Un arrime al mingo, esperemos vengan otros

En días atrás Venezuela se enteró que el Tribunal Supremo de Justicia había dictado una medida cautelar contra los eventos practicados con vehículos rústicos en sitios que pueden sufrir depredación del ambiente, es decir que por ahora se prohíbe estos eventos hasta tanto haya una decisión firme, y ¿qué es eso de medidas cautelares? Las medidas cautelares son dictadas mediante providencias judiciales con el fin de dar momentáneamente la razón a la parte demandante de un caso mientras se lleva a cabo un litigio, litigio que al final podría favorecer al demandado y así reconocerle eventualmente la legitimidad de un derecho, mejor dicho, son actuaciones o decisiones que sin prejuzgar el resultado final, de contenido positivo o negativo, toma un órgano de la Administración Pública o magistrado hasta que las resultas de la resolución administrativa o judicial surtan plenos efectos. De manera que por ahora se ha prohibiendo los rallys, válidas, eventos, o como quieran llamarse las competiciones practicas por medio del uso y abuso de poderosas máquinas automotrices llamadas comúnmente RUSTICOS, ya que se les acusa de ser un evento depredador del ambiente ocasionado por el paso desordenado de enormes vehículos por algunos lugares sin la protección del asfaltado, ya que estos vehículos van en número de decenas y hasta de cientos por el mismo lugar a campo traviesa pasando por caminos de tierra o granzón, quebradas, terrenos nunca transitados por vehículos y ello afecta la vegetación, la fauna y la flora autóctona, y causan mayor daños cuando hacen sus eventos en época lluviosa, amen del maltrato que sufren los campesinos de la zona por parte de algunos conductores de estos vehículos en cuanto se refiere a robos de animales, frutos y hasta le causan lesiones. Sin embargo estos eventos, que tienen sus categorías de acuerdo a la potencia de cada vehículo y los aditamentos instalados en ellos, estuvo sucediendo en Venezuela desde hace por lo menos 10 años y últimamente se habían incrementado enormemente, tanto, que hace como unos seis meses se reunieron unos doscientos (200) de estos enormes vehículos, exactamente el 10 y 11 de septiembre de 2.010 por los lados de Maicillal y poblaciones aledañas del municipio Jacura en el estado Falcón y todavía por allí se nota los destrozos de aquella nociva actividad.

Ahora bien, es seguro que en la rica y amplia legislación venezolana tiene que haber alguna ley que taxativamente no permita, prohíba y castigue de forma pecuniaria y hasta penal toda clase de actividad que dañe un bien material, un animal o a un ser humano, cosas que ocurren con cierta frecuencia en este país pero nadie se encargó ni se encarga de aplicar la ley como se debe, hasta que el Tribunal Supremo de Justicia tímidamente lo recuerda y dejando la puerta abierta para que en un futuro estas mismas actividades se vuelvan a realizar; si no consigue la ley especifica o la Asamblea Nacional no actualiza o dicta una nueva ley. Y así entonces se comience a aplicar contundentemente hasta que esa aplicación se convierta en espasmódica y con el tiempo se vuelva a olvidar, para lo cual solo hace falta que a quienes les correspondan aplicarlas se hagan de la vista gorda por diferentes motivos, sean ellos políticos, económicos o por temor, y de una u otra forma hacerse de algún beneficio ilícito. Por consiguiente, viendo las cosas como son, habrá que presumir que el TSJ tendrá que tomar muchas otras medidas cautelares en asuntos que podrían llamarse como abusos ingenuos, tirar papeles en las calles, cerrarlas, peleas de gallos, corridas de toros, toros coleados, et., etc., tal como pasó con los rustiqueros, y así vuelva la TSJ a tomar muchas medidas cautelares contra todas estas cosas que seguramente en alguna ley perdida u olvidada de la república venezolana están prohibidas. Sugiero que la próxima medida cautelar que dicte el Tribunal Supremo de Justicia de la República Bolivariana de Venezuela sea contra las corridas de toros o “FIESTA BRAVA” y no permita que en esta tierra bendecida por Dios se efectúen espectáculos tan degradantes; que sin duda afectan la salud mental de muchas inocentes niñas, niños, adolescentes, jóvenes, adultos y también a los de la tercera edad. Es posible que alguien sostenga que este abominable espectáculo es un arte y una vieja costumbre ancestral que los españoles le legaron a nuestras consecutivas generaciones de venezolanos, sin olvidarse que en Venezuela son, en termino generales, las propias alcaldías y otras dependencias oficiales las que promocionan, organizan y financian tales eventos en los cuales gastan y no recuperan enormes cantidades de dinero, solo para divertir a un selecto grupo de gente; dinero que muy bien puede ser invertidos en obras públicas y sociales que bastante falta hace para disfrute del pueblo; y no de unos cuantos vivos.

joseameliach@hotmail.com


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José M. Ameliach N.


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