Jorge Rodríguez, revolucionario a carta cabal nacido en Carora, estado Lara, el 16 de febrero de 1942. Se formó como docente y posteriormente ingresó a la Universidad Central de Venezuela (UCV), específicamente a la Facultad de Humanidades, en la que ocupó responsabilidades de dirección estudiantil, una de ellas como delegado del Consejo Universitario en 1966. También fue un activista destacado contra el cierre de la universidad, en el primer Gobierno de Rafael Caldera. A comienzos de los años 70 fue fundador de la Liga Socialista, junto a Carmelo Laborit, Julio Escalona, Marcos Gómez y Fernando Soto Rojas, entre otros; creando una organización original que desarrolla actividades libertarias que promueven una formación tipo partido-movimiento.
Fue quizás uno de los pocos dirigentes jóvenes estudiantiles de origen popular, con construcción popular y liderazgo real, con continuidad, sin pausa ni descanso. Levantó las banderas del socialismo revolucionario, y deslindó y polemizó con la reacción y con el reformismo. Su grito de guerra era "El socialismo se conquista peleando". En 1972, fue detenido por el Servicio de Inteligencia de las Fuerzas Armadas (Sifa) y desde allí, dirigió la huelga de hambre de los presos políticos. El 19 de noviembre de 1973, convocó a la creación de la Liga Socialista, donde se desempeñó como secretario general hasta el momento en que fue asesinado, aquel 25 de julio de 1976.
Jorge era un joven de apenas 34 años, combativo e incansable, edificador de una organización muy particular que buscaba afincarse en una línea revolucionaria más allá del foquismo y el reformismo que caracterizaban a otras organizaciones de la época. Evitó el dogmatismo y combatió duramente las prácticas sectarias que se colaban dentro del hervidero revolucionario que por entonces marcaba el camino de las luchas del pueblo venezolano. La Liga Socialista se perfilaba como una de las alternativas válidas más importantes para la reorganización del movimiento revolucionario disperso y encapsulado. Luego de su asesinato, la Liga sufre un importante estancamiento y se aminora la producción teórica y la movilización de las fuerzas que habían puesto su vida al servicio de la revolución y que soñaban con animar a las grandes mayorías que se estacionaron en el discurso y la seducción que producía una pseudo-democracia.
juanbarretoc@gmail.com