Humor e Injusticia

Juicio en Nueva York

II

 Cae telón desde el artículo anterior, i la gráfica que no salió, borró el número romano I. Olvidamos también, el: continuará. Vimos el movido, justo i ridículo acto I, del comienzo de un juicio que, de aparente trivialidad, haciéndole una sucia jugada a una pobre mucama, piel canela, de un país del tercer mundo, que nunca hemos visto i que no sabemos ni el nombre, muestra sencillamente la perenne injusticia norteamericana con los hombres de color, entre los cuales han existido algunos tan brillantes de talento, que mucho blanquito, catirito e ignorante se sienten acomplejados. Ellos, los gobiernos del imperio, hablan de los derechos humanos i no los conocen, hablan de la paz i premian a un guerrero genocida i títere, se sienten guardianes de la seguridad mundial i practican el terrorismo. Entonces… ¡ volvemos a subir el telón!

 Nueva York, el bullicio de Time Square, la Quinta Avenida, los autobuses, los taxis, los semáforos, los buhoneros, los traficantes de polvos, la Corte, el Mc Donald, las hamburguesas, los dólares i el hormiguero humano en su punto. El acusado está libre, vuelve a una lujosísima suite por cárcel, superando a aquel capo colombiano que fabricó su propia cárcel de lujo; camina feliz, con su esposa una periodista arrecha, entra en la limusina i mira a los reporteros i al público con mirada siniestra como diciéndoles…¡Me la pagarán! ¿Le devolvieron la fianza? Sí, sí i le presentamos excusas. Está excusado, pero sabe de los Fiscales del Estado le seguirán hostigando porque las órdenes no son solamente del Pentágono –pues en la Casa Blanca o Café con Leche, no se dictan órdenes; se reciben− sino del otro lado del Atlántico, porque en su patria hai miedo en el ruedo presidencial i su modesto cargo en el Fondo de las Monedas, ya lo ocuparon con una dama de tercera edad, de pelo blanco como el suyo i con la venia de la France i del Imperio. Al miura no le gusta este torero, i además allá no soportan las corridas de toro, excepto en la frontera española. Teme, además que para la campaña electoral, Gadafi ya no le prestará dinero sino que reclama los préstamos anteriores con recibo en mano, digo, en caja fuerte por los bombardeos inteligentes.

 En una entrevista secreta i mui personal, un reportero de esos capaces de examinar personajes a lo Walter, el comunicador social pregunta:

− ¿Cómo es posible que usted, acostumbrado a la vida de París, Londres, Roma, Berlín…etc., haya sentido atracción tan fogosa por una simple trabajadora de hotel? ¿Acaso con el potentado de una revista famosa, no ha podido pedir que le envíe varias gatitas para escoger i programar una noche en grande con champaña, langostas o lenguas de faisán de pecho dorado?

− Sencillamente, eso le demuestra lo ilógico de la acusación ¡orquestada!

− ¿Por qué? ¿Le querían poner música a la trampa?

− No, música no, sino ruidos, para que no se escuchara lo que predico del dólar.

− ¿I lo de que usted se bañaba vestido de flux, corbata i chaleco para ganar tiempo en vestirse?

− No pregunte o repita ese disparate, estoi hablando del dólar, o mejor, de los dólares que hoi son dolores.

− Pero… ¿Por qué nuestra fiscalía querría hacerle aparecer como un hombre sin moral, híper sexual sin necesidad de viagra i sin encontronazos con el Premio Nobel de la Paz, ocupado en sus guerras?

− Sencillamente porque quieren complacer a un presidente Miura, que no se le ven las criadillas al aire a la hora de competir, i debe plata a su financista africano, al cual ahora ataca i envía armas a los rebeldes en paracaídas. No solamente este amigo de antaño proclama que el dinero tiene que tener respaldo en oro, o patrón oro, sino que un político demasiado inteligente, en una gran isla del Caribe, dice que el dólar es puro papel.

− ¿I usted qué piensa?

− También en el oro, como lo pensó el siglo pasado el General De Gaulle. Luego del período de caos en Francia cuando él dejó el gobierno, le hizo volver con la agrupación del ressemblement del pueblo francés, i en el caos económico habló del papel moneda i el dólar, en un consejo del Plan Económico, llamado simplemente el Plan, que creo no aceptaron en el convenio franco-soviético los ingleses i norteamericanos.

− Usted sabe la historia de Francia señor…

− Por algo soi francés i me ocupo de la economía i del dinero, aunque haya otras versiones o lo cuenten distinto.

− Como el cuento del hotel i la mucama i no una gatita.

− Exacto, aunque yo tengo mi gata… ¡I qué gata!

− ¿Conclusión?

− Tan pronto llegue a París, voi a la campaña electoral; seré el futuro presidente de ¡La France! I a todos ustedes les enviaré un llaverito con la Torre Eiffel, para que abran las puertas i se acuerden de ¡Un juicio en Nueva York!

robertojjm@hotmail.com



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Roberto Jiménez Maggiolo


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