A mi camarada Fernando Soto Rojas
Otro 23 de Enero aparece en el calendario, sin que los revolucionarios hayamos recuperado del todo esa fecha. Otra vez en medio de la aun no superada confrontación de los tiempos que corren. Con el ingrediente de que los cuartorepublicanos lograron una representación parlamentaria importante.
Bueno recordar para esta fecha, a nuestro camarada Diego Salazar, él, desde la eternidad nos contempla. Útiles sus reflexiones a propósito de esta fecha, en su libro "Los Últimos Días de Pérez Jiménez: “…Las nunca satisfechas y más bien crecientes necesidades primarias de las masas; el ascenso de la potencia del pueblo luego del derrocamiento de la tiranía, el ejemplo de la Revolución cubana y la creciente represión y persecución contra el pueblo que el Pacto de Punto Fijo emprendió contra los trabajadores; fueron las razones, que hacían urgente la toma de aquella decisión: responder con la guerra del pueblo a la guerra que los poderosos nos imponían. Aprobar en el seno del Partido Comunista el prepararnos para la guerra de clases que se nos venía encima o estaba allí mismo, frente a nuestras narices, para frenar el ascenso en las luchas del pueblo fue una necesidad. Así entrábamos a la famosa década del 60. Un tiempo de fuego, de acción intensa, de lucha de clases en su máxima expresión. Una década volcánica, huracanada, violenta, dramática e inolvidable. Fue una guerra donde los revolucionarios venezolanos nos empleamos a fondo. Donde muchos, muchísimos de nuestros más nobles y queridos camaradas murieron asesinados, torturados o en combate, sembrando con su ejemplo de firmeza y dignidad nuestra memoria, como un tatuaje indeleble, el suelo patrio y la historia. Fue una lucha desigual e implacable donde se obtuvieron importantes victorias y aciertos; se cometieron grandes y lamentables errores (de derecha: La claudicación conciliadora y la falta de mentalidad de poder, vacilaciones, electoralismo, etc. De izquierda: vanguardismo, terrorismo, foquismo, militarismo). Una guerra que, concebida desde una dirección con mentalidad pequeñoburguesa, apostó al triunfalismo inmediatista y cortoplacismo imperdonable, que hizo caer en la impaciencia y luego en la más vil traición a personajes que hoy son estrellas de la derecha. Una guerra que así planteada, se prolongó más allá de lo previsto por una dirección oportunista, acostumbrada a las prebendas de las negociaciones. Por supuesto que en unos cuantos años fuimos derrotados, pero solo transitoriamente, porque históricamente nuestra voluntad hará el triunfo nuestro.
Hubo también quienes atemorizados en las duras horas del combate y la derrota, vieron venirse una catástrofe y se fueron para siempre de este camino, pasándose incluso, algunos, al campo contrario. Porque es inmensamente más difícil ser revolucionarios en tiempos críticos, que en las cómodas poltronas de las instituciones y ante las luces de los medios.
Hubo también quienes confundidos o asustados se replegaron del camino, pero luego, poco a poco han regresado, sumando fuerzas de una u otra forma. Y por supuesto, los que resistieron de manera heroica, los que nunca se doblegaron, ni aun cuando quedamos en la más oscura soledad ante la persecución mas terrible.
Por todos ellos, por las luchas presentes y futuras, recuperemos las fechas que al pueblo pertenecen, no dejemos que roben y secuestren nuestro pasado. Fernando es de esta estirpe, de los que nunca se doblegaron, sus palabras y sus manos humildes, están llenas de esta y otras fechas, y su piel, curtida de los nombres de aquellos que perseveran siempre. ¡En hora buena su designación al frente de la Asamblea! Le entra a uno un aire fresco en los pulmones al escuchar el acento de su voz campesina y comprometida.