Empecemos por los cinco
elementos que pretenden convocar y reconvocar:
1.- Superar el modelo directivo de liderazgo o “hiperliderazgo”: Como lo he mencionado en semanas pasadas, la aceptación de “corregir el modelo directivo de liderazgo” (así expresado por el Presidente Chávez), en este momento histórico es absolutamente pertinente, y aún cuando no se reconoce dentro de sectores con “interiores” y “pantaletas” rojas; es el Polo Patriótico el espacio llamado a orientar y conducir ese cambio, pero mientras este espacio se concreta, el equipo ejecutivo de gobierno deberá ser más ágil y responsable en las acciones gubernamentales, el objetivo final no es sólo delegar, modelo poco socialista, el objetivo final debe ser lograr un espacio de socialización y transferencia de los procesos decisionales que sea reflejo real del socialismo bolivariano que se profesa.
2.- Extirpar el mal
del sectarismo: o superar la crisis de los interiores y pantaletas
rojas, es no sólo importante, sino trascendente para el proceso revolucionario.
Ciertamente, y tal como ha venido dejando ver el Presidente Chávez,
resultan “sospechos esos que hasta usan interiores rojos”, los pomagás,
o aquellos “más chavistas que Chávez”, no sólo hacen un daño
irreparable a la ética revolucionaria, convirtiéndose en aduladores
de oficio, cuya única autoridad moral es decir que son lo que no son,
con el objetivo de conseguir prebenda (muchas veces logrando para ello
desplazar a los más capaces), convirtiéndose así en lo que algunos
llaman los “espantavotos”. Especial mención debo hacer de aquellos
que con una retórica “marxista”, “guevarista”, etc. y muchos
recursos para desarrollar despliegues, encartados y multimedia, asumen
poseer un revolucionómetro y pretenden juzgar quienes son o no son
socialistas, chavistas y revolucionarios, haciendo un daño irreversible
muchas veces a una revolución que se llama a si misma “incluyente”.
3.- No dejarle la
crítica a la oligarquía y ser autocríticos desde el pueblo: El
Presidente de manera consecutiva, y con mucho énfasis (en el video
de sus rutinas de ejercicio transmitido en estos últimos días), al
dirigirse al Vicepresidente habla sobre la importancia de la crítica
y de la responsabilidad que tiene el proceso revolucionario de no dejarle
ésta en manos de la oligarquía, sino que sea la crítica del pueblo
la liberadora. En los últimos años la estigmatización de la crítica
leal y las propuestas comprometidas han sido señaladas por los “interiores
y pantaletas rojas” como señal de deslealtad, saltatalanquerismo
o quintacolumnismo, cuando en realidad quienes no permiten y censuran
la crítica del pueblo, de las organizaciones sociales y las bases de
los partidos revolucionarios, son verdaderos desleales, quintascolumnas
y sospechosos “interiores rojos”.
4.- No regalar la
clase media a la burguesía: Históricamente la clase media, que
es una hibridación entre expectativas creadas por el capitalismo y
su real condición proletaria y autoexplotada ha generado un desclasamiento
permanente de este sector social. Siendo una clase social generadora
de opinión, sin embargo es una clase confundida en cuanto a su rol
político, social y económico, por lo que, cualquier revolución socialista
debe ver a ésta como un objetivo estratégico para la generación de
conciencia de clase, por lo que no puede ser vista como enemiga sino
como una potencial y estratégica aliada. En el socialismo, el objetivo
es ganar la lucha de clase contra la oligarquía, no hay otra clase
a vencer. Quienes atacan a la clase media, juegan a perder y suman puntos
a la oligarquía.
5.- Abrirnos al sector
productivo privado (pequeñas y medianas industrias y empresas):
El Socialismo Bolivariano, asume de Dieterich, tres de los cuatro ejes
fundamentales de su tesis sobre el SSXXI: 1. el desarrollo democrático
regional, 2. la democracia
participativa y protagónica y
3. las organizaciones de
base, pero en lo vinculado con
la “la economía de equivalencias”, se establecen algunos aspectos diferenciadores,
ya que nuestra economía aún no pretende tener como base de cálculo
el “valor del trabajo”, permitiendo así el plusvalor o la ganancia
producto de la explotación, justificada sobre la base de la necesidad
de una transición pacífica a mediano o largo plazo de esta condición,
gestando espacios alternos de relación productiva a través del fortalecimiento
de las Comunas como centro de articulación soberana para la cogestión
y autogestión, estimulada por el Estado, para el incremento de las
fuerzas productivas con base en la propiedad social. En la actualidad
esto pretende ser acompañado con una regulación de los márgenes de
ganancia, a través de una Ley de Costos y Precios Justos, que establece
la necesidad de crear un proceso automatizado de monitoreo y validación
de costos dentro de la cadena productiva, lo que pareciera un inicio
concreto de procesamiento de data que permita establecer el valor real
del trabajo productivo sobre distintos bienes y servicios, pero aún
dista mucho del planteamiento de Dieterich. Por tanto, la apertura al
sector privado productivo, desde siempre en el proceso revolucionario
ha sido una realidad, el asunto es que ahora comparte espacio con una
economía comunal estimulada y acompañada por el Estado, esto se refleja
claramente en el Plan Nacional Simón Bolívar 2007-2013 o Primer Plan
Socialista. Es entonces centro de atención para la revolución, el
desarrollo de las PyMes, las EPS y formas de propiedad y producción
comunal como medio de redistribución de la riqueza y el estímulo del
aparato productivo, cuya concentración en el Estado ya está comprobada
históricamente fue un error fundamental del socialismo científico.
@NicmerEvans