¿No será libertad de opresión?

Existen muchos comunicadores sociales que al estar entrevistando a alguna personalidad  para cubrir determinada información tratan de que la fuente se desvíe hacia otros temas y provocan tanto al entrevistado que algunas veces hacen pierda la paciencia de tal manera que abandonan el lugar y entonces el entrevistador califica al personaje de grosero o mal educado. Hay otros “periodistas” que sigilosamente se cuelan en sitios reservados por razones de seguridad o por lo delicado de los equipos allí guardados, para enterarse detalladamente de que se trata, para que sirve y como se usa, y al obtener los detalles prontamente informan a sus jefes; y éstos entonces  hacen llegar la información personalmente o a través de aliados a sus superiores  que regularmente se encuentran fuera del país; la mayor de las veces son de nacionalidades extranjeras. Es sorprendente observar como los dueños de los medios hacen en este país lo que les da la gana: permiten que se distorsionen las noticias, que se desinforme al público, alientan a sus entrevistados para que insulten a cualquier persona del sector público o privado, y estimulan a sus empleados para que atemoricen con sus narraciones fantásticas hecatombes a quienes están en sintonía de aquellos medios y motivan que a cada momento algunas personas salgan a las calles y repitan las estupideces que han visto por TV., oído por radio o leído en algún periódico y/o revista. Al tolerarse que algunas personas llenas de odio y envidia se presenten en las estaciones televisoras y radiales y pasen el día lanzando al aire mensajes infamantes y hasta hagan apologías de hechos indignos, tratando con ello desestabilizar al país y aupar insurrecciones sin importarles para nada el grave daño que causan a la nación, a sus instituciones democráticas y finalmente al pueblo al difundir tanta vileza a través de la televisión y la radio; con la sola intención de deformar las noticias sobre los esfuerzos que hace el gobierno venezolano por conseguir un efectivo desarrollo socioeconómico a todo lo largo y ancho del país. 

Definitivamente no se puede consentir que impunemente se den datos sobre la seguridad nacional de Venezuela al enemigo cada vez que a los apátridas se les ocurra viajar al exterior; con singular preferencia a los Estados Unidos. En Venezuela se deja que libremente los medios de comunicación escritos, visuales y/o sonoros se metan en todas parte: en los hogares, en las instituciones privadas, instituciones públicas, instalaciones civiles, instalaciones militares y recorran con la mayor libertad cualquier lugar del territorio nacional. La razón que esgrimen las personas que laboran para aquellas empresas mediáticas es la de que ellos son periodistas y que con sus equipos de grabaciones y transmisiones tienen derecho a trabajar, para poder informar a la colectividad. De manera que bajo el pretexto del derecho de la libre expresión del pensamiento, tergiversado  por algunos periodistas y dueños de medios de comunicación como el derecho de la  libre opresión del pensamiento, tratan y a veces logran impedir la espiración y determinación de los pueblos por vivir de acuerdo a su soberana decisión, y es por eso que  los comunicadores sociales procuran introducirse, sin más ni más en cualquier parte y si alguien se atreve a impedírselo, por tratarse de un acto o lugar muy reservado, estos comunicadores salen diciendo que se les han coartó su derecho al trabajo y el derecho al pueblo de estar informado; no bastándoles se les digan que pueden “pegarse” a la señal de algún otro medio que en su oportunidad llenó las exigencias indispensables para poder estar presente en tal o cual evento.  

Hoy se vive una época en la cual hay que tener mucho cuidado con lo que se relacione a la seguridad del Estado, por lo que le corresponde al Presidente de la República de Venezuela no ser extremadamente tolerante con los medios de comunicación social, que ajuste ese comportamiento en defensa de la integridad de su gobierno y más aun, por la integridad del territorio venezolano, él no puede permitir se siga permanente con la libertad de opresión de los medios de comunicación en manos de los apartidas, tiene que estar ojo avizor con la oligarquía criolla que está atenta y deseosa de dar al traste con este sistema de gobierno, donde la felicidad de los hombres, mujeres, jóvenes y niños de la patria es la meta; lo cual causa a oligarquía la más grande y terrible fobia. La libertad de expresión aquí se ha respetado en demasía, pero la libertad de opresión, pues  ella tiene que tener un límite, como lo tiene en cualquier país del mundo, allí y aquí existen algunas normas de conducta ciudadana que impiden que las libertades sean ilimitadas; y así tiene que ser para conservar una tranquila y sólida convivencia en los pueblos; y entre ellos. 

Marzo de 2.011




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José M. Ameliach


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