Tocado
de vuestros infortunios, no hemos podido ver con indiferencia las aflicciones
que os hacían experimentar los bárbaros españoles, que os han aniquilado
con la rapiña, y os han destruido con la muerte; que han violado los
derechos sagrados de las gentes; que han infringido las capitulaciones
y los tratados más solemnes; y, en fin, han cometido todos los crímenes,
reduciendo la República de Venezuela a la más espantosa desolación.
Así pues, la justicia exige la vindicta, y la necesidad nos obliga
a tomarla. Que desaparezcan para siempre del suelo colombiano los monstruos
que lo infestan y han cubierto de sangre; que su escarmiento sea igual
a la enormidad de su perfidia, para lavar de este modo la mancha de
nuestra ignominia, y mostrar a las naciones del universo, que no se
ofende impunemente a los hijos de América. A pesar de nuestros justos
resentimientos contra los inicuos españoles, nuestro magnánimo corazón
se digna, aún, abrirles por la ultima vez una vía a la conciliación
y a la amistad; todavía se les invita a vivir pacíficamente entre
nosotros, si detestando sus crímenes, y convirtiéndose de buena fe,
cooperan con nosotros a la destrucción del gobierno intruso de España,
y al restablecimiento de la República de Venezuela.
Todo
español que no conspire contra la tiranía en favor de la justa causa,
por los medios más activos y eficaces, será tenido por enemigo,
y castigado como traidor a la patria y, por consecuencia, será irremisiblemente
pasado por las armas. Por el contrario, se concede un indulto general
y absoluto a los que pasen a nuestro ejército con sus armas o sin ellas;
a los que presten sus auxilios a los buenos ciudadanos que se están
esforzando por sacudir el yugo de la tiranía. Se conservarán en sus
empleos y destinos a los oficiales de guerra, y magistrados civiles
que proclamen el Gobierno de Venezuela, y se unan a nosotros; en una
palabra, los españoles que hagan señalados servicios al Estado, serán
reputados y tratados como americanos. Y vosotros, americanos, que el
error o la perfidia os ha extraviado de las sendas de la justicia, sabed
que vuestros hermanos os perdonan y lamentan sinceramente vuestros descarríos,
en la íntima persuasión de que vosotros no podéis ser culpables,
y que sólo la ceguedad e ignorancia en que os han tenido hasta el presente
son los autores de vuestros crímenes y podido induciros a ellos.
No temáis, la espada que viene a vengaros y a cortar los lazos ignominiosos
con que os ligan a su suerte vuestros verdugos. Contad con una inmunidad
absoluta en vuestro honor, vida y propiedades; el solo título de americanos
será vuestra garantía y salvaguardia. Nuestras armas han venido a
protegeros, y no se emplearán jamás contra uno solo de nuestros hermanos.
Esta amnistía se extiende hasta a los mismos traidores que más recientemente
hayan cometido actos de felonía; y será tan religiosamente cumplida,
que ninguna razón, causa, o pretexto será suficiente para obligarnos
a quebrantar nuestra oferta, por grandes y extraordinarios que sean
los motivos que nos deis parea excitar nuestra animadversión.
Españoles
y Canarios, contad con la muerte, aun siendo indiferentes, si no obráis
activamente en obsequio de la libertad de América. Americanos, contad
con la vida, aun cuando seáis culpables.
Cuartel General de Trujillo, 15 de junio de 1813.
Simón
Bolívar.
joseameliach@hotmail.com