Esto
trajo como consecuencia que las crisis cíclicas del capitalismo a nivel
planetario se resolvieran a expensas de las economías de los países
periféricos, sin que se vieran grandemente afectadas las economías de
las metrópolis. Sin embargo, ahora el panorama es otro. A pesar de
mantenerse aferrados a sus viejos esquemas, los capitalistas de Europa y
Estados Unidos observan -no sin temor- cómo la crisis económica también
se ha hecho presente en sus propios países, obligándolos a
desenmascararse tal cual son frente a las mayorías, demostrando que sus
intereses particulares son más importantes que los del resto del mundo.
Así, el mundo del capitalismo se tambalea. Tal como lo reseña Marco A. Gandásegui, docente de la Universidad de Panamá, “la
perdida de hegemonía de EE.UU. se ha agudizado dentro de sus propias
fronteras. Los estados federales experimentan un giro político hacia la
extrema derecha creando una nueva legislación orientada a expropiar a
los trabajadores de sus derechos y beneficios sociales. La excusa que se
utilizó en cada uno de estos casos era que las arcas estatales se
estaban vaciando y había que eliminar de los presupuestos las conquistas
laborales que se remontaban a más de medio siglo. Mientras que el
segmento más rico de EEUU tiende a aumentar sus ingresos, producto de
las leyes que lo beneficia, las capas medias y los trabajadores pierden
sus empleos, sus beneficios sociales y jubilaciones, así como sus
viviendas. En los estados del sur de EE.UU, donde no existe una historia
de conquistas sociales, la política de “desposesión” de la extrema
derecha se dirigió a los trabajadores inmigrantes que ocupaban los
empleos menos remunerados, pero que reciben beneficios sociales. La
táctica es continuar explotando a los trabajadores extranjeros, pero
eliminando sus beneficios sociales”. Igual cosa pudiera adjudicársele a
los países europeos, buscando la manera de mantenerse a flote, en
especial de aquellos que integran la euro-zona, tratando de fortalecer
el euro, antes que la rebelión iniciada por los pueblos de nuestra
América y retomada con fuerza por los pueblos de África y Asia, termine
por arroparlos, produciendo una verdadera
revolución social.
De
esta forma, por su extensión mundial, la actual crisis capitalista
impone nuevas perspectivas de lucha y de comprensión del momento
histórico que vivimos. En palabras de Víctor Álvarez, ex Ministro de
Industrias Básicas del Presidente Hugo Chávez, “la visión productivista,
economicista o mercantilista del modelo productivo que aún prevalece,
es precisamente la que hay que superar para extender la mirada hacia los
demás ámbitos, áreas, esferas y dimensiones en los que pueden
encontrarse nuevas claves para la masiva inclusión social y el
desarrollo humano integral. La posibilidad real de abatir las causas de
la pobreza y la miseria y abrir nuevas vías para la participación e
inclusión de la gente, pasa por marcar una clara diferencia con esa
escueta visión
productivista, economicista o mercantilista de lo que significa un
modelo productivo”. En esta perspectiva tendrían que insertarse las
luchas que se libran masivamente contra los desmanes del sistema
capitalista en gran parte del mundo, sin limitarse al ámbito meramente
reivindicativo, como la falta de empleo, por ejemplo. Ello exige un
ejercicio dialéctico de comprensión de todos los elementos involucrados,
incluyendo -por supuesto- el rol cumplido hasta ahora por los
diferentes regímenes a favor de los privilegiados de siempre del
capitalismo y en perjuicio de quienes sólo cuentan con su fuerza de
trabajo para sobrevivir, lo que desembocará, sin duda, en una mayor
demanda de espacios de participación política por parte de las grandes
mayorías, del mismo modo como ocurriera en Venezuela y en otras naciones
de nuestra América en esta última década de importantes rebeliones
sociales.-
*Maestro ambulante.
mandingacaribe@yahoo.es