Empezó la precampaña,
y creo importante hacer la diferencia entre ésta etapa y la campaña
que debe cumplir con parámetros de formalidad en lo legal: tanto por
los tiempos y los conceptos que acompañan a éste período; como por
lo político, ya que en este sentido debe haber un candidato a escoger
y en la actualidad una de las partes involucradas políticamente (la
oposición) no cumple este requisito, ni siquiera en su designación
plena ya que lo han fijado para el mes de febrero del año 2012.
La designación del calendario
oficial de los próximos procesos electorales es un verdadero acierto
técnico del Poder Electoral y del CNE como órgano rector, y aún a
pesar de los esfuerzos de los eternos detractores de todo lo que se
haga desde las instituciones (en un coro permanente a las directrices
del gobierno y sectores más conservadores de los Estados Unidos), la
separación de las tres elecciones está vez demuestra que hemos aprendido
de los errores pasados que en algún momento cometimos (por ejemplo:
el famoso 28, 28… de Eduardo Semtei, actualmente y siempre, actor
protagónico de la oposición venezolana), y sienta un precedente importante
de separación entre lo técnico y lo eminentemente político en una
decisión de esta magnitud.
Enumeremos algunas razones:
1.- Dos meses de diferencia
en relación a la costumbre de realizar las elecciones en el mes de
diciembre de las presidenciales, poco afecta el cronograma organizativo,
y menos aún el desarrollo de las primarias de la oposición, aún más
cuando ya existía el escenario en el tapete planteado por parte de
ellos mismos, de que fuese en el mes de septiembre la presidencial.
2.- Si hubiese una intencionalidad
política a favor de la revolución y del presidente Chávez: a. Para
un convaleciente, anticipar un proceso electoral no sería conveniente
porque disminuye su capacidad de mejora, b.- Estando con los niveles
de popularidad e intención de votos tan altos como expresan los estudios
actuales, que fuesen las elecciones antes de octubre sería más favorable
para minimizar el riesgo de disminución de esta tendencia, c.- Si estuviese
al borde de la muerte, como algunos necrofílicos expresan, el escenario
debería ser de mucha anticipación de la elección. Todo esto resume
que cualquier cuestionamiento es infundado ya que quienes han pedido
desesperadamente salir de Chávez, ahora tienen dos meses menos de espera
y zozobra para saber si lo lograrán.
3.- Era un hecho que
debían dividirse, ya que la Ley Orgánica de Régimen Municipal así
lo exige en su articulado.
Sin embargo, es aún
más sorprendente que voceros de la MUD, como consecuencia de la fijación
de fechas del calendario electoral anden exigiendo el establecimiento
de una “Ley de transición” para fijar condiciones que garanticen
en los 3 meses de diferencia con la asunción oficial la “estabilidad”
necesaria para logran tal fin, cuando en comprobadas ocasiones ha sido
la oposición la que ha puesto en juego la transición de mandatos o
propuestas ratificadas por el pueblo.
Y digo que es sorprendente
por dos razones:
1.- La aceptación de
una propuesta como la planteada por la oposición, implicaría la elaboración
de una Ley bajo el condicionamiento de un escenario político que sólo
se resolverá en la pugna electoral, lo que demostraría una debilidad
por parte de quien en este momento aparece con la mayoría de intención
de votos en los estudios de opinión pública y electoral (el Presidente
Chávez).
2.- Una “Ley de Transición”
sin establecer un acuerdo político previo de respeto de los resultados
dados por el CNE sería incoherente e incitaría al desconocimiento
de los resultados al afirmar que el gobierno al aprobar una Ley como
ésta, estaba aceptando su derrota por anticipado.
Por ello, creo razonable
proponer que en lugar de una “Ley de Transición” se establezca:
“Un Acuerdo Político de respeto al árbitro y los resultados electoral”,
que aunque pareciera evidente o tácito en nuestra legislación y el
respeto al Estado de Derecho, cada día se hace más necesario, en especial
cuando parte de los sectores en pugna electoral demuestran permanentemente
con sus agresiones a la institucionalidad, estar dispuestos a reproducir
su postura del año 2004 cuando denunciaron fraude y ofrecieron entregar
pruebas que aún estamos esperando.
Este “Acuerdo Político”
(o como se defina llamar) de respeto al árbitro y los resultados electorales
consistiría en el compromiso escrito y formal de todos los actores
políticos en pugna en el proceso electoral presidencial del 7 de octubre
de su reconocimiento inmediato a los resultados pronunciados por el
árbitro (sin abandono de su derecho a pedir auditorías, etc.), y la
restricción pública al ataque a la institucionalidad del Poder Electoral
desde el momento en que las organizaciones políticas decidan inscribir
sus candidatos, lo que impediría generar argumentos para el saboteo
a la gestión del CNE, por lo que lo lógico en este sentido es que
dicho acuerdo sea con base en una redacción propuesta por el CNE.
Una organización o actor
político que juegue a participar en las elecciones sin respetar al
árbitro y sin estar de acuerdo en reconocer los resultados a pesar
de que le sean contrarios, lo que hace es práctica de desestabilización
y provoca la injerencia extranjera en asuntos internos que se ha demostrado,
por nosotros lo venezolanos, que estamos en la capacidad de solventar
por vías democráticas.
¿Serán capaces las organizaciones de oposición de aceptar un “acuerdo político de respeto al árbitro y los resultados electorales”? o ¿tendrán que pedir permiso a sus financistas primero?
nicmerevans@gmail.com
Les invito a interactuar sobre este y otros temas en RNV, este lunes en “Memoría Ampliada” a las 8 A.M., a través del Canal informativo (Caracas 630 A.M.) y los miércoles en “Cara o Sello” a las 8 P.M. en el Canal Juvenil Activa (Caracas 103.9 F.M.) donde podremos comunicarnos a través de @NicmerEvans.