Lina Ron. Mujer, polémica, pura pasión, amor revolucionario, compromiso y lealtad, dispuesta a todo por lo que creyó, “la comandanta Lina”: porque sabía comandar. ¡Ha muerto Lina!, todo el mundo lo sabe, pero estoy seguro que quienes la conocimos, quienes compartimos y debatimos con ella, quienes fueron bautizados con “leche e´ burra” por ella y su comando de mujeres luchadoras, quien la escuchó cantar una canción revolucionaria o una ranchera, quien compartió sus temores en la política venezolana, y a quien le abrió la puerta de su casa y comando político, en la confianza de la lucha política de nuestra revolución, aún no podrá salir del asombro de lo que sabemos inevitable, la muerte llega, todos sabemos que lo único que tenemos seguro en la vida es la muerte, pero sin embargo todavía nos sorprende, nos molesta y perturba, aún más si es la muerte de una verdadera lidereza, si es la muerte de quien nunca tuvo medida para amar y odiar, quien nunca medió cuánta fuerza debía usarse para defender lo colectivo a través de sus ideas y sus acciones.
Muchos hipócritas han salido a elogiar a quién vetaron, casi todos los medios lo habían hecho, menos Radio Nacional de Venezuela, donde tuve la oportunidad de entrevistarla en el mes de diciembre, en una de sus últimas entrevistas y la última en medios del Estado. Lina, odiada y amada por propios y ajenos, siempre preocupada por la vida del Presidente Chávez, siempre pendiente del futuro del proceso revolucionario, siempre advirtiendo lo que la oposición más extrema ha preparado y sigue preparando, revertir cualquier desarrollo socialista en nuestra patria.
Lina Ron creía en la violencia como un medio legítimo para la revolución, y por ello fue ampliamente cuestionada por sectores seudo revolucionarios. La violencia como acción política ha existido, existe y existirá mientras nuestra especie humana exista, y aunque algunos desean negarla, otros la reconocemos, pero pensamos que su uso es en condiciones extremas, y otros como Lina, pensaban que era una herramienta legítima de manera permanente, siempre que fuese con fines nobles. Lina, representó y representa la inclusión de aquellos que incluso en una revolución que pretende ser socialista, excluía, ya que han sido las víctimas más cruentas del capitalismo, los más apartados, los negados incluso por quienes lideran este proceso en muchas instancias de poder. Lina, asumió la protección, defensa e inclusión de quienes aún están dispuestos a dar la vida por esta revolución con sus defectos y virtudes, cosa que ella misma sabía, pocos de los que están en el poder serían capaces de hacerlo.
Pero aun más que eso, Lina demostró, a diferencia de muchos, que su compromiso con la revolución no era por un cargo o por una apetencia personal o ególatra, Lina estaba comprometida, y no tener cargo no era una limitante para hacer mucho más que aquellos que los ostentan. Algo que Lina permanentemente recordaba es que ella tuvo el honor de fundar el PSUV, y junto a Müller Rojas debatir formas y estilos para su creación, pero sobre todo, y después de salir del partido, compartir con el General Müller la advertencia sobre el “nido de alacranes” que pone en riesgo aún la revolución. El gran pecado de Lina, fue ser Lina, crítica comprometida, pura pasión revolucionaria, y tener lo que muchos desearían tener: calle, pueblo y la capacidad de saber interpretar al sector más abandonado por todos los sectores políticos de nuestro país. Fue triste ver, que sólo muerta, Lina volvió a la pantalla de VTV, y aun más triste, ver como algunos de los que ella hizo políticamente y después la traicionaron, despotricaron, señalaron e indujeron su cerco comunicacional, después la reconocieron por su coraje.
Lina denunció siempre, con nombres y apellidos, señaló a quien creía debía señalar, y quizá se equivocó, quizá acertó, pero eso sólo lo dirá la historia. Mientras tanto, en la conciencia de quienes la traicionaron quedará el dolor de haber hecho eso a quien hoy se transforma en un icono y lección de lucha revolucionaria desprendida. Insisto, Lina, como ahora muchos quieren afirmar hipócritamente, no fue perfecta, cometió errores, pero sobre todo amó, se comprometió, fue ella, nunca le tembló el pulso, pero sobre todo mereció siempre el respeto de sus enemigos, de todos ellos, y ya eso es decir bastante.
De lo que ha dicho y dirán los opositores sobre Lina, no debe preocuparnos, todo será mentira, ya que ellos evidencian sus miserias humanas, precisamente en estos momentos de dolor revolucionario. RNV-Activa. En honor a Lina Ron, este miércoles 09 de marzo, Cara o Sello retransmitirá el último programa de radio que Lina hiciera en el Sistema Nacional de Medios Públicos, esto será a las 8 p.m.
@NicmerEvans
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