Miedo a miedo

Ya lo dijo Shakesperare, "de lo que tengo miedo es de tu miedo". En ocasiones lo percibimos, en ocasiones lo maquillamos y en resultado nos alejamos de todas las vivencias nuevas por ello, por el miedo. El miedo por sí mismo es algo natural, la valentía reside en vencerlo, en superarlo. El primer paso es reconocerlo. Tengo miedo. A lo desconocido, a la novedad...pero el que no arriesga no gana y en esta frase el miedo no existe, o sí, pero envuelto en un aire esperanzador que nos hace saltar esa barrera para superarla, y en este caso que les voy a hablar miedo tal vez a ser desplazado.

El Proyecto Bolivariano soñado por el Presidente Hugo Chávez, en construcción y bajo su liderazgo, el que conocemos  como Socialismo del Siglo XXI, tiene su razón de ser en el Poder Popular, más concretamente en el Poder Comunal. Para allá vamos, a pesar del rechazo y miedo de la oposición escuálida, pero también –y lo digo asumiendo plenamente la responsabilidad- con el rechazo de muchos que, diciéndose socialistas, le tienen miedo a la organización social, económica y política del pueblo.

 Conozco, en mi condición de municipalista y comunero, muchas Alcaldías   donde, a pesar de escribir con tinta roja sus nombres y de usar camisas del mismo color, los funcionarios no hacen otra cosa que centralizar funciones e impedir el desarrollo de los Consejos Comunales y de las Comunas. Es el temor a ser desplazados. No quieren reconocer el poder del pueblo, ni los derechos de los vecinos organizados en Comunas Socio-Productivas.

 La época del Alcalde todopoderoso, del Concejal que se creía emisario de Dios y dueño del destino de sus vecinos, ya pasó. Que sepan bien los dirigentes municipales -tal como lo reclama insistentemente el Presidente de la República- que los funcionarios públicos están para servir, no para servirse del cargo. Tengo testimonios y vivencias múltiples de numerosísimos Alcaldes y funcionarios subalternos de éstos, que quieren tener a los Consejos Comunales bajo sus alas, como pollitos protegidos de mamá gallina. No quieren soltarles funciones ni recursos.

A los funcionarios le es confiado el poder emanado del pueblo. No pueden ellos pretender ejercerlo en su propio nombre, ni impedir el desarrollo de comunidades autónomas, con personalidad jurídica, con capacidad de desarrollo autogestionable y de transformación de la sociedad. El empoderamiento que la Constitución reconoce es el del Soberano organizado, no el del funcionario o burócrata instalado en las cumbres de la Administración Pública.

 Desde este balcón del pueblo, desde esta tribuna de información y formación, donde todos podemos expresarnos, quiero enviar un alerta a líderes y jefes municipales: el Municipio cambia o muere. No debe morir. En el Municipio nació la República, el Ayuntamiento tuvo su 19 de Abril. Fue el Municipio de Caracas quien dio el grito libertario, que anunció el camino a la Independencia. “Seguid el ejemplo que Caracas dio” reza la canción popular de entonces, ahora  convertida en Himno Nacional. Hoy tal vez la Municipalidad de Caracas no  es  de emular, en cuanto a estímulo  y facilitación del empoderamiento del pueblo. Tampoco allí, desgraciadamente, vemos surgir las comunas que el Presidente Chávez sueña y quiere. En ellas  y en los Consejos Comunales está el Poder Popular y la concreción de la nueva sociedad, la del Socialismo Humanista.

 El Alcalde o funcionario público que entienda su rol y su obligación de estimular y facilitar la organización del pueblo y el poder comunal, se hará grande, crecerá su liderazgo y apuntará hacia la historia. Pequeño es aquel que queriendo mantener el poder, no  abre las puertas al soberano. Hasta por interés político calculado y personal, más le vale al dirigente municipal que quiera proyectarse, estimular el poder popular. Así él irá con el pueblo, hasta donde el pueblo diga. Seguramente será lejos, más lejos mientras más estimule, forme y capacite a los líderes comunales.

 La grandeza está en transmitir conocimientos y habilidades a los líderes comunales, no en negárselos y escondérselos. En esta perspectiva, las mezquindades salen caras y las lealtades se recompensan.

Matemos el miedo. Que ningún municipalista revolucionario tenga en su historial frenos, murallas o valladares que impidan el progreso de los Consejos Comunales y de las Comunas.  No le tengamos miedo a la gente organizada, al Poder Comunal. Miedo al miedo.

Cesar.dorta62@gmail.com



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César Dorta

Luchador social y municipalista

 cesar.dorta62@gmail.com

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