El tronar de
las turbinas de los aviones militares en vuelo raso nos hicieron saber
que este hombre existía, su levantamiento fracasó y a las 4 de
la tarde, aproximadamente, pudimos saber quien era, Venezuela le vio
la cara por primera vez al Teniente Coronel Hugo Chávez Frías, prisionero
y conminando a sus compañeros de sublevación a rendirse, aceptó
que su aventura no había logrado la victoria, por ahora.
Carlos Andrés
Pérez, presidente de Venezuela en aquel año, debía regresar ese día
de Davos, Suiza, precisamente del Foro Económico Mundial. Desde el
día 3F . El alzamiento—denominado Operación Zamora—se inició
en la tarde del día 3 y estalló en la noche. Los responsables eran
miembros de una agrupación clandestina existente en el seno de las
Fuerzas Armadas, conocida como Movimiento Bolivariano MBR-200, fundada
en 1983 por los entonces capitanes del Ejército Hugo Chávez Frías,
Felipe Acosta Carlés y Jesús Urdaneta Hernández, quienes se desempeñaban
como instructores de la Academia Militar. Entre sus miembros figuraban
oficiales de graduaciones medias tales como comandantes, mayores, capitanes,
tenientes y tenientes-coroneles, por lo que este grupo subversivo dentro
de las Fuerzas Armadas se conoció como los COMACATE. Buena parte
de sus integrantes pertenecían a la promoción Simón Bolívar, egresada
de la Escuela Militar en 1975.
Las razones
argumentadas por los oficiales golpistas, eran la gestión política
y económica del Presidente Pérez; el descontento de los sectores medios
y bajos de las Fuerzas Armadas por los hechos de corrupción verificados
en los altos mandos militares; la subordinación de las Fuerzas Armadas
a un liderazgo político que consideraban incapaz y corrupto; la utilización
de las Fuerzas Armadas, en particular el Ejército y la Guardia Nacional,
en la represión de los disturbios del 27 de febrero de 1989; el cuestionamiento
a la posición sostenida por el presidente Pérez en las negociaciones
relativas a la delimitación limítrofe con Colombia; el deterioro de
las condiciones socioeconómicas de la oficialidad media y baja de las
tropas; y el empleo de las Fuerzas Armadas en labores como repartición
de útiles escolares, becas alimentarias, campañas de vacunación y
de arborización. De acuerdo con los alzados su acción estaba justificada
por la interpretación del artículo 132 de la Constitución Nacional
de 1961, según el cual se consagraba a las Fuerzas Armadas la defensa
nacional, la estabilidad de las instituciones democráticas y el respeto
a la Constitución y a las leyes, el cual estaba siendo vulnerado por
el Gobierno de Pérez. No obstante, a pesar de lo anterior en entrevistas
concedidas a la prensa, lo golpistas señalaron que lo mismos estaban
conspirando desde hacía 10 años antes, aproximadamente durante el
gobierno de Luis Herrera Campíns.
Los principales
dirigentes de la acción golpista fueron los tenientes coroneles Hugo
Chávez Frías, Francisco Arias Cárdenas, Joel Acosta Chirinos, Jesús
Urdaneta Hernández y Jesús Ortiz Contreras. La toma de la región
capital estuvo bajo la responsabilidad del teniente coronel Chávez
Frías, quien dirigió las acciones desde el Museo Histórico Militar
de La Planicie, y del teniente coronel Joel Acosta Chirinos, quien comandó
las operaciones en la base aérea Generalísimo Francisco de Miranda,
en La Carlota. Los combates en el Distrito Federal se iniciaron hacia
las 11 p.m. del día 3 y los enfrentamientos más intensos tuvieron
lugar en la residencia presidencial La Casona, en el Palacio de Miraflores
y en la base aérea Francisco de Miranda. Otras acciones tuvieron lugar
en el Fuerte Tiuna, donde se iniciaron las acciones golpistas, en las
comandancias generales del Ejército y la Armada, en el Comando Regional
núm. 5 y el Comando de Seguridad Urbana de la Guardia Nacional, la
sede de la Disip en el Helicoide, en la sede de la Comandancia de la
Policía Metropolitana en Cotiza y en Venezolana de Televisión (canal
8). A pesar de la magnitud del movimiento en la región capital, el
presidente Pérez pudo sortear con éxito la situación, ya que a su
llegada de Suiza estaban esperándolo el Ministro de la Defensa, general
Fernando Ochoa Antich, y el Ministro de Interiores, Virgilio Ávila
Vivas, quienes se habían trasladado al Aeropuerto Internacional de
Maiquetía, para desarticular un presunto operativo destinado a detener
al presidente Pérez. Una vez en la residencia presidencial, Pérez
recibió a las 11 p.m. una llamada telefónica de Ochoa Antich en la
que era informado de un alzamiento en el Fuerte Mara en el Zulia, por
lo que decidió trasladarse al Palacio de Miraflores, evadiendo por
escasos minutos la captura de los golpistas. Posteriormente, a las 12
p.m. Miraflores fue atacado por tanques y por una unidad de paracaidistas,
produciéndose intensos combates que derivaron en múltiples heridos
y muertos de ambas partes. Nuevamente, el presidente Pérez logro huir
de sus captores dirigiéndose al canal 4 de televisión (Venevisión),
desde donde se comunicó con el país a la 1 a.m., informando acerca
de la situación y condenando al movimiento insurreccional.
