En el recorrido por semejante
monumento al concreto, basta descansar un par de minutos para observar
el panorama desalentador que fluye a lo largo y ancho de la estructura
comercial; al mejor estilo de la película “Gamer”
las personas parecen dominadas por el insomnio mundo del consumismo,
deleitados por la inhumanidad de lo material que tras la separación
de unos vidrios no podrá acceder, tan solo se llevarán una pequeña
muestra que significará una sonrisa que probablemente se apagará al
llegar a la vivienda luego de recorrer unos cuantos escalones en algún
conocido y peligroso barrio, o una particular satisfacción por gastar
cuanto excede de los beneficios de una familia que vive en una mansión
del este de la ciudad Capital.
Asumido como cliente,
el rico o el pobre será tratado igual, en fin el objetivo es el mismo:
extraer cuanto dinero sea necesario de los bolsillos de la gente, habrán
por tanto tiendas para cada clase social de acuerdo a sus precios, existirán
descuentos engañosos para los que menos tienen, y en contraposición
otras mantendrán los altos costos de conocidas transnacionales de la
industria de la moda para los de mejor condición económica, en todo
caso la plusvalía será la misma.
Podrán encontrarse tiendas
Movilnet o Cantv, también unas cuantas sucursales del Banco Bicentenario,
el Estado en consecuencia se asume como parte de la estructura.
Los Bancos serán el negocio ideal para la entrada de dinero dirigido
a la casa financiera y la salida del mismo dirigido al consumo dentro
del mercado especulativo. El cine será un gran negocio para tener
la excusa perfecta del gasto individual y además con la plusvalía
ideológica que conllevan las carteleras de películas que en mayor
proporción se deben al carácter alienante del sistema capitalista,
con espectadores desde niños hasta ancianos.
El autismo absoluto de
la individualidad del consumismo pierde hasta la cordialidad y conversación
propia de nuestra sangre latina y naturaleza caribeña, probablemente
alguien te preguntará la ubicación de una tienda; mientras tanto todos
me recuerdan la condición de los conectados de la película “Matrix”.
Esa sociedad enferma
de consumismo atenta contra los ideales socialistas de la revolución,
no desde la negativa absoluta del acceso a los bienes materiales necesarios
hoy en día, sino de los valores intrínsecos que promueven lo que algunos
llaman la “sociedad Sambil”, creo que Marx se horrorizaría
de los desastres originados por la economía capitalista que no solo
apunta hacia la productividad sobre la enajenación del trabajo, sino
al mercado especulativo que en nuestra patria no obedece ni siquiera
a la lógica ya de por si irracional de la oferta y la demanda, sino
que se refiere a un anarquismo económico que pretende maximizar la
ganancia que no obedece ni siquiera a las condiciones del capitalismo
más duro de las grandes potencias.
El modelo económico
Bolivariano debe accionar con mucha mayor claridad; que como parte de
la transición política hacia el socialismo, no debe caer en los errores
de continuar alimentando el sistema capitalista en todas sus formas,
o terminaremos colapsando como lo está hoy la economía mundial.
“La desvalorización
del mundo humano crece en razón directa de la valorización del mundo
de las cosas.” Karl Marx
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