Poder Popular, que no es otra cosa que el pueblo participando, organizándose, debatiendo y decidiendo su destino: qué quiere, por qué lo quiere y cómo lo quiere, para lo cual es necesario revisar seriamente el funcionamiento de los Consejos Comunales, con lo cual rectifiquemos practicas y esquemas que puedan impedir su desarrollo como fuente de Democracia Participativa y Protagónica, para relanzarlos con el combativo espíritu popular y construir las comunas como espacio vital del autogobierno del pueblo en la ruta a la sociedad socialista.
3) Aplicar sin cortapisas ni controles jerárquicos las tres erres al cuadrado en toda la administración pública, para ponerla a tono con la necesidad de servir con eficiencia, humildad y espíritu revolucionario, para dar respuesta a la exigencia planteada de superar el estado burocrático y corrupto, por un estado socialista.
4) Consolidar el camino socializador de
nuestra economía.
(*)Vocero Red Nacional de Círculos Bolivarianos
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