Resulta interesante como la euforia y el sentimiento nacionalista en ocasiones puede generar un cortocircuito entre la praxis y el discurso no solamente en el ámbito de la política sino también del deporte. Así se vio reflejado, por ejemplo, en la forma como algunos periodistas de medios públicos y privados asumieron la crítica con respecto a un supuesto ensañamiento de los árbitros en contra de la selección venezolana de fútbol que participó en la Copa América Argentina 20011.
En esta ocasión quisiera referirme de manera muy especial a los periodistas que trabajan en las televisoras del Estado, no solamente en la fuente deportiva sino en otros espacios de información y opinión, quienes durante y después de los partidos realizaron comentarios exagerados y sin argumentos dejándose llevar solo por la pasión y la emoción..
Lo que me interesa en este artículo más que criticar la escasa ponderación y equilibrio de los especialistas, es abordar un aspecto del deporte que por falta de profundidad, e incluso por ignorancia, no es sopesado como debería ser a la hora de esgrimir opiniones volátiles y sin peso específico que terminan en el campo de la especulación, la banalidad y lo que es peor la inconsistencia ideológica.
El problema está en observar al fútbol desde una sola perspectiva y no desde un análisis complejo. Él fútbol, como todos los deportes está estrechamente vinculado a la cultura desde el punto de vista político, económico y sociológico, por nombrar tan solo algunos.
Resulta que periodistas que supuestamente promueven los valores del socialismo, privilegian con sus comentarios el aspecto competitivo del deporte por encima de lo lúdico y lo recreativo. No hay nada más capitalista y neoliberal que valorar al fútbol única y exclusivamente desde la dimensión competitiva en la que solo importa ganar.
No saben los pobrecitos que defendiendo el aspecto utilitarios del fútbol están reproduciendo el principio básicos de la globalización, el capitalismo y neoliberalismo. Resulta paradójico y por lo demás contradictorio que quienes abogan por la unión de Suramérica en su obsesión por criticar a los árbitros y valorar solo la victoria, terminen generando animadversión hacia los hermanos chilenos y paraguayos.
Un dato, la Fifa, una de las trasnacionales más poderosas del mundo produjo en Sudáfrica 2010 más de mil millones de dólares por publicidad y derechos de televisión. Otro dato, solo tres de cada diez jugadores profesionales viven del fútbol, mientras que miles de familias africanas entregan sus niños a empresarios desalmados con la ilusión de que ganarán tanto dinero como Messi o Ronaldo, la mayoría de ellos terminan deambulando y hambrientos por las hermosas calles de Paris o Londres.
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