Espacio crítico para la construcción socialista #41

Aquí van algunas propuestas comprometidas

El jueves 14 de julio junto a Victor Álvarez, Miguel Ángel Pérez Pirela y Juan Carlos Monedero, estuvimos rememorando el encuentro que hace dos años se hizo desde El Centro Internacional Miranda (CIM), donde se reflexionó entre otras cosas sobre el modelo de liderazgo desarrollado dentro de la revolución bolivariana.

Siempre será  necesario formular diagnósticos y caracterizaciones de nuestra realidad, que permitan generar claridad en cuanto a las decisiones más pertinentes para el desarrollo del modelo socialista, y sobre esto existen aportes sustanciales que incluso en dicho evento del 14 de julio tuvimos la oportunidad de presentar, sin embargo hoy quisiera dedicar estas líneas a formular elementos en el marco de la crítica leal y la propuesta comprometida, con mayor énfasis en esta última. 

La propuesta comprometida implica ciertos niveles de crudeza en sus planteamientos, que deben separarse por un momento de las consignas, para acertar en la dirección correcta. En este sentido el proceso revolucionario precisa una serie de acciones importantes para su reimpulso en esta nueva etapa transversalizada por la convalecencia del Presidente y líder de la revolución Hugo Chávez: 

1.- Debe ser la discusión ideológica la base de relación política revolucionaria. Los personalismos e identificaciones carismáticas, aunque necesarios e inevitables en la práctica política, deben siempre ser acompañadas y pretender ser superadas por la creación, difusión y contraposición de ideas, fomentando para ello espacios de encuentro que se basen en la discusión ideológica, que debe pasar fundamentalmente por la formulación ética de principios para la práctica política.  

2.- Debe construirse un partido proactivo, crítico y propositivo. Existe el partido, tiene militancia, moviliza, pero dentro del PSUV hay una carencia en su capacidad proactiva y propositiva, convirtiéndose en una organización ratificadora y repetidora de las decisiones del Ejecutivo Nacional, con pocas propuestas concretas para la reorientación de políticas públicas que haga más coherente el proyecto político bolivariano y socialista con la acción gubernamental. Por otra parte, la crítica es mal vista en la dirección del PSUV, siendo estigmatizada y marginada, cuando en realidad debería ser fomentada y sistematizada para de ahí desprender nuevas propuestas que potencien el desarrollo del proyecto político que encabezan. 

3.- Deben formarse cuadros políticos, administrativos y comunales de la revolución bolivariana. La mayoría de los dirigentes del partido son cuadros con formación política previa a la existencia del PSUV, y la formación a lo interno, a pesar de la insistencia del Presidente, es inexistente. Una escuela de formación, con presencia física, con formadores y sin excentricidades andragógica y pedagógicas sería un verdadero buen inicio. La formación de una generación de relevo no se genera por ósmosis y el riesgo de no formar a los militantes genera la posibilidad de reproducir viejos vicios heredados de otras agrupaciones o concepciones políticas, esto además se conecta con la corrupción, ya no como un problema de Estado ni de gobierno, sino como un problema de cultura política. 

4.- Colectivización de los procesos decisionales. Ya lo decía el Presiente Chávez el 13 de julio, el modelo de liderazgo directivo ha sido uno de los errores fundamentales, y debe ser corregido paulatinamente por un modelo de liderazgo más delegativo que conduzca a un modelo de liderazgo colectivizado que facilite procesos decisionales más socializados y que se adapten realmente al proyecto bolivariano y socialista, evitando que entre en contradicción la teoría con la práctica. 

5.- Debe desarrollarse un plan para la transformación del Estado. En la actualidad el gobierno revolucionario, bolivariano y socialista hace ejercicio del poder a través de un Estado con una estructura institucional liberal-burguesa, capitalista-rentista, corrupta y burocratizada, lo que genera un tensión insuperable, que al no estar planificadamente asistida podrá generar en el futuro conflictos sociales irreversibles. Un plan de desmontaje de la estructura actual del Estado, para así permitir la construcción de un Estado comunal, que conciba al Poder Popular como base estructurante de su acción es una deuda histórica de la revolución, que avanza en una marcha rezagada ante la realidad que nos desborda.  

6.- Control político a la eficiencia y la eficacia revolucionaria. Las organizaciones política revolucionarias, al tener un compromiso ético cuando alguno de sus militantes asume cargos públicos, debería tener el deber de generar control político y la posibilidad de la sanción o promoción moral pública sobre las cosas que haga o deje de hacer su militante.  

7.- Sanciones ejemplarizantes. La impunidad carcome la valoración de la justicia, y en el proceso político actual, cargado discursivamente de igualdad, fraternidad, libertad y justicia, la ausencia de sanciones legales y morales con repercusión pública y con criterio político, disminuye las expectativas de poder vivir en un modelo socialista real.

8.- El desarrollo de las 3R desde el Polo Patriótico. La incorporación en el proceso de socialización decisional que debe desarrollarse en esta nueva etapa de la revolución venezolana tiene un espacio natural de acción, que se ha visto bombardeado por sectores privilegiados por el actual modelo caudillesco que aún existe, negando la constitución de un espacio colegiado de poder, con verdadera incidencia en la definición de acciones políticas. El Polo Patriótico está en riesgo de no concretarse, a pesar de los esfuerzos de sus responsables, por la indiferencia intencional que algunas tendencias del PSUV han impuesto.  

9.- Desburocratización del Poder Popular. La ausencia ya descrita de una transformación real de Estado ha llevado a una paulatina burocratización de las organizaciones y espacios de acción del Poder Popular, que corre el riesgo de mimetizarse con el Estado liberal-burgués. La necesidad de generar más y mejor autonomía del Poder Popular es un reto permanente de la revolución venezolana.  

10.- Fomento de las luchas de las organizaciones sociales. La permanente criminalización de las luchas populares entra en profunda contradicción con un gobierno que desarrolla un proyecto rumbo al socialismo. Por el contrario, el estímulo y fomento de las luchas populares debe ser el rol fundamental de las organizaciones políticas comprometidas y el Estado debe ser un órgano resolutivo de esas demandas, no su represor. Esto implica una mayor apertura a la crítica comprometida que emerge de los sectores populares, evitando invisibilizarla como hasta ahora han pretendido los sectores oligarcas.  

En fin, y sin afán de incorporar alguna nueva “R”, el objetivo de esta nueva etapa debe ser “REENAMORAR, RECONQUISTAR, REORDENAR Y TRANSFORMAR”

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Nicmer N. Evans

Director de Visor 360 Consultores, una piedrita en el zapato, "Guerrero del Teclado", Politólogo, M.Sc. en Psicología Social.

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