No hay duda alguna en cuanto a que el liderazgo de Hugo Chávez es incuestionable, porque más allá del odio de sus encarnados enemigos internos y foráneos, su figura de hombre visionario trasciende los espacios y las líneas imaginarias que trazan las fronteras sociales y territoriales; inclusive, su rol como presidente y como candidato en este momento coyuntural son cuestiones que navegan en las palabras y el discurso de nuestro gran líder de la Venezuela del Siglo XXI. Esa es la gran verdad, la cual saben y conocen letra por letra y silaba por silaba los miembros de la MUD.
Sobre sus tablas de bejuco matapalo, aunque aparentan ser de Ceiba, está extendido en la MUD el mapa político-electoral de Venezuela con números reales y prospectivos que dan cuenta de la realidad matemática del 2012. Esa gran verdad marca tendencias lineales y reversibles que saltan las curvaturas por donde transitan los números ordinales de la oposición. Los de la revolución son números cardinales cuyas sumas dan un resultado de conjunto; en tanto, los números de los escuálidos son ordinales, que hablan de un respeto en el orden, es decir, la matemática los envía de ipso facto a un lugar que no es el primero, en todo caso, siempre es un lugar inferior al primero.
Por supuesto, eso los mantiene preocupados, férvidos, inquietos, ansiosos, intranquilos, turbados, impacientes y nerviosos. A sorbo de café amargo y con una nostalgia mas rara que un perro verde, van verificando números de las principales encuestadoras del país, entre las que destacan: Ivad-Seijas que en su más reciente estudio revela que el 71,3% valora positivamente la gestión de Hugo Chávez; luego están Datanalisis, GIS XXI, Hinterlaces y la encuestadora Keller. Allí está los números, allí está la matemática que no miente. Los benditos números le dijeron la verdad celestial en su propia cara y así con el rostro escabroso los premajunches comenzaron a renunciar porque el nivel de aceptación individual no llegaba ni siquiera a un 0,03%. Van descartando, ahora supuestamente quedan tres comensales sentados en la mesa, que juntos no llegan ni siquiera al 25% de aceptación, aunque uno al parecer no va porque en una oportunidad se gastó la plata del mercado.
Entonces atravesamos ese escenario, raudos hacia la victoria fulminante, impulsada por el pueblo y conducida por Hugo Chávez, cuyo liderazgo crece y se fortalece en medio de las circunstancias adversas. Precisamente, toda esta situación de quebrantos y resurrección le ha traído de vuelta, según sus propias palabras, con más amor, con más conciencia y dispuesto a dar hasta el último aliento por lograr los objetivos esenciales del proyecto nacional y de los objetivos e intereses fundamentales de la patria.
Acá en el Táchira, concretamente en la Grita, lo tuvimos cumpliendo con su promesa al Santo Cristo de la Grita. Eso es una muestra de fe y amor. Y ese nuevo Chávez que se levanta de sus propias cenizas, vivirá y vencerá. Millones de voces oraron y cantaron por su salud, así que estamos con usted comandante. La victoria es nuestra.
*Politólogo
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