La década final

El color de la ceniza me tiñe de plata mi historia, atrás quedó  la primavera fogosa de los años jóvenes que aun sigue latiendo en la memoria. La navidad toma mi ser que se llena de melancolía, la vida es dura. Amarga e implacable no se detiene un momento en su desplazamiento hacia el final, hay que aprender entonces a recoger las cosas que nos dan sentido, que perfuman de azahares  nuestro paso, entonces el compromiso por entregar lo que nos quede en batalla por la justicia y la igualdad, por el amor como fuerza suprema que brinde felicidad a todas y todos los que comiencen sus vidas. Con el cabello gris mi sed de amor y de cambios antes que detenerse se hace cada vez más grande. 

Ante el alfabeto de la América nuestra que se crece, que desde los remotos tiempos aprendió a leer las estrellas, que vive de luz, de fuego, de perfumes, de plumas. La América del gran Moctezuma, del Inca, de Machu Pichu, esa América que tiembla de huracanes de historia me acompaña. De estos pies que son los míos, llenos de polvos de tantos caminos, hoy vamos uniendo pisadas hacia un momento majestuoso en la vida de nuestro universo y en nuestra propia vida. La década que empezaremos a transitar en pocos días, está marcada en los calendarios de todos nuestros ancestros como un tiempo de cambios. Los Mayas pronostican dos años para el final, sobre estas mismas fechas, en el 2.012 nuestro planeta se ubicará en un lugar donde sucederán cosas incomprensibles para nuestras mentes alienadas a una realidad de mercados. Sea como sea, ya vivimos a diario el descalabro climático que acompaña la crisis de un capitalismo asfixiado que patalea con demencia por sobrevivir, sea como sea, las crisis y el hambre, la guerra, la muerte, las bombas, la calle y el llanto de muchos despiertan a la humanidad entera que se comienza a levantar, a despertar ante el abismo. 

Que nuestro himno soberbio vibre, trajín de hierro y fragores, paso veloz, acerado, timbres, trompas, paso de ruedas de carretas, voz de campesinos, rumores humanos sobre la nueva era, clamor de voces unidas en el canto a la vida. Una América con un pulso alterado y pujante  abrirá las puertas de los cielos, con todos sus hijos mirando en las estrellas polares el designio escrito por los astros que obliga a los corazones de todos a marcar su huella en el cielo por obra de la ley eterna que el ritmo del orbe gobierna. Que el decenio consagre en nuestra tierra el cementerio para el valor del dinero que explotaba a los obreros, las armas que destruían ciudades y culturas, polvo que entierre la memoria de un mundo lleno de anaqueles de basura que nos vendían y envenenaban, para que sobre ese polvo final del destino de la historia, comiencen a brotar pequeñas flores de todos los colores para remozar la vida, comiencen los nuevos pueblos a construir un mundo nuevo, de justos, de amorosos compañeros solidarios, sin hambre, sin explotación, sin poderes que opriman a nadie, sin gobiernos lacayos y egoístas.

Que esta década que empieza, en la que seguramente terminaré mis días, siga su andar y su marcha por la historia y que sobre el polvo que cubra mi cuerpo el día que llegue mi último aliento, se pueda saber en el olor del aire y que corra por los vientos al mundo que hay en la tierra una América. 

Mis ojos se despedirán con el noble suspiro de la esperanza sembrada que brota, mis amigos y mujeres se perderán en el tiempo y las memorias, nada de eso es importante, fue solo mi vida que se acaba, fue cierto y fue hermoso, otras pisadas borrarán quizá aquella que dejé sobre los adoquines de Saint Germán cuando fui a buscar en Francia a los poetas, la piel ardiente de las mujeres que amé será superada por la piel de los hijos y los nietos, igual  sucedió siempre de esta forma. No importara para mí el final de mi camino siempre que mis huesos se hagan polvo sobre la ruta a la victoria. 

Mi Venezuela que se levanta cada vez más infinita, como faro para la América y el mundo, que comience su canto eterno de ser soberana y libre. Mi comandante y mi pueblo sabrán obtener todas las victorias  ¡Que viva la vida, hermanos! Sigamos andando por estos caminos de cantos y de sueños. Venceremos!! 

brachoraul@gmail.com  
 


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Raúl Bracho


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