“He insistido a lo largo de todo este tiempo en que fundar Consejos Comunales sin empeñarnos antes en la construcción de la Comuna Socialista equivale a poner los bueyes detrás de la carreta. Cierto que es mucho más fácil pero nunca la solución verdadera. El Consejo Comunal es el primer escalón de poder constituido que se da a sí misma la Comuna. Este Consejo tendrá las virtudes y defectos, las fortalezas y debilidades que tenga su Asamblea originaria; la Comuna.” Por, Martín Guedez
Aquí , si que me perdí. Mi cabeza comenzó a echar humo y se me fueron los tiempos al leer el artículo escrito por mi amigo y hermano Martin Guedez.. Yo pensando que la Comuna era la expresión más pura y avanzada que surgiría como consecuencia del desarrollo de los Consejos comunales y ahora MARTIN, me dice que la cosa es al revés.
Por La experiencia que he vivido, en el Consejo comunal , del cual soy vocero, pienso que estamos a años luz de saber en lo que estamos metidos y muchos menos con capacidad de crear una verdadera Comuna socialista. La realidad que estoy viviendo, desde hace más de un año que constituimos nuestro Consejo comunal, me hace pensar que la Comuna es una estrella que brilla en la Vía Láctea. De allí el solo imaginarme, que primero hay que constituir la Comuna y luego construir el Consejo comunal, es lo más cercano al mundo al revés del cual habla Galeano.
Claro está que Martin, tendría toda la razón si ya estuviéramos viviendo en una Sociedad Socialista, deslastradas de los vicios del Capitalismo y con un pueblo organizado consciente de su poder. Así, si creo que es posible arrancar con la Asamblea Originaria que diera origen a la Comuna, pero la realidad nos muestra todo lo contrario. Vivimos en una sociedad capitalista y a duras penas estamos en la fase embrionaria de constituir Consejos comunales, que en su mayoría nacen ya deformados por el morbo egoísta de los intereses particulares y partidistas.
Es muy posible que me digan pesimista y mi visión sobre el asunto sea errada, pero es que he sido testigo y actor protagonista, de todos los intentos de organización popular que se han gestado durante la IV y la V República, que me han hecho dudar de la madurez de nuestra población para constituir Comunas, sin antes pasar por un proceso de: formación- acción-organización, producto de una praxis revolucionaria construyendo el poder popular. Todo lo dicho anteriormente no me quita mi esencia utópica de soñador empedernido, pero me hace disminuir la ansiedad de estar creyendo que las Comunas están a la vuelta de la esquina.
Construyamos el Socialismo con las armas del amor y la solidaridad, entonces… ¡VENCEREMOS!
Con esta emotiva y profunda frase termina Martin su bien elaborado artículo y es imposible no estar de acuerdo con él. Cristo emitió el mismo mensaje hace mas de 2.000 años y su prédica revolucionaria todavía no llega a 5.000 mil, de los más de 6.000 mil millones de seres humanos que hoy que habitan la tierra. Y no por eso vamos a dejar de soñar por restablecer el “Paraíso Perdido” que perdimos hace milenios cuando el demonio capitalista asentó su reino sobre nuestro planeta.
No dejo de leer a Martin, he asistido a sus conferencias, he oído su “Socialismo de las cosas sencillas” y eso me da autoridad para considerarlo mi amigo, pues solo se puede ser amigo de una persona a la cual se admira. También me autoriza a calificarlo de “soñador”, pues sus sueños de un mundo mejor , a este que vivimos, son los míos y si ser soñador es un estigma y si debemos ser condenados por blasfemos, entonces que procedan los inquisidores de siempre a realizar su justicia sobre nosotros.
Ser enjuiciados: por una sociedad, donde la ambición es un valor, el egoísmo una virtud y la capacidad de esquilmar a los demás, es aplaudida y enaltecida; es un honor que se confiere solamente a los soñadores.
Honor a quien honor merece y reconocer las cualidades de los demás enaltece a quien la hace. Continúa Martin, no dejes que nadie mate tus sueños, es lo único de lo cual nadie podrá despojarte. Un abrazo.
Juanveroes64@hotmail.com