Efectivamente, los
esclavos fueron los trabajadores del modo de producción romano antiguo,
egipcio antiguo y el de los griegos mismos con algunas variantes. Asimismo,
trabajador fue el siervo de la gleba durante el modo feudal, y “trabajadores”
son también los funcionarios públicos del Estado moderno.
Sin embargo, con
la aparición de modo capitalista aparecieron las clases sociales
de la “burguesía” y la del “proletariado”. Del seno de esta
segunda clase salen todos los trabajadores que histórica o especifica
y concretamente se llaman “asalariados”, para distinguirlos, precisamente,
de los esclavos, siervos y funcionarios públicos, en su condición
de trabajadores concretos e modos ya superados.
Todos son y han sido
trabajadores, y todos los hombres del futuro lo serán, pero históricamente
se han convertido en esclavos, siervos, funcionarios públicos y asalariados
desde que apareció la propiedad privada de los medios de producción,
unos medios ajenos a los “trabajadores”. Por ejemplo, el Estado
moderno explota a los funcionarios públicos porque los institutos y
organismos que prestan los servicios públicos no les pertenecen a los
trabajadores públicos, sino a esa entelequia llamada Estado frente
al cual, a manera de administrador y dueña transitoria de esos medios
de producción se halla la alta burocracia parasitaria y alcahueta
que hemos conocido desde los tiempos más remotos y bajo mil figuras,
modalidades y maneras de apropiarse de esos medios ostentados por
dichos gobernantes.
Cuando la tierra
en su totalidad fue apropiada por los terratenientes, apareció el trabajado
convertido en sirvo de la gleba, en esclavos.
Hoy, y desde hace
600 años la burguesía se adueño de capital originario suficiente
para poseer en propiedad privada los medios industriales de producción.
Con ello, dio nacimiento al proletariado, la clase social de donde salen
los asalariados, luego de que dichos burgueses expropiaron a los campesinos
y los lanzaron a la calle en cueros, sin casa, sin herramientas.
Todos han sido “trabajadores”,
bajo el ropaje literario y sociológico en unas sociedades a las que
no se les aplica el método del Materialismo Histórico ya que, según
esta manera de ver al mundo, el trabajador moderno se enfrenta al burgués
cuando éste asume una postura capitalista, patronal y como explotador.
Es entonces y sólo así cuando el proletario se viste de asalariado.
Mistras se ignoren
estas distinciones históricas, adrede o por ignorancia pertinaz, la
cuestión obreril seguirá siendo un eterno confrontamiento entre empleadores
y empleados, entre contratantes y contratados.
Mientras sigamos manejando esa terminología vulgar, seguirá camuflándose la explotación del trabajador, oculta tras las rejas e una legislación positiva y de un Estado alcahueta que concibe, prescribe , ordena y avala la explotación capitalista ordena y avala el contrato de explotación capitalista- asalariado, como un contrato bilateral en igualdad de condiciones.
Este Pro. de Mayo de 2011 hacemos votos para que sindicalistas y gobernantes menos mendaces y menos ignaros llamen al trabajador por su nombre concreto, y se empiece a proclamar el “Día del Asalariado”.
marmac@cantv.net