Este cambio se hizo realidad porque fue la consciencia colectiva la que proporcionó la tierra fértil para el crecimiento del movimiento social de izquierda que Chávez encarnaba. Chávez aprovechó el momento, pero él no lo creó...
En el contexto de lo que dice el título del artículo, pienso, que el reto de una sociedad no consiste en pugnar por que todos sean iguales…, y no me malinterpreten, ¡ojo!… porque lo que pretendo decir es ‘que el reto consiste en darles a todos, por lo menos, la seguridad de una supervivencia básica digna, de modo que cada uno tenga la oportunidad de elegir qué más quiere a partir de ahí’.
Hemos vivido durante mucho tiempo en una sociedad donde prevalece el servicio desinteresado al prójimo y el excesivo egoísmo antes que el amor. La mayoría de la gente cree en la filosofía del egoísmo, y por eso no les interesa el sufrimiento de las masas, la opresión de las minorías, el silencio de los sin voz, el enojo de las clases inferiores y las necesidades de supervivencia de cualquiera que no sean ellos y sus familias inmediatas… La incapacidad para experimentar el sufrimiento de otro como propio, es lo que permite que continúe tanto sufrimiento en el mundo…
Hay que cambiar la conciencia de grupo… ¿Cómo se cambia la conciencia de grupo? La mejor forma de cambiar la conciencia de otros es por medio del ejemplo. ¿No es acaso un ejemplo para el país y extra fronteras el que está dando Chávez con su humildad, recto proceder, solidaridad y su total entrega por los más necesitados y olvidados?
Su enérgica personalidad y recio verbo sin ambigüedad ni nada de irse por las ramas, y su connatural estilo de hablar y decir las cosas por su nombre de pila, lo hace ser respetado y temido por propios y extraños…
En India, una Santidad de nombre Sai Baba, con su ejemplo y como Reformador Social y Espiritual de esa nación, está revolucionando todos los estamentos sociales y espirituales de ese país. Él con más de 84 años de vida ejemplar y con más de 500 millones de fieles seguidores en el mundo, se remite a decir una y otra vez “mi vida es mi mensaje”, y como filosofía de vida no se cansa de preconizar que: “todos los seres del mundo sean eternamente felices” . ¿Y qué ha logrado en ese tiempo? ¡Ha logrado remover los oxidados paradigmas y viejos cimientos, que oscurecieron sin misericordia el sistema de castas y el sufrimiento de millones de seres humanos en ese país!!
¿Antes de arribar al poder qué hizo Chávez para que su mensaje calara en el pueblo? Chávez, con una dialéctica y praxis sin medias tintas le habló al pueblo con la ‘verdad verdadera’ (valga la redundancia). Utilizo, a diferencia de los líderes de la IV República, un verbo llano, frontal, humilde, coherente y sin ápice de falsedad. Y sobre todo no engañó, no mintió, ni le ha mentido a su pueblo. He allí donde estriba la diferencia con los políticos de viejo cuño, quienes reiteradamente utilizaron la vieja práctica de engañar deliberadamente al pueblo.
Son muy pocos, o es casi nulo en Venezuela, los gobernantes que no engañaran deliberadamente a su pueblo. En la Venezuela de las décadas de los 60,70, 80, y 90’s el engaño y la mentira fueron el aquelarre de esos gobiernos.
No tomaron en cuenta las penurias y reclamos del pueblo y se hicieron los lerdos, sordos y ciegos… Hicieron caso omiso del sabio axioma “la voz del pueblo es la voz de Dios”, muy utilizado por las invisibles y olvidadas mayorías, que en aras de buscar un futuro más digno y promisorio, lo sacrificaron todo.
Como colofón, le dejo a los compatriotas y a los que secundan el buen juicio de esta revolución una reflexión, que guarda mucho paralelismo con lo que dice y predica Chávez con tanto fervor revolucionario: “todo el poder para el pueblo…” La reflexión, en consecuencia, es: “En la medida en que permitas que otras personas te hagan responsables de ellas, en esa medida habrás permitido que te hagan poderoso. Y, desde luego, ello te hará sentir apreciado. Sin embargo, esta clase de ayuda es un afrodisíaco que seduce a los débiles. El objetivo es ayudar a que los débiles se vuelvan fuertes, y no propiciar que el débil se vuelva más débil…”
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