El debate venezolano no es como otrora: un intelectual piensa una cosa y otro otra, Platón versus Aristóteles y así.
Si el objetivo es sacar a un gobierno a través de los medios de comunicación, hay mil estrategias.
Campañas que logran sacar a un Presidente, como la que inició el Washington Post contra Richard Nixon.
Hay grandes debates políticos, ideológicos, religiosos, científicos, que se han ventilado en los periódicos.
Pero ahora no. Un hecho: durante ya 13 años se ha cumplido una campaña pertinaz, sin tregua, tupida, con toda clase de afirmaciones alarmantes que van de lo grotesco a lo sádico.
Cada vez que leo o sintonizo un medio de oposición confirmo que el Gobierno está aumentando su popularidad. Mientras peores son las contumelias contra el gobierno, más éste sube en la estimación general.
Si de verdad quisieran sacar al gobierno revisarían sus estrategias fracasadas con tanto estropicio y recomenzarían con maniobras mejoradas. Pero no:
aplican el mismo método, maniáticamente.
Embasurar investigaciones, denigrar de alguien inventando que se compró un cuadro costoso, un yate, una avioneta, que sostiene un campo de entrenamiento paramilitar; insultan a la mayoría llamándola niche, lumpen de siempre, hordas, etc. Mentiras que se caen en pocos minutos y de modos catastróficos que obligan al medio a desmentirse reiteradamente.
A veces llegan a la infamia, como cuando denigran de un niño fallecido hace más de una década, pensando que aún vivía. Con ello van perdiendo de modo irrecuperable la poca credibilidad que les va quedando y sólo les restan los lectores más maniáticos y enloquecidos.
Ahí están las pruebas:
baja venta, baja sintonía, programas que abortan por baja audiencia y luego dicen que desaparecen por presiones del “rrrÉgimen”.
¿Por qué no cambian? “No atribuyas a malicia lo que puedas atribuir a estupidez” dice un sabio aforismo. Pruebas de imbecilidad han dado de sobra.
Repiten el mismo error una y otra vez. Como locos. ¿Por qué?
Porque también cabe otra hipótesis, que no excluye la primera:
están cumpliendo un mandado. Los documentos que se revelan periódicamente han probado amplia y reiteradamente cómo hay compra de medios y periodistas.Ya vamos para un siglo en eso. ¿Tengo que decir más?
roberto@analitica.com