El incremento del salario debe corresponderse con el incremento de la producción y el fortalecimiento de la economía, pero no precisamente porque se aumente el salario en términos nominales, sino porque el desempeño económico sea tan eficaz, que una buena oferta de bienes y servicios terminan fortaleciendo el signo monetario, por lo que no habría necesidad de acudir a aumentar salarios, pues en este escenario, en que habría una relativa estabilidad y equilibrio en la demanda real y la producción real, la inflación sería casi nula.
En Venezuela ha venido ocurriendo que cada vez que se aumenta el salario mínimo, como no se relaciona a la producción y el incremento termina produciendo más bien dinero orgánico, o se realiza un incremento por vía del aumento de la liquidez, entonces los patronos se obligan a cubrir el costo del alza, subiendo los precios de sus productos, incluso el Estado lo hace, tal como ocurre con la unidad tributaria anualmente.
En el actual modelo, que de por sí ya tiene defectos, entonces no se lucha desde los distintos sectores involucrados en el desempeño económico, en tratar de establecer equilibrios. Se refiere uno a los sectores involucrados al productivo –público, privado, cooperativo, mixto u otra cualquier forma de organización productiva-, al sector de consumidores –personas naturales y jurídicas- y al gobierno. Pues estos tres actores son los que hacen posible la economía.
Hay un círculo vicioso terrible. El gobierno ordena aumento de salarios, los industriales aumentan precios para cubrir los costos, cumplir con el aumento requiere de demanda de liquidez que el Banco Central de Venezuela debe emitir, aumentando la masa monetaria, que irá a la calle a demandar bienes y servicios, que por la presión monetaria del nuevo dinero termina inflando los precios otra vez y el ciclo se repite, cuando el Estado esté obligado a ordenar un nuevo incremento salarial. Esto se tiene que acabar o la solución a la inflación venezolana no se encontrará a la vuelta de la esquina.
El problema es quién se sacrifica primero, pues tomar una medida para frenar la inflación, lleva implícito decisiones políticas impopulares. En el caso laboral, anunciar un incremento de sueldos por debajo del índice de inflación actual, no sería una buena noticia para el sector laboral, por su puesto mucho menos no hacer un ajuste al salario.
Pero establecer una medida de reducir liquidez o circulante, haría caer la demanda de bienes y servicios, los precios podrían corregir a la baja en algunos puntos, pero habría que sacrificar parte del sector productivo que vería mermado su financiamiento, alza de tasas por escasa liquidez lo que sería combustible para el desempleo, generando más recesión.
¿Qué debe hacerse? Establecer una política de equilibrio en el desempeño económico, que se realice simultáneo en el sector productivo y el sector de consumidores. Los salarios se pueden aumentar de manera indirecta, incrementando primero la producción interna, sin necesidad de subir más cifras nominales a los salarios, porque al mejorar la oferta, los precios deben corregir, produciendo un aumento del poder adquisitivo de manera implícita. Se tiene que tomar en cuenta que la economía venezolana es deficitaria. Esta política debe contemplar controles y regulaciones contra acciones monopólicas y de cartelización de precios, promoviendo así la competencia y eficacia productiva, que incluso se podría contemplar en una ley, razonable que no tenga que poner al sector productivo contra las cuerdas en beneficio sólo al sector consumidor, sino que se busque el equilibrio en la relación.
Es decir, si se incrementa el salario, debe haber producción en alza también, para que la economía absorba la liquidez circulante en excedente y no termine convirtiéndola en inflación. El aumento de productividad impactaría directamente en mejorar las cifras de empleo, propiciando la demanda y soportando el incremento de producción que debe respaldar el incremento de salario decretado.
05-03-2011
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