(El antónimo del Valor Agregado)

Conozcamos el valor desagregado

1.-“Es necesario mantener presente que la igualdad entre las cantidades resultantes del cálculo monetario y del cálculo en términos de valor (y, potencialmente con las obtenidas del cálculo de plusvalía) es una igualdad empírica, no teórica: sucede que el valor agregado en "términos de valor" se vendió al valor agregado "en términos de dinero" (es decir, se vendió a ciertos precios). El problema, últimamente -y simplificando al máximo- se debe a que no hay un algoritmo o formula de validez general que transforme "unidades de valor" en "unidades monetarias", en otras palabras, que resuelva el llamado problema de la transformación . Se ha sugerido que el valor agregado constituye las bases de la ganancia, pero es posible concebir o incluso encontrar ejemplos en el cual el valor aumenta sin ganancia (se vende sin ganancia) o viceversa (se vende a ganancia sin crear valor).” http://es.wikipedia.org/wiki/Valor_agregado

2.- “Es el valor adicional que adquieren los bienes y servicios al ser transformados durante el proceso productivo. El valor agregado o producto interno bruto es el valor creado durante el proceso productivo. Es una medida libre de duplicaciones y se obtiene deduciendo de la producción bruta el valor de los bienes y servicios utilizados como insumos intermedios. También puede calcularse por la suma de los pagos a los factores de la producción, es decir la remuneración de asalariados, el consumo de capital fijo, el excedente de operación y los impuestos a la producción netos de los subsidios correspondientes “

Tomado de: http://www.definicion.org/valor-agregado. La negrilla va de mi parte.

De entrada, en la definición del valor agregado(VA), del epígrafe “2”  de esta entrega,  vemos cómo la categoría “ganancias” es identificada con el eufemismo neoburgués de “excedente de operación”; resultaría obvio preguntarse: ¿cómo puede obtenerse excedentes materiales  más allá de algo físico que en la propia Contabilidad burguesa aparece con un valor supuestamente constante: salarios causados + depreciaciones e impuestos sobre  “subsidios?; eso sería como obtener algo de la nada, pero de esta no se puede obtener nada, vista  cartesianamente y en respeto a la  ley de la causalidad.

Ya se ha escrito mucho sobre el VA; es difícil   no recordarlo si es vehículo y basamento tributario en los países que castigan a sus trabajadores sobre la base política de un Contrato Social de inspiración netamente burguesa, vale decir: El Impuesto al Valor Agregado (IVA).

En los países que rige, el “IVA” se aplica en cada compra de mercancías por nimio que sea su valor y por pésima que sea la calidad que caracterice la mercancía cuya compra es gravada, y, lo peor, sin que haya opción alguna para su reintegro en caso de reclamos legales ante un Estado cuya Administración Fiscal cobra primero y factura después. Solicitar un reintegro al Seniat, por procedente que resultare, por ejemplo, resulta a todas luces un exabrupto, de una antieconomía evidentemente perjudicial para el contribuyente

Pero dejemos a un lado esa opinable aplicación tributaria del “valor agregado[1], IVA, y aboquémonos al “valor desagregado: Por este entendemos el “valor” que se “desproduce” cuando comerciamos con bienes originarios, o sea, esos bienes que la literatura económica y geoeconómica señala como oferta originaria o de “recursos naturales no renovables”, también conocidos, en la le teoría de economicoburguesa mengeriana, como “bienes de último orden.[2].

De tal manera que el índice macroeconómico nacional que se viene llamando “Producto Interno Bruto” (PIB), debe ser ajustado hacia abajo puesto que si bien es cierto que su valor deriva en ingresos presupuestarios para la economía que   exporta esos bienes no renovables, como son bienes que no se producen, el país va reduciendo su patrimonio original por ese concepto.

De allí que llamemos “valor desagregado” (VDA) a todo el valor que se exporte como  mercancías brindadas por  la propia naturaleza sin intervención de la mano de obra humana, y “mercancías” que  no estamos en capacidad alguna de reponerlas con ningún otro “valor agregado”. Es más, si a ver vamos, ese “valor desagregado carece de valor alguno, como lo carece la tierra que tampoco se produce. Sin embargo, como quiera que se trata de bienes naturales que pasan de una economía a otra, socialmente éstas   deben pagar por sus importaciones.

