En una palabra:

Retorno

El Presidente Chávez en gesto valiente, comprometido y responsable, a riesgo de su propia vida y del proyecto que encarna, ha retornado a Venezuela. Y con él, ha retornado de nuevo la esperanza en un futuro promisor para quienes poco, o nada, recibieron de aquellos que por siglos los explotaron y traicionaron. Con Chávez, ha retornado la alegría en los corazones de millones de seres humanos que creen en la sinceridad y autenticidad de sus palabras y de sus acciones. Con Chávez, ha retornado la necesidad de reflexionar en profundidad sobre la aparente contradicción entre Ciencias y Humanidades, entre el conocimiento que nos ofrenda la sabiduría popular y el llamado conocimiento científico, entre quienes asumen la realidad asidos de verdades relativas y de quienes están convencidos que sólo existen verdades absolutas e inamovibles.

Con Chávez, con sus breves y contundentes palabras, ayer 04 de julio en el balcón del pueblo, ha regresado el enigma, aun no descifrado, entre el conocimiento probado, con el respaldo técnico y tecnológico, necesario para curar su enfermedad y la influencia positiva de realidades mítico-religiosas a las que apelamos incluso los “ateos creyentes”, como Chávez, quien sin tapujos se refirió, en gesto agradecido, a las oraciones de la gente, al manto de la virgen que implora su madre, al Cristo redentor y liberador, a José Gregorio Hernández, a las fuerzas ocultas y a la magia sanadora del amor de su pueblo.

Con Chávez, ha retornado la creencia, la certeza y la confianza en que a través del AMOR, sobre todo si es amor colectivo, todo se puede; así nos lo recordó el Presidente Chávez cuando dijo en tono emocionado y optimista: “el amor es el mejor remedio para cualquier enfermedad…”. Recordándonos la preeminencia del amor de Corintios 13:3

Con Chávez ha retornado la convicción que, sólo a través del amor, podrá curar las heridas que hayan podido quedar en su corazón, en su mente y en su espíritu, producto de la diatriba política con sus oponentes, las traiciones y deslealtades de camaradas de luchas o de amores y amistades del pasado, la impotencia ante la neo-corrupción y la inocultable viscosidad burocrática, el dolor lacerante de ver a millones de seres humanos que viven en condiciones de miseria y pobreza extrema; en especial, la dificultad para poder gobernar en condiciones de incertidumbre y poder compartido para obtener resultados de alto impacto y, por el contrario, a veces, ser gobernado por circunstancias sorpresivas como las de hoy. Como él lo reconoció, esta batalla por salir airoso ante el mal que “por diversas razones” se alojó en su cuerpo, no es sólo suya. Esta batalla para ser ganada, requiere mucha reciedumbre para reconocer los errores cometidos y rectificar, por ejemplo: en la distribución de su agenda, la caracterización de sus “enemigos” y la selección de quienes lo acompañan, la jerarquización de los problemas prioritarios a enfrentar y, sobre todo, en tomar conciencia de que sólo una fuerza superior, que es energía en acción, podrá ayudarlo a salir de este difícil trance.

Con Chávez, ha retornado un misterio que sólo el tiempo develará ¡Todo tiene su hora!

hugomoyer@hotmail.com



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