Metiéndole un poco a la ociosidad política, me fui a pasear por las calles de las comunidades de Maracay, el Limón y de Santa Rita, para constatar esa tradicional costumbre de la quema de Judas, observé mucha ausencia del pueblo, de sus dirigentes vecinales, los miembros de los consejos comunales no se ocupan de esos detalles, como lo hacían las extintas Asociaciones de Vecinos. Será acaso, que estamos perdiendo los valores comunitarios. Por el barrio independencia, estaban 5 jóvenes con un muñeco montado, recolectando dinero tipo alcabala, y les pregunté ¿Quién es ese Judas? Y la respuesta fue enfática, tú, yo, todos nosotros. Explícate por favor, soy bruto y no entiendo, le repliqué. Sencillo, mientras nuestro Presidente Chávez, lucha a brazo partido, tratando de ayudar al pueblo, todos nosotros lo traicionamos, porque no queremos ninguna otra ayuda, que no sea en dinero efectivo. En las misiones si no hay beca, no estudiamos. Si nos dan una casa, queremos otra, porque la primera la vamos a vender para comprarnos un carro. Chávez nos enseña socialismo, pero una parte del pueblo quiere capitalismo.
Como quiera que sea, abro con este tema, para resaltar los pequeños detalles, por los cuales se nos está perdiendo nuestra revolución. Mientras los intelectuales, componen tesis fuertemente argumentadas, que sólo fortalece a la república virtual porque se van por las nubes, como los dioses. Pequeños detalles son los que nos interesan corregir, para ir creando más confianza en el sistema y no en los gobernantes. De que nos vale, por ejemplo, tener un Alcalde amigo o Alcaldesa amiga, si en el barrio donde vivimos, los servicios públicos no sirven, y la excusa es que por la transición, tales servicios serán transferidos al poder popular debidamente organizado. Los consejos comunales se llenan de papeles contentivos de diagnósticos comunitarios, proyectos, censos y pare usted de contar. Y nada que avanza el asunto. Los alcaldes y alcaldesas, la gran mayoría andan montados haciendo sus negocios, antes que expiren sus mandatos. La revolución debe revisarlos, ahí no basta la contraloría social, no hace efecto. Ah, pero un Gobernador o un Ministro, si puede diagnosticar el problema, y desde arriba dirigir la acción correctiva, antes que se desangre el proceso revolucionario.
El problema no queda ahí, transciende a todas las instituciones del Estado, por ejemplo, en el Hospital Militar de Maracay, el personal médico, enfermeros y obreros, mantienen un descontento silencioso, porque cuidan su empleo, quien se queje lo botan así de sencillo. Y fíjense que ese descontento, no es por problema orgánico del Hospital, sino por la comodidad de un comerciante. El cafetín del Hospital quien lo administra lo abre a las 9 de la mañana, cuando en honor a la verdad, debería estar abierto al público desde las 7am. Esto es un detalle, tal vez insignificante.
Otro detalle que la gente comenta mucho, es que si en los barrios adentro y en los hospitales de los seguros sociales, suministran la medicina a los pacientes que asisten a sus consultas, por qué en los ambulatorios tipo I y II, no suministran esos mismos medicamentos a los pacientes que atienden en consultas.
Vaya de la quema de Judas, salté a los pequeños detalles, ojalá que los grandes líderes de nuestra revolución, atiendan estos pequeños detalles, está bien que vuelen alto construyendo la república virtual, pero que no se olviden de los detalles de la gente de abajo. Hasta la próxima.
yjmosqueda@gamil.com