Espacio crítico para la construcción socialista # 54

Burocratismo: divino tesoro

A lo interno del proceso político liderado por el Presidente Chávez, se encuentra una intensa pugna de dos corrientes de pensamiento que ejercen presión al momento de formular políticas públicas en nuestro país: el Capitalismo de Estado por un lado, que alimenta la indiferenciación del partido, el gobierno y el Estado, haciendo coincidir de manera permanente al funcionario del partido con el funcionario de Gobierno, convirtiendo a éste en el decisor de las acciones del Estado; por otra parte está la concepción del Estado Comunal, que pretende la desburocratización de la acción de Gobierno, transformando las estructuras del Estado, a partir del ejercicio de la Democracia Directa. 

La vieja concepción que plantea la vía al socialismo a través de la concentración del poder en el Estado burgués (pretendidamente revolucionario) haciendo así ejercicio del capitalismo de Estado ha demostrado su ineficiencia en el desarrollo del mal llamado socialismo real. Versiones ineficientes e ineficaces de esto lo hemos visto en el caso más palpable, la extinta URSS, y su versión stalinista del socialismo que condujo a un desarrollismo industrial a costa del valor de ser ciudadano a plenitud. 

En nuestro país, aunque no con tanta fundamentación ideológica, el burocratismo: soporte estructural del capitalismo de Estado, se ha incrustado en la práctica de un número importante de funcionarios públicos que al llegar al cargo por su discurso revolucionario, es absorbido por el sistema burgués procedimental y deshumanizado, olvidando que su función última no es “funcionar”, su función última es “servir” al ciudadano sin olvidar su propia condición de igual.  

Ejemplos abundan, funcionarios que vienen de ser dirigentes comunales o sociales y al estar en un cargo para la articulación del Poder Popular no sólo exigen tomar cita para poder reunirse con quienes promovieron su designación, o casos donde el exceso procedimental llega al punto de exigir a quien tramita dólares de CADIVI a través de cualquier banco, no sólo el color de la carpeta y tipo de gancho con el que deben ser presentados los recaudos, sino, incluso fijan el tipo de letra y posición donde debe ser colocado el número de foliación de los documentos, con el riesgo de que al funcionario del banco o de quien certifica los recaudos por CADIVI determine la improcedencia para el acceso a divisas porque los documentos no tienen separadores foliados o la carpeta sea de un color distinto al normado. Estos son indignantes ejemplos del burocratismo que atenta contra cualquier revolución que pretenda ser socialista en el siglo XXI. 

El Capitalismo de Estado es la corriente dominante en este momento ya que no deja de ser la vía con menos incertidumbre en su aplicación, es una mutación del Estado Liberal burgués, pero la dominación, el control y el poder se concentra en el burócrata, quien en nombre de la revolución y del socialismo sigue representando al pueblo mientras él se “prepara” para asumir el poder, el problema es que esta transición se hace convenientemente infinita, mientras el funcionario termina convirtiéndose en una nueva clase social distinta al pueblo, que sustituye a la burguesa pero la reproduce en todo su estilo de vida, menos en la propiedad directa de los medios de producción. 

Sin embargo, emergen con fuerza y a pasos agigantados la corriente desburocratizante, que asume la posibilidad real y concreta del ejercicio del poder desde y para el pueblo, sin mayor transición que la necesaria para la formación desde la acción misma del poder. 

Los burócratas le temen al pueblo organizado, aquel que no cobra porque no es funcionario, aquel que es servidor público por convicción, aquel que desde un Consejo Comunal o Comuna entrega su tiempo y esfuerzo por el bien común y no pide remuneración a cambio. 

Mientras el Estado Comunal se consolida, el Estado con sus instituciones burguesas deberá existir, pero sobre una nueva tesis del Estado mínimo, ya no liberal, sino de un Estado mínimo que de paso al Poder Popular como verdadero sostén y rector de la vida social, un Estado mínimo que transfiera poder a las comunidades organizadas y desburocratizadas, un Estado mínimo, con una burocracia eficiente y eficaz para el apoyo al Poder Popular, para el estímulo a la producción industrial y articulador de la planificación emergente del Estado, un Estado sin CADIVI y sin un Ministerio del Poder Popular para las Comunas. 

Sin embargo, los de derecha e izquierda que actualmente se benefician del Capitalismo de Estado dirán y seguirán diciendo por siempre, “burocratismo: divido tesoro”. Contra ellos es la lucha.  

Te invito a escuchar éste como todos los lunes a las 8 A.M. en RNV Canal informativo 630 AM, “Memoria Ampliada”; los miércoles a las 8 P.M. “Cara o Sello” en el Canal Juvenil de RNV Activa 103.9 F.M en Caracas y leer todos los jueves mi nueva columna “Comuna en Construcción” por evansnicmer.blogspot.com y las diferentes páginas que me publican.

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Nicmer N. Evans

Director de Visor 360 Consultores, una piedrita en el zapato, "Guerrero del Teclado", Politólogo, M.Sc. en Psicología Social.

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