Finalmente,
la rendición de los insurgentes comenzó una vez que las tropas
leales retomaron el Palacio de Miraflores a las 4 a.m. y se prolongó
hasta cerca del mediodía del día 4, cuando se entregó el líder
de la operación, el comandante Hugo Chávez Frías. El presidente Pérez
retornó al Palacio una vez que fue recuperado por las fuerzas del gobierno.
Sin embargo, la situación en el resto del país no estaba controlada,
ya que a diferencia de la región capital donde el movimiento insurreccional
fracasó, en el estado Zulia había triunfado la operación denominada
Reconstrucción 92. En tal sentido, su máximo jefe Francisco Arias
Cárdenas, quien se desempeñaba como comandante del grupo de artillería
misilística José Tadeo Monagas, había tomado a las 12 p.m. la casa
del gobernador del estado Oswaldo Álvarez Paz, y desde la misma se
proclamó gobernador militar del estado, dando a conocer a través de
una emisora radial los motivos del golpe y los principios del MBR-200.
Entre los principales puntos estratégicos tomados por las fuerzas de
Arias Cárdenas, figuraban el puente sobre el Lago de Maracaibo, el
cuartel Libertador, los destacamentos 33 y 35 de la Guardia Nacional,
el Cuartel de Patrulleros de la Policía del Estado, la sede de la Disip,
instalaciones petroleras de la costa oriental del lago, el canal 11
de televisión, etc. No obstante, en vista del fracaso de las operaciones
en Caracas, Arias depuso las armas.
Toda Venezuela
se memorizo la cara de aquel alto y delgado Coronel que brevemente,
con la cara constreñida por la derrota y por los sueños agolpados
en sus ojos ante las cámaras atinó a pronunciar ante ellas un sentencia
memorial, “lamentablemente, por ahora, los objetivos que nos propusimos
no han sido posibles de alcanzar”.
Nueve años
después, un 2 de Febrero este Coronel atrevido y valiente, recibía
del Presidente Rafael Caldera la banda presidencial que lo asignaba
como presidente electo por el pueblo para ser nuestro presidente, más
de 11 consultas electorales lo han ratificado en su voluntad de regir
nuestros destinos.
Hoy Hugo Rafael
Chávez Frías, aquel Teniente Coronel de hace 18 años, tiene la garganta
añeja de tanto gritar sus discursos ante todos los pueblos y haber
conmovido la historia de todo un continente, tiene la estatura gigante
de quienes cambian el mundo.
Hoy a 18 años
de aquel 4 F de 1.992, aquella asonada militar es hoy la asonada de
todos los pueblos de la América y de África, a 18 años, hoy Hugo
Chávez se encuentra en la mira del imperio, Obama, el traidor americano,
lo apunta con vileza e intenta acorralarlo, Hugo Chávez viene cantando
victorias, con los pueblos del mundo en una marcha indetenibles hacia
la liberación del imperialismo. Aún si estén sonando los tambores
de guerra imperiales, tras de él se entona el himno de de la libertad
de todos nuestros pueblos.
Larga vida a Chávez, libertador,
padre, amigo.