Queda pendiente la determinación el justo valor comercial de estos bienes originarios, que, a pesar de no contener valor trabajo, como el resto de las mercancías producidas por los trabajadores, son naturalmente invalorables, habida cuenta de que su producción artificial, además de ser cuesta arriba, insumiría un valor trabajo que difícilmente podría pagarse a los precios actuales, por elevados que pudieran considerarse actualmente en los mercados mundiales.



[1]  Contradicciones burguesas como las siguientes son frecuentes en la literatura económica mundial, sin que haya un solo organismo ni academia ni universidad ni entidad alguna que uniformen semejantes e importantes criterios sobre la “riqueza” material.  Esa versatilidad es una prueba irrefutable del carácter “vulgar” o acientífico de la Economía Política Burguesa (EPB). Cónfer: http://www.zonagratuita.com/curiosidades/DicEconomia/V.htm :

“VALOR DE USO
   Es aquél que representa la utilidad y beneficios económicos que proporciona el bien, o sea la utilidad futura que se espera se derive de su posición. Por lo tanto, es un valor subjetivo y podemos decir que se conoce intuitivamente; por ello es difícil determinarlo con precisión y su base son las predicciones futuras sobre precios y tasas de interés.”. 

   En esa definición usan valor, a secas, para referirse al valor de uso, según la terminología marxiana. Además, insinúan, como método coadmitida en esa misma EPB, que el valor de uso podría valorarse “intuitivamente”, es decir, subjetivamente, mediante  precios ofrecidos por los centros bursátiles, o sea, con arreglo a la cacareada oferta-demanda, sin tomar en cuenta para nada, cuánto realmente haya costado la fabricación asalariada  de la mercancía  en cuestión. Esta evasiva responde, lógicamente, a la negación misma que mantienen los apologistas burgueses (sus economistas vulgares) sobre los hallazgos científicos de Carlos Marx (El Capital). Con semejante postura, evitan    referirse expresamente a las mercancías, una categoría económica e histórica que caracteriza a la Economía Capitalista, puesto que en esta todos los valores de uso tienen un valor de cambio, y se fabrican como tales y no como valores de uso. Este valor de uso en la Economía Capitalista es sólo el soporte material del valor de cambio, del capital, para decirlo en una sola palabra. Por esta razón y modernamente, la mayoría de las mercancías son desechables, de pésima calidad y con altos índices de obsolescencia moral y material, salvedad hecha de mercancías de gran coste, sólo para consumidores con alto poder adquisitivo, y para la propia alta burguesía explotadora.

“VALOR
   Es el grado de utilidad o aptitud de las cosas, para satisfacer las necesidades o proporcionar bienestar o deleite. Equivalencia de una cosa a otra. En plural, títulos representativos de participaciones o haberes de sociedades, de cantidades prestadas, de mercancías, de fondos pecuniarios o de servicios que son materia de operaciones mercantiles.”

   Esta otra definición es peor: Confunden valor con valor de uso, aunque a este lo silencian, mientras en la primera definición hacen lo contrario. Aquí hablan de “equivalencia” de una cosa con otra y no de valor relativo que es otra categoría marxiana.

[2]  Carl Menger, citado por Heinrich freiherr von Stackelberg, Principios de Teoría Económica.

   Según Menger, la “capacidad de trabajo” del asalariado es la fuente de las “prestaciones de servicios” o de las labores en fábrica, pero a éstas, él las califica como “bienes de orden final” porque, según el mismo Menger, el trabajador no   puede producir   la mano de obra. Este desaguisado teórico es una sutil y artera forma de obviar el problema de la explotación del hombre en las fábricas burguesas, ya que la fuerza de trabajo, en la terminología marxiana, para Menger sería algo “caído del cielo” como lo es el petróleo, los minerales  y demás  bienes “originarios” o “bienes de último orden”.

marmac@cantv.net



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Manuel C. Martínez


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